Capítulo 34.
Había pasado una semana desde mi encuentro con Isabel, había un cambio notable en ella; eso me hizo darme cuenta de que las personas pueden cambiar. Aun sin saber el motivo de su nueva conducta decidí seguirla y dar de mi parte para formar algo cercano a una amistad.
- ¿Ya han entregado sus papeles para la inscripción a la maestra Elena? –preguntó Isabel mientras se metía en mi conversación con Aytana. Sonreí con desdén y negué con la cabeza.
-Aún no, lo haremos mañana –explicó Aytana con una sonrisa llena de enojo.
Aun cuando yo debía ser el más amable con Isabel y no ella, Aytana se esforzaba más que yo.
-Deberían apresurarse, mañana es el último día –dijo y se apresuró a reunirse con sus amigos.
- ¿Sabes a qué escuela postularas? –me preguntó Aytana.
-Aún no, hoy hablare con mis padres. Ojalá acepten mandarme con Sebastián –sonreía lleno de esperanza y Aytana me animó a intentar convencerlos.
Llegue a mi casa después de acompañar a Sebastián a la suya. Abrí la puerta y avise que estaría en mi cuarto.
Mi madre me llamó, me pidió que me adentrara en la sala. Un señor de la edad de mi padre, muy alto de ojos verdes me sonrío al verme entrar.
-Hola –me saludó.
-Danny, él es Oliver Jones, un viejo amigo de la universidad, y está aquí para hablar contigo –me explicó mi padre con entusiasmo.
Lo examine con la mirada antes de acercarme a ellos. Era demasiado alto, 1.90 tal vez, parecía americano con su cabello de oro y sus ojos esmeralda, llevaba un traje y sonreía como si me conociera de hace años.
Me senté frente a él, lo único que nos separaba era una pequeña mesa de cristal, mis padres nos miraban atentos, sentados en el tercer sofá color chocolate.
-Danny, tu padre me ha hablado de ti. Tanto que creo que ya te conozco de hace años - sonrío. – Yo he venido a ofrecerte algo que te cambiara la vida.
Fruncí el ceño y miré a mis padres. Ambos estaban fascinados y entusiasmados.
-Quiero que vengas a estudiar a Inglaterra –soltó sin previo aviso. Me levanté de un brinco y miré a mis padres. –Vamos siéntate –me pidió amablemente. –Tu padre me ha dicho que la literatura ¡te encanta!
-Pero no puedo –repliqué.
Mis padres me miraron molestos. Volví a tomar asiento, dispuesto a escucharlos para al final rechazar sin importar lo que me dijeran.
-Danny, sé que no será fácil. Tú, sólo, en un país –se mostró decepcionado.
- ¿Sólo? ¿Qué hay de mis padres? –pregunté ya más tranquilo.
-La escuela es más como un internado. Hace unos años comencé el proyecto de reunir buenos estudiantes. Aunque por lo que me dicen tus padres tus notas no son algo de lo que te jactes, ingresaras a la escuela si logras arriba de 100 puntos en el examen que te aplicaremos en unos meses.
-Danny, es algo que no puedes rechazar sin pensarlo –susurró mi madre.
Suspiré y asentí. - ¿Podría pensarlo un poco?
El señor Jones afirmó.
Subí a mi habitación después de disculparme.
-Inglaterra, literatura, futuro... -me repetía mientras miraba el techo de mi cuarto, -... Sebastián –susurré y no pude evitar llorar. Me estaba hundiendo en un mar de confusión. Sabía que era una oportunidad que probablemente me arrepentiría si no aceptaba, pero me dolía tener que dejar a Sebastián. No, probablemente puedo negarme y no ir.
Me levanté y tomé mi teléfono, llame a Sebastián antes de poder pensar bien lo que hacía.-Danny, ¿qué pasa?
- ¿Podemos vernos? –mi voz era débil.
- ¿Pasa algo? –me preguntó irritado. No contesté, si lo hacía lloraría. -Bien, yo también quiero verte, hay algo que quiero hablar.
- ¿En media hora? –pregunté tratando de no llorar.
-En el parque frente a la escuela.
Terminamos la llamada. Cambié mi uniforme por unos pantalones negros, una playera azul, mis converse negros y salí de mi cuarto.
- ¿Le darás la noticia? -preguntó mi hermano a mis espaldas.
-Algo así –contesté desanimado.
Negó con la cabeza y pasó a mi lado golpeándome con su hombro.
Mordí mi labio y me guardé mis ganas de golpearlo.
Bajé las escaleras después de él. El señor Jones aún se encontraba en la sala, veía atentamente unas fotos que adornaban las paredes.
-Disculpe –me miró atento al escuchar mi voz. – ¿Mis padres? –pregunte sin pasar el umbral que separaba la sala del pasillo hacia la salida.
-Han subido por un álbum de fotos –explicó sonriendo.
-Bien –dije y me dispuse a subir a buscarlos.
-Aguarda –me llamó. Me volví para verlo. –Eres un chico especial –afirmó y se pasó la mano por la nuca. –No dejes que un amor que no será para siempre te arruine el futuro.
Lo miré confundido a la par de enojado. Seguro mis padres le habían hablado sobre Sebastián.
Bajé la cabeza y mordí mi labio para no llorar.
El señor Jones camino hasta donde yo me encontraba y pasó una de sus manos por mi brazo hasta detenerse en mi hombro. Me sonrió y se acercó a mí. Di un paso atrás al escuchar a mis padres que charlaban mientras bajaban por las escaleras.
El señor Jones me tomó del brazo y me junto a él. –No dejes que cosas insignificantes te arruinen la vida –susurró a mi oído y me dejó libre.Mis padres entraron a la sala.
-Danny, ¿ya lo has pensado? –preguntó mi madre mientras se sentaba junto a mi padre y a el señor Jones.
Negué con la cabeza. Aún estaba sorprendido por la rudeza del señor Jones. –Necesitó salir –anuncié.
-No –exclamó mi madre.
-Ve, no te tardes –contradijo mi padre.
Sonreí y agradecí a mi padre. Antes de retirarme mire a el señor Jones una última vez. Me sonrió y parecía que lo que había pasado antes de que mis padres llegaran había sido borrado de su memoria.
Salí de mi casa. Sentía como todo mi ser se desmoronaba. Estaba enojado, estaba siendo egoísta. Iría a Inglaterra solo por mí. Dejaría a Sebastián. Dejaría todo lo que había logrado construir con él. Pero... ¿qué más podía hacer? Era una oportunidad única. Sólo serían tres años y después, volvería y Sebastián se pondría contento y seríamos felices de nuevo.
Mis lágrimas comenzaron a escabullirse por mis pestañas.
Sabía que eso sólo era un cuento, tres años eran suficientes para que el corazón olvidará.
"La distancia significa olvido" leí una vez. Y sí, Sebastián me olvidaría.Llegué al parque antes de poder mostrar otra cara, con menos dolor y más presentable.
Busqué con la mirada a Sebastián. Aún no llegaba. Me senté en una de las bancas bajo la sombra de un árbol con un hermoso verde follaje.
Y esperé...
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A tu lado. (BL) ■TERMINADA■
RomanceDanny es un chico que tras conocer a Sebastian, comienza a hacerse la idea de qué es la felicidad y querer a alguien. Sebastian es el chico por el cual Danny tiene la cabeza en otra parte. ¿Qué es Danny sin Sebastian? -Terminada-