Narra Bruno
Aquella entrega de premios de La Sociedad Española de Filosofía sin duda fue una de esas noches que me hizo sentir orgulloso tanto de Pol como de mi padre a partes iguales. En primer lugar, por Pol, dado que llevaba desde hacía ocho años haciéndose a sí mismo.
María nunca se lo puso fácil. Es más, si podía ponerle más dificultades se las ponía. Los dos años de oposiciones sin duda fueron duros y no sé cómo no se dio por vencido en más de una ocasión. Pero me enorgullece saber que su tesón, el que había ido adquiriendo con el paso de los años le hacía ser la persona que era y es hoy.
En segundo lugar, mi padre. Pienso que si no llega a ser por cómo era, Pol a estas horas no estaría dónde está. E incluso si me pongo a pensar, muchos de los Peripatéticos tampoco serían las personas que son hoy, por ejemplo, Joan.
Mi padre con sus quehaceres un poco extraños en su vida y que había veces que lo que decía luego él no lo ponía en práctica, consiguió lo que, hasta el momento, nadie había conseguido. Cambiar un instituto, transformar a los alumnos e incluso a los profesores, véase la relación que tenía al final con Eugeni.
Por eso cuando Pol estaba perdido ante las palabras que debía pronunciar de agradecimiento me acordé de aquella entrega de premios que le dieron a la Yaya en el Paraninfo de la Universidad. A veces había que hacer una Merlinada, para sacar lo mejor de cada uno. En el caso de ella, tirar los papeles por la ventana y en el caso de Pol, que se olvidase de que había gente.
Y así es cómo pronunció el mejor discurso que pudo hacer. No creo como dice él que fuese el que hubiese pronunciado mi padre, pero había sido Pol Rubio. No era Merlí Bergeron y eso es lo que lo hace diferente, pero a la vez igual.
Diferente porque Pol no quiere un solo alumno preferido. Él ha visto que cada uno tiene algo que enseñarle, que aportarle en su vida y pocos profesores ven eso. Creo que a lo largo de mi vida estudiantil solo lo hizo mi padre.
En cambio iguales porque Pol hace sus mismas clases, los mismos exámenes y los provoca, aunque de una manera más sutil de momento que mi padre, para sacarles lo mejor de sí mismos.
Por esto e infinitas cosas más me siento orgulloso de ambos. Y sinceramente papá, no te equivocaste cuando lo escogiste, ni yo tampoco.
Cuando llegamos a casa y cerré la puerta me fijé que en el mural de la pared de al lado de la puerta de entrada había una nota que ponía: "En menos de veinticuatro horas estarás en un lugar distinto al que estás ahora. ¿Preparado para celebrar tu cumpleaños en condiciones?"
Cogí la nota, el rotulador que teníamos al lado del mural y mirando a Pol escribí: "Sí, pero das miedo". Pol soltó una de sus carcajadas que significan lo que yo escribí y contestó: "Tú un día me dijiste: "Si la filosofía es hacerse preguntas..." Pues vives con un filósofo, así que hazte preguntas. Mañana conduzco yo. Saldremos sobre la una de la tarde".
Odiaba que sacara ciertas cosas que es cierto que yo llevaba razón, pero no hacía falta en aquellos momentos en los que mi ansiedad estaba elevada a la enésima potencia, responderme de esa manera.
Estaba tan nervioso que se me ocurrió preguntarle esta tontería: "¿Tengo que llevar mucha ropa?" Pol se giró mientras estaba quitándose la americana cuando me respondió: "Lo normal para pasar un fin de semana".
Me molestaba en aquellos momentos que el Pol Rubio salvaje y loco se hubiese convertido en un Pol Rubio sosegado, tranquilo e incluso hasta parco en palabras. ¿Qué escondería para hacer eso? Porque estaba claro que escondía algo.
Nos fuimos a dormir, pero ¿cómo iba a conciliar el sueño viéndolo a él tan tranquilo durmiendo y yo mirando hacia el techo contando ovejitas para quedarme dormido? Resultado, tres de la mañana, cogí uno de los libros de nuestra biblioteca, "El sentido de un final" de Julian Barnes. Ciento noventa y dos páginas que me absorbieron por completo aquella noche y que me hicieron pensar más de lo que mi cabeza en esos momentos podía dar de sí.
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Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"
RomanceHistoria NO OFICIAL basada en las series "Merlí" y la primera temporada de "Merlí: Sapere Aude", a partir de ahí ABSOLUTAMENTE TODO ES FICTICIO. Ninguno de los personajes que aparecen en la serie real me pertenecen, dado que SOLO Y EXCLUSIVAMENTE pe...