Ya estaban hartos. Noah y Bruno no soportaron más y al final terminaron insistiendo tanto que hicieron que el tío Fer confesase lo que tanto lo tenía inquieto y triste.
Admitió entre lágimas que su nuevo jefe de trabajo era aquel hombre que alguna vez conoció como el amor de su vida. Los dos hermanos, por supuesto, no esperaron esa respuesta así que lo único que hicieron fue abrazarlo, con fuerza y cariño. Dejaron que llorara por un buen rato, y cuando por fin sé relajó, les regaló una sonrisa.
—Gracias —musitó—. He estado como la mierda éstos días, en verdad —se secó las lágrimas con la muñeca de sus manos, tallándose así los ojos—. Necesitaba hablarlo.
—No hay de qué, tío —Noah dijo, separándose, Bruno hizo lo mismo—. ¿Pero qué exactamente pasó? O sea, para que estés así.
—¿Te dijo algo? —preguntó Bruno, preocupado.
El tío Fer negó.
—Ese es el problema —dijo, mirando ahora al suelo—, no me dijo nada.
Todos callaron entonces, sin saber qué más decir o agregar. Y en verdad, ¿qué dices en éstos tipos de situaciones? Era incómodo y raro. Pero no había duda de que el tío Fer estaba triste y necesitaba algo para distraerse.
Al final y después de meditar por buenos minutos, decidieron hacer una noche de chicos, por más extraño que sonase. Así que prepararon todo lo absolutamente necesario para ello: palomitas, chocolate caliente, cobijas suaves y calientitas para el frío y, por supuesto, una lista de películas románticas y cliché.
La pasaron bien, entre risas y más risas, y simplemente Bruno no pudo evitar sonreír porque si el tío Fer estaba bien, por lo menos un rato, él también lo estaría.
—¿Y esa pulsera? —preguntó Fernando, observando la muñeca de Bruno.
Se encontraban los tres en el sofá de la sala, mirando con aburrimiento los créditos de la película que estaban viendo.
—Se la regaló su novio, David —Noah exageró sus palabras, haciendo unos sonidos de besos falsos para después soltar a carcajadas.
—¡No es mi novio! —dijo rojo de enojo—. No aún —susurró lo último en un tono suave.
El tío Fer y Noah comparten mirada.
—¿No te ha dicho nada? —habló Noah con notable curiosidad, en respuesta su hermano solo niega muchas veces la cabeza.
—No, o sea, solo hemos hablado un poco de "eso" —hace comillas con sus dedos—, pero nada más.
—Ya veo.
—Yo digo que hables con él —El tío Fer dijo, cuidando sus palabras—. Que supongo que aún tienen cosas que aclarar, ¿no?
Bruno asintió, analizando las palabras que le había dicho su tío y lo consideró. Quizá era lo mejor, que aunque le diese un poco de miedo de que las cosas cambien entre él y David, se imagina que así es mejor al final, mejor para ambos.
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¡Capítulo sin editar! lamento el casi 1 mes sin haber actualizado pero he estado ocupadita :c Aunque ya mañana editaré el capítulo y bueno, a parte de eso, ¿qué les pareció el capítulo? ¡No olviden votar! :3
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El miedo de Bruno
RomanceDrama, inseguridades y una pizca de dulzura, la vida de Bruno es como cualquier otra de un adolescente de dieciseis años. Pero hay algo que le tiene miedo: David, su compañero de clase, y no es del tipo de miedo del cual se imaginan. Esta historia e...