33. Salieron de la sala del cine

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Salieron de la sala del cine y David solo pudo hablar de la película con Omar y Alex, Jennie y Carmen se notaban raras, casi enojadas la una con la otra y finalmente, Noah y Julián estaban aún evitándose. Todo era tan extraño.

—¿Les parece ir por helado? —Alex preguntó, sin notar el ambiente tan raro que se había creado.

Carmen y Jennie se miraron antes de responder que no estaban de humor, Julián dijo que tenía que cuidar a sus hermanos, Noah y Bruno le dijeron que no podían porque iban a cenar con su tío. Prácticamente de todos solo Omar y David le dijeron que sí a su propuesta. Alex se notaba un poco triste pero todos se aseguraron de disculparse y que la próxima vez le invitarán todos todo el helado que él quiera, y él solo puso sonreír grande y asentir.

Los dos hermanos se despidieron de los chicos, y mientras iban a la salida Julián fue quien se acercó a ambos y preguntó que si podía hablar con Noah, cosa que Bruno no tuvo problema y al parecer a su hermano tampoco. Aburrido estaba él viendo como su hermano y Julián hablaban a unos cuantos metros de él, luego su mirada se dirige hacia las dos únicas chicas de su grupo que, a pesar de notarse enojadas, iban caminando una del lado de la otra.

—¿Estarás bien? —su mirada fue hacia la derecha, donde se encontraba David mirándolo con cara preocupada.

—Claro, seguro hablaran por un rato más y ya —asintió guardando sus manos en el bolsillo de su chamarra, misma que le había sido regalada por su novio. Tal pensamiento lo hizo ponerse rojo.

—Okay, em, ¿suerte? —preguntó lo último con duda, haciendo una mueca rara que Bruno tuvo el impulso de besarle la mejilla, pero lo hizo de forma rápida y corta.

—Gracias, tú también —dijo sonriendo y David le devolvió el beso, solo que también en la mejilla.

—Adiós.

Bruno no dijo nada, ahora simplemente veía a David irse junto con los otros dos chicos. Miró la hora en su reloj de pulsera que, para sorpresa de nadie, también fue regalo de David. En menos de diez minutos el tío Fer iba a llegar. Un poco harto de esperar en medio del cine y preguntándose por qué a Julián le pareció buena idea hablar lo que sea que tenía que hablar con su hermano, escuchó la voz de Noah nombrándolo, por lo que deja de mirar al suelo.

—¿Ya? —pregunta y su hermano asintió, callado y con una sonrisa grande en la cara.

Bruno supuso que esa era buena señal.

El miedo de BrunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora