Aburrido, así estaba él esperando a que David le respondiera sus mensajes. Era noche y Noah no había subido para ir a dormir, sino que se encontraba pasando el rato en la planta baja de la casa, seguramente jugando videojuegos o algo así.
Si su memoria no fallaba, en pocos minutos David iba a llegar a la casa de su papá para las vacaciones de invierno, lo que significaba que no podría verlo hasta cuando regresaran a la escuela.
Claro, ese detalle era algo que le desagradaba enormemente, pero no podía hacer mucho. El lado bueno era que esperar le daba una buena oportunidad para leer el libro que le había sido regalado pues, para su sorpresa, era demasiado interesante como para ayudarlo a que se mantuviera distraído por un rato.
Bruno agradecía a Omar por el regalo, a pesar de que hubiera querido preguntarle antes de por qué exactamente se lo había dado pero los exámenes y trabajos lo habían tenido tan ocupado que aquello quedó en segundo plano. Será algo para preguntarle después, se imaginó.
Sintió vibración del lado izquierdo de su cama, dejó el libro en su cobija que rodeaba de su cintura para abajo y se estiró para agarrar su celular.
—Ya estoy en la casa de mi papá, ¿cómo estás tú? —leyó en voz alta el mensaje a las 10:23 pm.
No pudo esconder su sonrisa, pero sí pudo responder con un simple "bien, muero de frío" y esperó pacientemente a que contestara. De nuevo su celular vibró, nuevo mensaje de David.
—¿En serio? te aseguro que acá hace más frío —levantó la ceja y negó.
"No te creo" le escribió como respuesta. Segundos después le llegó una fotografía de David recostado en la nieve junto a una niña de unos aproximadamente diez años, ambos riendo y con mejillas rojas.
—Muero de frío —escribió David, agregando muchos signos de exclamación para enfatizar lo que estaba sintiendo.
"Nunca he visto la nieve" tecleó Bruno con sinceridad pues, en aquel pueblo, nunca caía nieve. Luego lo pensó un rato y siguió escribiendo. "¿Ella es tu hermana? Se parece a ti".
—Lo es —le respondió con puros emojis de corazón.
Bruno levantó la ceja divertido pero no dijo nada más referente al tema. El tiempo siguió su curso mientras ambos seguían hablando y hablando, o por lo menos eso hicieron hasta que dieron las una de la madrugada y Noah vino al cuarto para irse a dormir mientras de fondo se escuchaba al tío Fer regañándolo de que no debió de quedarse despierto tan tarde.
Bruno le deseó buenas noches a David, y David hizo lo mismo.
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El miedo de Bruno
RomanceDrama, inseguridades y una pizca de dulzura, la vida de Bruno es como cualquier otra de un adolescente de dieciseis años. Pero hay algo que le tiene miedo: David, su compañero de clase, y no es del tipo de miedo del cual se imaginan. Esta historia e...