Antes del último adiós...

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 Capítulo 35.


Después de unos minutos de tortuosa espera Sebastián apareció. Respiré hondo y le sonreí.

-Hola –me saludó y me dio un medio beso en los labios.

Suspiré, puse mis manos en mis rodillas y evité perderme en sus dominantes ojos. Si los veía, moriría de tristeza al recordar que pronto los vería una última vez.

- ¿Pasó algo con tus padres? –me preguntó mientras luchaba por mirar mis ojos.

Negué con la cabeza, aún necesitaba tiempo para poder decirle la verdad.

-Sólo... –comencé tratando de alargar la hora de darle la noticia. No podía, me rompería aquí mismo. ¿Qué reacción tendría? -... Solo tenía ganas de verte.

Sonrió y me dijo que "Sí" con la cabeza.

-Yo sí quiero hacer algo más, aparte de verte –suspiró y me tomó por los hombros. Su mirada era seria, podría decir que triste. Lo mire atento. –Danny... Terminemos con esto.

Sentí una ráfaga de emociones golpearme. Algo en mi pecho se oprimió y sentía que en cualquier momento estallaría. Ya había llorado demasiado, así que solo bajaron unas cuantas lágrimas por mi mejilla. Estaba boquiabierto, mirando a los ojos a quien me estaba asesinando.

-Entraremos a una nueva escuela y nos separaremos. No lo hagamos en este momento, pero... –me abrazó. Tal vez para no ver mi rostro, para no partirse el alma al verme de esa manera. -...pero al salir. Cada uno tomará su camino...

-Está bien –le interrumpí. –No digas más. Solo... –respiré hondo y limpié mis lágrimas -... Si esto acabará, déjame disfrutarlo un poco más.

Me sonrió y lo abracé.

No pude decirle que me iría; no después de lo que él acababa de decir, que más daba si me iba, él ya estaba listo para dejarme ir.

Después de un rato el partió a su casa, yo no tenía ánimos de llegar a la mía y ver que el señor Jones se paseaba por ahí. Después de un momento recordé su actitud. ¿Por qué deseaba que viajara hasta Inglaterra? ¿Por qué se mostraba con tanto interés en ello? ¿Qué le hacía aferrarse tanto?

Mis pensamientos me arrastraron hasta la casa de Aytana. 

Al tocar el timbre, un hombre alto de cabello negro y ojos avellana salió.

-Buenas tardes –saludé nervioso. – ¿Esta Aytana?

El señor de bigote feo me dejó pasar. – ¿Eres su novio? –me preguntó mientras cerraba la puerta detrás de mí.

-No, soy un amigo –pensé mejor en como referirme. –Su compañero de clase.

Tomó un sorbo de su vaso, que, por el color del contenido, aposté a que sería alcohol.

Gritó el nombre de su hijastra. Aytana asomó la cabeza y al verme ahogó la maldición que estaba por proporcionarle a quién le habían gritado de esa manera.

Me hizo señas con la mano para que subiera. Miré al señor del bigote feo y subí corriendo las escaleras.

- ¿Qué te ha traído hasta mí? -preguntó con desdén. Se sentó en su cama y me miró con los ojos entre cerrados.

-Si estás molestan porque no he vendido a verte, por estar con Sebastián... Ya no debes preocuparte.

Aytana me miró sorprendida. Se levantó de su cama y corrió a abrazarme.

A tu lado. (BL)  ■TERMINADA■Donde viven las historias. Descúbrelo ahora