Capítulo 49

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Narra Pol

Después de aquel maravilloso beso e interrumpido por Oliver. Tanto él como otro chico, imaginaba que sería el famoso Pablo, aplaudieron y casi gritando dijeron: ¡Por fin llegó el momento! Yo sonreía, porque veía que a Bruno le había dado realmente una sorpresa.

Fue cuando me preguntó: "¿Qué haces aquí? ¿Y tú vuelo de dentro de dos días? Lo miré y dije: "Bruno, realmente nunca supiste qué día volvía. Al principio era cierto que iba a volver más tarde, pero un día hablando con Oliver y Rai me contaron que la función era mañana. Así que, si tú habías venido a verme, yo tenía que verte a ti haciendo lo que más te gusta".

Me miró con esos ojos oscuros y dijo: "Te quiero". Le contesté: "Ya sabes hoy por ti, mañana por mí". Oliver dijo que a la ducha todo el mundo y luego a celebrarlo.

Cuando salimos de la escuela vi a una chica increíblemente guapa, se acercó Bruno y me dijo: "¿Qué te gusta?" Lo miré y dije: "¿La has visto? Es espectacular". En ese momento Bruno dijo: "Pol, ven que te quiero presentar formalmente a Pablo". ¡Qué pocas ganas tenía de conocerlo! Sentía unos leves celos posiblemente infundados, pero que hacían que me entrase el gusanillo si me lo nombraba. Pero claro, Bruno se la tenía guardada y quedé como un poco idiota delante de ellos.

Cuando me presentó a Pablo, lo que no esperaba es que esa maravillosa chica fuese su novia, que se llamaba Teresa. Y la pobre cuando se dio cuenta que no sabía, me dio dos besos y dijo: "Si te has creído lo de estos dos prepárate para mañana, para ver la actuación. Llevan ensayando su historia desde que les propusieron hacer el baile juntos, y realmente sí que parece lo que te has imaginado. Pero estate tranquilo, es solo ficción. Bruno, nos ha hablado siempre de ti".

Estaba totalmente ruborizado. No sabía que decir. Todo esto partía de un montaje para su función. Y yo había caído como un idiota pensando cosas que no eran.

Después de este mal trago o directamente tierra trágame, le pregunté a Bruno: "¿Por qué no me lo habías dicho antes? Y él respondió con aquella frase tan espeluznante: "No todo se le cuenta a la pareja ¿no?". Lo miré y le dije que era idiota. Y él me replicó diciendo: "Sí, pero todo eso por haberme hecho sufrir el día de la fiesta de Minerva y tener que salir corriendo de allí, simplemente porque una chica te había dado un pico".

Lo miré con cara de odio y Teresa me cogió de la mano y dijo: "Aquello le molestó bastante. Te iba a contar todo en Italia, pero decidió que era mejor hacerte sufrir. En el fondo, entiéndelo". Pablo se acercó y dijo: "Siento haberte caído mal desde el primer día, pero te aseguro que tienes al lado al chico que más te puede querer". Le pedí perdón por haber sido un poco distante o tal vez maleducado. Se sonrió y dijo: "Venga, vamos a ponernos al día".

Estuvimos cenando en el bar de al lado de la escuela de danza, contando nuestros inicios y toda la película del instituto. Cada vez que conocíamos a alguien nuevo y contábamos las anécdotas, sentía como un leve escalofrío que me recorría todo el cuerpo de arriba abajo. Parecía como si después de tanto tiempo, me siguiesen emocionando aquellos años.

Cuando Bruno se dio cuenta que al día siguiente era mi cumpleaños, casi le da algo. Resulta que ni se había acordado. Supongo que con todo lo de la Universidad y la danza se habría olvidado. Me pidió perdón unas cuántas veces. Le dije que no pasaba nada, que lo podíamos celebrar otro día.

Aquella noche llegué a las tantas a casa y me encontré a mi padre en nuestro pequeño rincón. Ahora mientras escribo estas letras, me doy cuenta de que con cada persona que va apareciendo en nuestra historia, resulta que tengo un rincón especial.

Me acerqué a él y me senté en una de las sillas que había en el balcón. Le pregunté: "Papá, ¿qué haces aquí?" El me miró y dijo: "Observar la luna llena. Hacía tiempo que no lo hacía y hoy ya es un día especial. Felicidades, Pol". Lo miré, le di un abrazo y le dije: "Gracias por ser mi padre. Por estar a mi lado en estos últimos tres años, por haberme ayudado a encontrarme a mí mismo. Pero lo más importante: gracias por no haber dejado que me quedase en Barcelona".

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora