Capítulo 57

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Narra Pol

Después de aquel sorbo de cerveza que tomó Bruno, me contó lo que nunca imaginé que había pasado. ¿Por qué tuve que preguntarle por aquello? Tenía razón en que tal vez me podía molestar. Y sí, lo hizo mucho, me dolió como si me hubiese clavado un puñal por la espalda. Pero siempre pensé que se había ido a casa llorando o apenado por lo que le había dicho. Aquella noche no quería saber nada de él, simplemente quería estar con Rai o con mis amigos.

Pero necesitaba saber qué pasó dado que estuvimos unos seis meses sin saber nada de uno y otro y solo sabíamos lo de Lluc y Martina. ¿Pero realmente era necesario saberlo? En esos momentos volvían mis fantasmas del pasado.

Estaba solo en la cantina mexicana. Bruno había pronunciado esas palabras que me dolieron más que aquella bofetada: "Vete a la mierda y olvídate de que existo". Sabía que me había equivocado, pero ¿por qué nunca me contó que tuvo contacto con Étienne? Tenía mil dudas, mil preguntas y ninguna respuesta de nuevo, me sentía solo y desamparado.

Pagué la cena y salí sin rumbo alguno por las calles de Barcelona. Hasta que llegué a casa, cogí la moto y me fui al mirador del Mirablau. El lugar donde estuve con Ángel precisamente aquella fatídica noche, pero en esos momentos estaba solo.

Repasé una y otra vez mi relación con Bruno antes de estar con él. Cada pensamiento, cada frase, cada gesto. Y mientras veía desde lo alto de Barcelona como estaba iluminada y cómo cambiaban las luces de la Torre Agbar, me empecé a interrogar a mí mismo. Por cada pregunta que le hice a Bruno durante la cena.

¿Por qué Étienne sabía lo mío con Bruno? Yo nunca se lo había dicho, pero también es cierto que Rai me preguntó si era mi ex. Así que creo que tanto Étienne como Rai sabían de qué pie cojeaba. Y yo en el fondo también.

En ese momento me acordé de que un día Tània en el instituto me dijo que era la persona más egoísta que había conocido y que después de la fiesta de Mònica de aquel primer año de bachillerato, me olvidé de Bruno. Directamente intentaba no estar con él. Tània tenía razón, no pensé en Bruno en ningún momento. Me avergonzaba de mí mismo de la misma manera que él se avergonzaba de sí mismo en los meses previos.

Pasaba la noche y hacía bastante frío, pero yo no me sentía con la capacidad de volver a casa. ¿Por qué tuve que decirle lo del ataque de cuernos? Bruno tenía razón y realmente no tenía ningún derecho a echarle nada en cara. Y ahí fue cuando me pregunté a mí mismo: "¿Te arrepientes de haberte liado con Ángel?". Cerré los ojos y mi voz interior retumbó en mi cabeza un sí, no por haberme liado con Ángel, sino por lo que había pasado aquella noche con Bruno.

Así que estábamos empatados, pero esto no era una competición. Como bien dijo Bruno: "Tú has preguntado y yo he respondido". Desde luego que esa noche me había comportado de la misma manera que cuando empecé la Universidad.

¿Por qué tuve que decirle: "Tan enamorado de mí que estabas y al final te vas con el primero que pasa?" Tenía todo el derecho del mundo a hacer lo que quisiera, yo unas horas antes le había dicho que no estaba enamorado de él, que estaba harto de él y de sus celos y para colmo que Merlí se avergonzaría de él.

Creo que en el fondo poco hizo para lo que pudo haber hecho. Le escribí un WhatsApp diciéndole: "Bruno, perdóname. Me he comportado como un auténtico gilipollas. Necesito verte". Él no respondió a ese mensaje.

Al día siguiente era lunes, pero era festivo, la festividad de todos los Santos. Así que cuando amaneció llamé a la única persona que sabía entenderme o tal vez decirme a la cara lo que me diría Bruno si me hablase, no podía ser otro que no fuera Ángel.

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora