Hablar.

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Capítulo 37.

Me volteé para verlo.

- ¿Cuándo? –preguntó sin retirar la vista de la ventana.

Me acerqué a él y recargué mi cabeza en su hombro.

-Me iré en unas semanas. Yo haré mi examen allá... Me iré después de la ceremonia en la escuela.

-En unas semanas –aclaró pensativo.

-Sí... –susurré.

Al final llegamos a su casa. Mi idea era dejarlo y marcharme a la mía, pero me pidió que me quedara, que me fuera a la mañana siguiente. El sentimiento de culpabilidad me invadió y accedí a su petición.

Ya en su habitación, el silencio seguía entre nosotros.

-Te voy a extrañar –susurré mientras me sentaba en la cama. –Perdón, por no haberlo dicho antes, pero... Tenía miedo, temía que fueras a terminar con nuestra relación antes de lo acordado y yo... –comencé a sollozar, sentía mis lágrimas mojando mis mejillas. -Perdón...

Se sentó a mi lado y pasó su mano por mi despeinado cabello, la bajó hasta mi mejilla y enjuago mis lágrimas.

-No importa –susurró y me besó con ternura, delicadamente.

Lo miré a los ojos y asentí.

-Si es por tu bien... –pensó bien que diría a continuación. –Si es por tu bien, tendré que adaptarme. Aún no cambio de opinión, terminaremos cuando termine la escuela, pero quiero que sigas pensando en mí. Quiero que sigas siendo mío.

Besó mi mejilla sonrojada. Sus palabras me estaban dando vueltas en la cabeza, su mirada era tan sincera... Quería más. Más de él, más tiempo con él... ¿Por qué no?

Me recosté con él, en la última noche en la que podría hacerlo.

La mañana siguiente desayunamos y salimos un rato al parque, él tomo algunas fotos y yo volví a mi casa. Mientras él se ocupaba de fotografiar todo aquello que a sus ojos era interesante, la angustia me invadió. ¿Qué sería de estos momentos cuando yo no éste? ¿Quién será el que lo acompañe?

Dejé a un lado esos pensamientos ante la interrupción de mi madre. Entró a mi cuarto y se sentó a un lado mío, en la cama.

-Danny... Necesitamos hablar... –su voz parecía nerviosa. –Como sabes... En un mes irás a Inglaterra, harás el examen y estudiadas allá –explicó. –Necesitamos... hablar sobre él.

La miré confundido. – ¿Él?

-Quiero que me hables sobre Sebastián –explicó incomoda.

La miré perplejo. Abrí la boca para hablar, pero no podía articular alguna palabra.

- ¿Es necesario...?

-No quiero que te vayas y no tengamos esta charla. Sé que es difícil para ti alejarte de todo –pasó su mano por mi mejilla y movió mi rostro para mirarme a los ojos

-No quiero hablar de él –replique. Lo pensé por unos segundos y suspiré. –No es muy interesante lo que nos ha pasado, solo llegó a mi vida y se volvió parte de ella. Desde que lo conocí ha sido un huracán de eventos los que ha provocado, pero estoy bien dejándolo.

- ¿Seguro? –apretó mi mano con suavidad.

-No lo sé –confesé. –Es difícil hacerme a la idea de que no lo veré por un tiempo, pero no lo sabré hasta que lo sienta.

Suspiró y asintió, no estaba seguro de dónde provenía tanta curiosidad por mi relación con Sebastián. Y me asustaba la idea de que mi padre fuera el siguiente que entrara a mi habitación.

Los días seguían pasando, mi relación con Sebastián no mostraba cambios y eso me hacía sentir tranquilo. Las clases se volvieron menos aburridas y se sentía la proximidad del final.

-Así que... esta es nuestra última semana –mencionó Sebastián mientras me tomaba de la mano. Ambos caminábamos a la escuela, era lunes y solo íbamos a despedirnos de nuestros compañeros, pues los libros y apuntes pasaban a segundo plano.

-Sí... –susurré con tristeza. -Disfrutémosla –dije animado.

Me sonrió y apretó mi mano.

Había tantas cosas que habíamos hecho, unas más importantes que otras, pero eran igual de especiales y conmemorativas. El pensar que en una semana estaría partiendo a Inglaterra me ponía nervioso, pero pensar que dejaría a Sebastián y que mis días no serían como lo eran en ese momento, me deprimía.

-Disfrutemos lo que nos queda –susurré abrazándome de su brazo derecho.

-Hablas como fuéramos a morir, solo nos separaremos. No seas tan dramático –replicó.

Llegamos a la escuela, como siempre lo dejé en su aula y yo me dirigí a la mía. Salude a mis compañeros y las clases comenzaron. El maestro Will no paraba de decirnos cuan difícil seria nuestra vida después de dejar esa escuela, nos contaba anécdotas de su juventud y sobre como ahora era feliz con su familia.

-Ay... –susurré para que mi amiga tomara una de nuestras notas secretas.

La tomó sin apartar la atención del relato del apuesto maestro.

Tengo algo que contarte...

-Danny

Te llevaré hoy a tu casa, ¿puedo?

-Aytana

Sí, Sebby hoy se queda con el consejo.

-Danny

Asintió con la cabeza y volvió su atención al maestro.

-Ahora, ¿qué era lo que me querías decir?

Comencé a ponerme nervioso, no era un tema que debiera tratar con tanta tranquilidad.
Suspiré y dejé de caminar.

-Mi madre me ha preguntado sobre Sebastián.

-¿Tu madre? –estaba igual de impresionada que yo cuando mi madre me lo preguntó.

-Sí, no le dije mucho, pero realmente quiero hablar de ello con ella –seguí caminando y pasé a Aytana.

-¿Por qué no lo haces? –preguntó siguiéndome el paso. –No me digas que... ¡Te han dicho algo que te hirió! –su voz resonó en eco por toda la calle.

Me volteé y la miré confundido.

-No... Nada se eso... –dije. -Pero... Aunque ya lo saben siento que será incómodo.

-Confía en ella, es tu madre y apuesto que te ama más que a nada en este mundo.

Entramos a mi casa, saludó a mis padres y seguimos conversando sobre mi viaje mientras me ayudaba a preparar las maletas.

-El viernes te iré a dejar al aeropuerto –me anunció mientras guardaba algunos pantalones.

-Eso suena bien –respondí.

-¿Quieres que vaya Sebastián? –me preguntó.

Detuve mi labor y me senté en la cama, sobre toda mi ropa. -No lo sé –suspiré.

-Sera mejor que no, seguro te será más difícil.

-Lo sé...

Terminamos algunas maletas y bajamos a comer, la llevé a su casa y a la hora de la cena ya estaba en casa.

-Danny... –me nombró mi padre llamando mi atención. Lo miré y esperé a que se dispusiera a hablar. - ¿Quieres hablarnos sobre Sebastián?

Todo el mundo quería saber sobre él.

A tu lado. (BL)  ■TERMINADA■Donde viven las historias. Descúbrelo ahora