Capítulo 58

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Narra Bruno

Salí de allí pensando en lo que había ocurrido y cómo en diez minutos todo se puede ir a la mierda literalmente. Estaba a veinte minutos caminando de mi casa. Fui caminando a paso lento. No me apetecía correr, tampoco tenía nada de lo que huir.

Pol se había pasado cuatro pueblos diciendo esas palabras, pero yo le conté lo que había pasado. No me arrepentí dado que él me dejó muy claro lo que sentía por mí en aquellos momentos, que realmente tampoco me dejó muy claro si era verdad o no. Tampoco es que necesite saberlo, porque aquello era pasado y como bien dice mi abuela, el pasado no vuelve, así que vive el presente y construye el futuro.

Lo que es cierto es que al día siguiente de la fiesta de Rai me sentía mal porque me di cuenta que había perdido a mi mejor amigo, pero no podía seguir arrastrándome por un amor imposible y dado que me lo dejó muy claro intenté pasar página y es algo que le agradezco mucho a Lluc, que me ayudase a pasar página, pero a veces el destino puede ser muy cruel o incluso muy listo y nos volvió a poner en el camino a Pol y a mí.

Aquella noche especialmente hacía frío en Barcelona, llegué a casa y vi que la Yaya estaba despierta. En cuanto vio que se abría la puerta preguntó: "¿Eres tú, Bruno?". Asomé la cabeza y dije: "Sí, soy yo. No te preocupes". Ella volvió a preguntar: "¿Qué haces tan pronto en casa y solo? Pensaba que iba a venir Pol contigo.

La miré y dije: "Voy a dejar mis cosas en la habitación y ¿nos bebemos unos chupitos?". Ella se levantó, fue a la cocina cogió los vasitos y la botella de limoncello. En cuanto llegué a la habitación vi la foto de los dos, la cogí y dije en voz alta: "¿Por qué eres tan imbécil a veces y te sigo queriendo?".

Me puse el pijama y me fui con la Yaya a beber. Me senté en la butaca de mi padre y ella dijo: "¿Qué ha pasado para que hayas vuelto solo y tan pronto?". La miré y dije: "Pol, hoy se ha cubierto de gloria. Me ha preguntado por lo que hice la noche de la fiesta de Rai." Me interrumpió y dijo: "¿La que llegaste tan tarde y le pegaste la bofetada?". Asentí con la cabeza y le dije: "Esa misma".

Ella interesada en saber qué pasó aquella noche. Me preguntó: "¿Y qué pasó? Porque aquí llegaste muy tarde y me dijiste que no querías hablar y que te dejase en paz".

Le conté lo que pasó y dijo: "No me digas más. Pol se ha enfadado, ha sentido que aquella noche no viniste a llorar a casa y que escogiste la vía buena, vivir tu vida". La miré, suspiré y dije: "¿Sabes que me ha dicho?". Ella se rio y dijo: "Desgraciadamente no estaba en esa cena, pero hubiese sido interesante ver esa cara de Pol".

Me reí y dije: "Eso lo diría papá". Ella dijo: "Desde luego, pero ¿qué ha dicho?". Bebí de golpe el limoncello y dije: "Que tuve un ataque de cuernos". Ella se rio a carcajadas y dijo: "¡Ay! Este Pol, que parece que no aprende".

Ella me preguntó: "¿Tú qué has hecho o qué le has dicho?". La miré, volví a beber y ella dijo: "¡Basta, Bruno! El limoncello no va a arreglar tu enfado. Así que no hagas el imbécil tú también".

Dejé el vasito, miré hacia la biblioteca y dije: "Le he dicho que se vaya a la mierda, que se olvide de que existo y me he levantado de la mesa y aquí estoy". Ella estaba atónita, no se imaginaba que hubiese hecho eso. A lo que ella preguntó: "¿Y él qué ha hecho?". Suspiré y dije: "No lo sé ni me importa".

La Yaya bebió su vasito de limoncello y dijo: "¿Y ahora qué va a pasar?". Me encogí de hombros y ella dijo: "Bueno, sabemos que le ha dolido. Es decir, te quiere y no admite que hayas tenido nada a parte de lo de Lluc. Es un punto para tener en cuenta".

La miré desconcertado y ella dijo: "Bruno, le has dado en su ego. Lo has fulminado diciéndole la verdad. A ti te ha liberado porque nunca lo habías dicho. Y en cambio a Pol... Le ha dolido por esto que dice su amigo Nietzsche: "A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas".

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora