Capítulo 7

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Narra Pol

Me cogió el teléfono al segundo toque. Parecía tranquilo. Yo en cambio estaba temblando y parecía un niño nervioso como cuando va a abrir los regalos de los Reyes Magos. La conversación fue tranquila. Le dije que necesitaba hablar con él y me dijo que ya hablaríamos el día de la cena. Me sentí triste. No me atreví a decirle que necesitaba verlo en aquel momento.

Cuando colgué a pesar de sentirme de esa manera fui a cenar. Glòria había preparado su especialidad canelones de carn d'olla me entusiasmaban.

En la cena comenté que ese fin de semana iba a ver a todos los peripatéticos. Se alegraron por mí y me preguntaron dónde iba a ser y quienes iban a ir. Les dije que todos y me miraron de una manera rara, a la cual yo salté preguntando qué pasaba. Ellos me preguntaron si iba a ver a Bruno. Hacía tiempo que no lo veían por casa y yo tampoco comentaba nada sobre él. En ese momento, me levanté de la mesa molesto y me fui hacia el balcón a ver a los nuevos inquilinos de la casa de la señora mayor que se murió. Habían puesto nuevas plantas y había una niña de unos tres años que me encantaba verla corretear por la terraza.

Mi padre se acercó a verme y me preguntó qué me ocurría. Llevaba días extraño y no le gustaba verme así. Intentó preguntarme por Rai y le dije que aquello era agua pasada, había sido un momento de no encontrarme a mí mismo, de querer experimentar. O tal vez me atrajo su vida de rico. Era un buen amigo y ya está.

Entonces mi padre insistió en que le contase el problema. Parecía que me quisiese ayudar y yo no era capaz de verbalizar lo que me ocurría. Hasta que se me cayó una lágrima. En ese momento llegó Glòria y dijo: "Pol, confía en nosotros tan sólo queremos ayudarte". Le dije que gracias pero que ahora mismo no era el momento.

Me fui a mi habitación y lloré desconsoladamente durante la noche. Nunca me había pasado, salvo el día que vi cómo Bruno se iba a Roma. Ese día sentí que el mundo se me caía encima. ¿Pero por qué me sucedía esto? Si sólo lo quería como un amigo ¿no?

Al día siguiente tenía clase de Teoría del conocimiento. No me sentía capaz de ir a clase. Llamé a Rai y le pregunté si me acompañaba a dar un paseo por Barcelona. Accedió al momento, aunque le resultó muy extraño que yo faltase a una clase.

Fuimos a una cafetería que hay justo delante de la Pedrera. Me gustaba ese sitio. Se veía Paseo de Gracia en todo su esplendor y ver a la gente pasear me relajaba.

No tardó ni dos minutos en preguntarme qué me pasaba para que Pol Rubio se saltase la clase. Le dije que necesitaba airearme porque llevaba unos días agobiado. Se acercaban los exámenes y me empezaban a dar un poco de miedo. Y me dijo que eso no era creíble, que le contase la verdad.

Me preguntó si era por Martina y le dije que no. Con ella estaba realmente bien, pero empezaba a pensar que estaba con ella porque me recordaba a mi pasado en el instituto. Eso no lo entendió, así que me dijo: "Pol Rubio, ¿Por qué no me cuentas tu vida? Llevamos un año juntos en clase. Tú sabes todo de mí, pero yo apenas no sé nada de ti".

Llevaba razón, no quería que nadie supiese mis debilidades. Tenía miedo de que me hicieran daño, tal y cómo Merlí el día de la campaña de donación de sangre. No quieres que nadie entre en tu vida desde que falleció tu madre por miedo a que te hagan daño.

La única persona que lo había hecho y por la que había perdido la cabeza era por Tània. Pero en el fondo creo que me enamoré de ella porque así era como estar cerca de lo que nos unía, que era Bruno.

A lo cual me dijo Rai: "¿Bruno, tu colega o tu ex? En aquel momento no pensé en lo que le podía haber dolido a Bruno que le dijese delante de Rai que era mi colega. ¿Tan capullo había sido cómo para no haberme dado cuenta?

Estuvimos paseando por la zona. A media tarde nos dirigimos hacia su casa, que ahora que compartía casa con Minerva y la americana aquello parecía una casa hasta de buen ver. Rai puso sus condiciones para entrar a vivir allí. En primer lugar, había que pintar la casa y arreglar el telefonillo. En segundo lugar, había que comer de manera decente.

Pasamos allí parte de la tarde y antes de irnos de allí llamé a Martina para quedar con ella. Necesitaba verla, sentirla y abrazarla. No me sentía capaz de contarle nada, dado que no estaba seguro de lo que me estaba ocurriendo.

Justo yendo hacia su casa recibí un WhatsApp de un grupo llamado: "Los Peripatéticos". Estaba eufórico y Martina me preguntó qué me ocurría. Le dije que el sábado no íbamos a poder quedar porque tenía una cena con mis antiguos compañeros del instituto en un bar de Sarrià. Ella me dijo que le parecía estupendo, que ella ya había hecho sus planes también para salir con sus amigas.

La semana pasó sin grandes novedades. Mi carácter estaba mejorando. Veía a Martina prácticamente cada día y el sexo era más que espectacular. Era la mujer con más carácter en la cama que había conocido y eso me ponía mucho, era la mezcla de su dulzura con su parte más salvaje.

El jueves anterior a la cena, resulta que llegué a casa de la Universidad y estaban Oksana y Óscar. Tenían algo que contarnos y al parecer era bastante importante.

Glòria como siempre preparó todo tipo de comida y mi padre estaba realmente feliz. La noticia bomba era que ¡¡¡Oksana estaba embarazada!!! Mi padre no podía estar más y más feliz. Nos dimos los cuatro un gran abrazo, Glòria dijo que quién le iba a decir que su mejor alumno le iba a hacer "abuela". Eso nos llegó a todos al alma y definitivamente me sentía más que orgulloso de mi familia. Parecía que la semana estaba mejorando infinitamente.

Llegó el sábado por la tarde noche. Habíamos quedado en "El bar de Tomàs de Sarrià", donde ponen las mejores patatas bravas que uno se pueda imaginar.

Los primeros en llegar fueron Iván y Oliver, estaban como siempre. Bueno he de reconocer que Iván estaba algo más cambiado. Se estaba dejando el pelo más largo y vestía como más bohemio. Me estuvo comentando que estaba estudiando trabajo social. Me sorprendió gratamente le di un abrazo. Oliver estaba como siempre. Con su perla en la boca todo el tiempo.

Luego llegaron Tània y Marc. Me sorprendió verlos juntos, pero desde ese mismo momento me imaginé que estaban juntos. Le di tal abrazo a Tània que era como volver a hacía un año atrás. Ella se alegró muchísimo. Le sorprendió verme tan arreglado como el día que me declaré a ella.

Marc estaba muy guapo. Parecía un hombre y todo. Ponía a parir a la Escuela de Arte Dramático porque decía que sus amigos no eran tan buenos como nosotros.

Las siguientes en llegar fueron Oksana y Mònica. Estaban espectaculares. Oksana porque el embarazo que era secreto aún para el resto le estaba sentando estupendamente y Mònica porque siempre había sido un bellezón. Lucía la melena un poco más rubia y estudiaba humanidades en la Autónoma de Barcelona.

A continuación, llegó Joan. Me pareció verlo con una chica despidiéndose, pero no le di mucha importancia. Entró y me contó que estaba haciendo derecho. Me sorprendió muchísimo dado que él nunca tuvo esa vocación, sino que era por su padre.

Y llegó el momento... Se bajaron de un taxi Gerard y Bruno. Dios mío, ¡el corazón me dio un vuelco! Se me cerró el estómago. ¿Por qué me ocurría eso? Intenté que no se me notase, dado que nadie sabía lo que había pasado entre él y yo.

Primero me acerqué a Gerard y le di la enhorabuena por Mina. Él me empezó a contar cómo era y me empezó a enseñar fotos y más fotos.

En un momento que me pude despistar, me acerqué a la barra del bar a coger una bebida y de repente oí su voz a mi lado.  

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora