Capítulo 73

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Narra Pol

Salimos de casa de Lluc y Martina agotados. Entre muebles que cargar y cajas que subir no dábamos para más. Bruno estaba raro, pero no era en mal sentido, sino todo lo contrario. Lo notaba diferente, cambiado, contento.

Llegamos a su casa y, justo cuando cerré la puerta, me acorraló entre sus brazos y la puerta. Le dije lo que llevaba pensando desde que el jueves lo viese con Mario en brazos. Él me sonrió de esa forma que me gusta tanto y que hace que yo me olvide de todo y dijo: "Te quiero".

En ese momento, me empezó a besar como si aquella fuese nuestra última noche juntos en la vida. Hizo algo que me había gustado siempre y que muy pocos lo sabían. Darme leves mordiscos en el labio inferior, aquello hacía que me pusiese más caliente de lo que ya estaba. Empezó a desnudarme lentamente, haciendo hincapié en mis pezones. Después fue bajando lentamente hasta mi pene y besándolo dijo: "¿Te apetece una ducha?" ¿Cómo no me iba a apetecer? Lo miré, empecé a besarlo y a desnudarlo.

Fuimos dejando la ropa tirada por el pasillo, íbamos lentos y a la vez rápidos. Llegamos a la ducha, y mientras nos caía el agua caliente en nuestros cuerpos, nos íbamos besando y masturbando entre nosotros, lentamente. Mirándonos y tocándonos decidimos cuando estábamos listos, empezamos a gemir, en este caso Bruno me estuvo sintiendo dentro de él.

Gemíamos los dos sin parar. Aquella noche Bruno estaba desatado, quería que disfrutásemos los dos por igual, así que después de la ducha, como sorpresa me llevó a la cama, me tumbó y empezó a jugar con su lengua en mis pezones. De nuevo los dos estábamos a cien, lo miré y él entendió que era el momento para que yo lo sintiese. Notaba a Bruno muy centrado en el tema, besándome cada parte del cuerpo que aquellas posturas le permitían.

Una vez terminados, nos quedamos en la cama abrazados, tal vez incluso dormimos media hora.

Preparamos la cena, nuestras pizzas tuneadas y viendo en la biblioteca qué películas poder ver. Descubrí una que se llama "Descubriendo a Forrester". A mí me trasladó al instituto, me sentía identificado con el protagonista joven. Cuando terminó Bruno se quedó totalmente ido, como si aquella película le hubiese conmovido, cosa que a mí me había ocurrido. Es más, de aquella película hay una frase que me hizo pensar bastante e incluso me descubrió más quién soy.

• "Escribe tu primer borrador con el corazón y reescríbelo con la cabeza. La primera clave de la escritura es... escribir, no pensar..."

Aquella frase me acompañaría a lo largo de esos tres años y medio, pero como llegan a ser las cosas, que aquella misma semana una persona me dijo algo parecido acerca de qué clase de profesor quería ser o lo más importante, qué quería enseñar a mis futuros alumnos.

Aunque suene raro, a Bruno y a mí una de las cosas que más nos gustaba hacer era quedarnos en silencio en el salón de su casa y ponernos a leer cada uno el libro que en esos momentos estuviésemos leyendo. ¿Quién lo iba a decir seis o cinco años atrás? Ya digo yo, como siempre que nadie.

Al día siguiente hacía un sol radiante y la temperatura era bastante agradable, así que decidimos ir por la mañana a la playa. Estuvimos corriendo por la orilla de la playa, era algo nuevo y creo que aquello nos gustó bastante. Ya de vuelta después de correr ocho kilómetros, nos tumbamos en la arena y oímos una voz que gritaba desde lo lejos: "Pol, Bruno". Nos giramos y era Efra acompañado de una chica y un chico.

Nos levantamos y nos presentó a sus amigos. Se quedaron con nosotros y nos preguntaron de qué nos conocíamos. Efra dijo: "Conocí a Pol cuando trabajaba en el supermercado y Bruno es su novio". La cara de la chica fue un poema cuando supo que Bruno era mi novio, parecía como si se hubiese llevado un chasco de saber lo de Bruno.

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora