El miedo de Bruno

34. El tío Fer llegó

El tío Fer llegó poco tiempo después de que sus demás amigos se hubieran ido, los dos hermanos entraron al auto y de lo que restó del camino hasta el restaurante le platicaron sobre la película hasta que a Noah se me salió de sus labios eso que lo tenía de buen humor.

—Decidimos quedar como amigos —sentenció acomodándose en el asiento trasero—. No es la gran cosa pero es mejor que como estábamos antes.

—¿Qué eran antes? —preguntó tío Fer, con los ojos en la carretera, Bruno logró ver un sonrojo salvaje pasar por las mejillas de su hermano mayor.

—No lo sé —admitió apenado—. Lo nuestro nunca había tenido nombre hasta ahora, supongo.

—Amigos —dijo Bruno, observando la pequeña sonrisa de Noah.

Cambiaron de tema rápido porque Noah se notaba que no quería responder muchas preguntas, ya al estacionar el auto fuera del restaurante los tres entraron y buscaron con la mirada hacia Liam.

—¡Aquí, chicos! —habló él, un poco más fuerte de lo esperado haciendo que gente mirara a su dirección.

Se sentaron los tres en la mesa y tío Fer comenzó a intentar aligerar el ambiente junto a su novio, Noah hizo el esfuerzo en particular aunque fuese algo tan extraño para él. Una linda chica vino a pedir sus órdenes y después se fue rápidamente, minutos pasaron y regresó ella con su comida, y en todo ese tiempo Bruno no había pronunciado palabra alguna.

—¿Y qué tal las vacaciones? —preguntó Liam, haciendo que levantarse la mirada de su plato de comida y se sintiera un poco inquieto por no saber qué hacer ahora—. ¿Listo para las clases? Es tu penúltimo año antes de irte a la Universidad después de todo.

La bomba de preguntas e información le llegó a Bruno como un balde de agua fría, aquello era algo que poco pensaba pues no era muy bueno en los estudios, y mucho menos sabía qué hacer con su vida.

—Las vacaciones van bien, estoy siendo más sociable estos días así que eso es bueno —asintió, jugando un poco con su plato de comida—. Y no, no estoy listo para las clases —da un mordisco a una zanahoria, mastica y traga antes de continuar—, lo mío no son los estudios.

Decidió no tocar el tema de los estudios, aún hasta para Bruno era un misterio que ni él mismo sabía cómo resolver.

—Eso fue hasta que alguien le ayudó a estudiar —enfatizó Noah el "alguien" mientras sonreía travieso—. La escuela le proporcionó un tutor.

Liam abrió los ojos grande, procesando la información y asintiendo.

—Ya veo, ¿y cómo te va con él? —cuestionó—. ¿cómo enseña?

—Oh, le aseguro que enseña muy bien —siguió Noah, y Bruno le pisó el pie para que se callara.

Agradeció un poco que el animal que tiene como hermano no haya dicho nada más que eso, no sabía por qué pero no quería que el novio de su tío se enterase que tenía novio, le parecía algo bizarro en qué supiera.

—¡No me pises! -—exclamó su hermano mayor pero poco le podía importar.

—Él me ayuda en el área de las ciencias y matemáticas —lo ignoró, dejando de lado su tenedor y dando sorbo a su soda sabor manzana.

—¿Y el arte?, ¿te va bien en eso?

—Oh, sí. Es de mis materias favoritas.

—Deberias ver sus cuadros —el tío Fer sonríe suave—. Hay unos en el pasillo de la casa que están muy lindos.

—Ni tanto —rió su hermano mayor, pero el tío Fer le dirigió una mirada fea para que se callara, él se encogió de hombros y siguió comiendo como si nada hubiera pasado.

—A mi también me gusta el arte —dijo, el novio de su tío con notable interés, y Bruno solo me removió incómodo en mi asiento—. Podríamos un algún día a un museo, ¿te parece?

Había una gran diferencia entre gustar el arte y saber del arte. Bruno sabía que le gustaba pintar paisajes, pero poco sabía sobre pintores famosos.

La historia del arte era de las cosas que menos sabía él, pero decidí callar y asentir para no verse mal frente al novio de su tío.

De reojo vio como el tío Fer sonreía, y Bruno sintió bonito en su pecho. Le gusta ver a su tío feliz.

Y con eso en mente, continúo comiendo su comida mientras escuchaba atentamente a Noah y Liam hablar sobre cine y películas.