Capítulo 11

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Narra Pol

Las navidades de ese año se presentaban tranquilas. Oksana estaba de cuatro meses y medio. En los últimos meses había tenido bastantes problemas con los mareos, así que Glòria y mi padre les dijeron que se viniesen a pasar esos días a casa y así Glòria la podía atender mejor. Los padres de Oksana estaban de viaje en Estados Unidos. Óscar con Nil era todo un padrazo y Nil tenía auténtica adoración por él. Nunca pensé que iba a ser así. Yo ejercía de tío. La verdad que Nil era el niño más sonriente del mundo. Tenía auténtica obsesión por los trenes y los aviones.

La Nochebuena en mi casa no había costumbre de celebrarla, así que simplemente cenamos en familia y pronto a la cama. Al día siguiente, el día de Navidad sí que había jaleo. Venían unos familiares de Glòria de La Vall d'Aran. En total unas veinte personas seríamos para comer.

El día de Navidad me levanté de muy buen humor. Era la primera vez que me apetecían las Navidades desde que mi madre había fallecido. La echaba de menos y no había ningún día que no dejase de pensar en ella. Pero gracias a Glòria había encontrado a una confidente que nunca hubiese creído que encontraría. Se asemejaba a mi madre físicamente y el perfume que llevaba olía a azahar. Llegaron los hermanos de Glòria, sus hijos y sus nietos. Nos sentamos a la mesa y comimos. Lo que más me gustaba de aquella época era el olor a galletas recién hechas. Me transportaban a mi añorada infancia.

Esa misma tarde quedé un rato con Rai y Minerva. Oti estaba en el pueblo y Biel se uniría a nosotros un poco más tarde. Quedamos en una pequeña terracita del centro de Barcelona. No hacía mucho frío para la época que estábamos.

A Minerva hacía como dos semanas que no la veía, así que me preguntó por Martina, ya que no había venido. En ese momento, vino un camarero y nos preguntó qué íbamos a tomar. Le dijimos los tres a la vez que un chocolate suizo. Lo que mejor sentaba en el día de navidad un chocolate caliente con nata por encima. Estuve salvado por segundos para no hablar del tema.

Hasta que Minerva volvió y dijo que me notaba raro. Rai le dijo que me dejara en paz, que ya lo diría yo si quería. ¿Pero me sentía capaz para afirmar que era bisexual? ¿O prefería seguir en mi mundo sin etiquetas? Sin pensarlo más veces, le dije que lo había dejado con Martina. Ella puso cara de no entender nada. Realmente estaba enamorado de otra persona. Minerva no sabía que cara poner. Sólo decía: "¿La conozco? ¿Es de la clase? ¿Quién es?

Bebí un sorbo de mi chocolate y le dije que ahí estaba la cuestión. No era de la clase, lo conocía. A continuación, me callé. Ella me miró y me dijo: "Venga Pol, dime quién es". Le dije que Bruno. Me miraba atónita mientras también miraba a Rai. Para quitar hierro al asunto dijo: "Pero lo mejor no te lo ha contado. El año pasado estuvo durante un tiempo enamorado de mí". Minerva decía que el Día de los Santos Inocentes era dentro de tres días y que no tenía ninguna gracia lo que decíamos.

Justo llegó Biel y nos estuvo contando cómo iban los días de Navidad. Minerva solo nos podía mirar. Hasta que saltó y dijo: "No, a ver esto hay que hablarlo y que yo me entere". Le preguntó a Biel que, si sabía que yo lo había dejado con Martina, él me miró y me dijo: "¿En serio?" Le dije que sí, que no era broma.

Entonces ya cansándome de que Minerva todo el rato me estuviese mirando con caras raras, me levanté y les dije: "Sí, soy bisexual. Y estoy locamente enamorado de Bruno, mi mejor amigo del instituto". Yo sentí por primera vez que era libre, que no tenía miedo.

En ese momento, Minerva estaba fuera de sí. Biel simplemente me miraba y me decía: "Me lo imaginé desde que os vi la última vez en la fiesta discutiendo en la fiesta de Rai". Les tuve que contar qué paso en la fiesta y que estuvimos seis meses sin vernos y que hacía casi diez días que lo había visto y que todo había cambiado.

Ellos preguntaron cómo fue el reencuentro. Les dije que fue horrible. Que él con razón no quería saber nada más y que ahora mismo estaba con un chico y que no podía hacer nada. Además, ellos eran los primeros a los que les confesaba que era bisexual y mis otros amigos no lo sabían. Así que lo mejor que podía hacer era olvidarme de él y no esconderme más.

Biel me dijo que estaba orgulloso de mí porque aquello no era fácil decirlo. Y como dijo Bolaño en una de sus frases: "Para no tener problemas en esta vida había que ser hombre, blanco, rico y heterosexual". Me eché a reír. Minerva decía que había que celebrarlo ya que era Navidad. Así que todos a la playa. Decía que unas navidades sin playa, para ella no eran navidades.

Llegamos a la playa y el primer recuerdo que se me vino a la cabeza fue cuando quedé con Bruno y celebramos que habíamos llegado a la Universidad.

Pasaron las navidades sin más trascendencia que aquellos momentos. No dejaba de pensar en Bruno. Sentía que me había equivocado, pero... ¿Era demasiado tarde a pesar de que estuviese con Lluc? ¿Sintió Bruno lo mismo que yo cuando nos vimos? Eran preguntas que como siempre desde hacían seis meses no tenían respuesta.

Una vez que pasaron la festividad de los Reyes Magos volvimos a clase. A Bolaño parecía que le habían sentado bien las vacaciones. El primer día de clase paseando por el claustro de la facultad la vi en el invernadero, así que me adentré y la saludé. Me la encontré regando unas plantas. Le felicité el año y antes de irme me dijo: "Señor Rubio, lo veo cambiado". Eso hizo que yo sonriera y le dijera: "Tal vez algo ha cambiado".

Ese mismo día teníamos clase con ella. En cuanto llegó, escribió la siguiente frase en la pizarra:
"La libertad es la condición ontológica de la ética; pero la ética es la forma reflexiva que adopta la libertad" era de Michel Foucault. Con esta frase pretendía que cada uno explicásemos el concepto de libertad y el de ética. Cada uno era partidario de un concepto distinto y eso según Bolaño era que estábamos vivos. Que podíamos tener todavía la capacidad de asombrarnos por lo que uno decía y el otro entendía. Y que eso eran los filósofos.

Yo en esos momentos recordé cuando hacía el Treball de Recerca que Merlí me tiraba los libros a la cabeza porque no llegaba al punto dónde él quería que llegase, que era a la propia libertad tanto del amo como del esclavo que hablaba Hegel. Sonreí y parecía que Merlí estuviese en la piel de Bolaño. Además, recordé que cuando Merlí explicaba Foucault solo decía que era uno de los sabios más grandes que había conocido.

Cada día estaba más convencido que aquella mujer era especial. Tenía sus desordenes, pero ¿Quién no los tenía?

Cuando salí me estaba esperando Biel para ir a buscar a una chica que había conocido en una fiesta de Nochevieja. No me explicó mucho más. Pero él parecía haber olvidado a Minerva.

La chica era morena, de ojos verdes, realmente muy guapa. Nos presentó y nos dijo de ir a tomar algo, así que fuimos al bar que había en mitad del claustro. Era extremadamente simpática. No dejamos de reír en toda tarde. Tenía agujetas al final. Resulta que era de Zaragoza y estudiaba Historia. En ese momento, le pregunté en qué curso estaba, me dijo que en segundo.

Biel me miró y yo lo miré a él. No había muchas posibilidades de que fuesen amigos, dado que ella estaba por la mañana y el resto estaba por la tarde. Pero a veces parece que cuando uno tiene perdido todo, aparece un mínimo rayo de sol.

Resulta que ella estaba por la mañana allí porque tenían un examen de Historia Moderna y estaba repasando en la biblioteca. Pero realmente sus clases eran por la tarde, justo en 2ºA.

Biel echándome un cable, le preguntó que, si sus amigos también eran de la clase suya, dado que teníamos amigos también en historia. Y ella dijo que sí: "Ángel, que era venezolano; Sara, que era catalana, aunque su padre era japonés; y luego estaba Bruno, que era de Barcelona".

Al oír su nombre, se me hizo un nudo en el estómago. No sabía si quería gritar, saltar o maldecir ese mismo momento por haberla conocido.

Nos preguntó si la acompañábamos al examen. Biel le dijo que por supuesto y yo... No sabía qué decir, así que me dejé llevar por mis instintos y fui.  

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora