Capítulo 87

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Narra Pol

Después de preguntarle por la respuesta, seguía sin decirme nada. Me cogió de la mano y dijo: "Entremos en casa". Sentía que el corazón se me iba a salir por la boca, el pulso lo tenía aceleradísimo. En esos momentos me di cuenta de que Bruno disfrutaba viéndome atacado de los nervios, ansioso.

Cerré la puerta, dejé todo en el suelo y pregunté: "¿Te importaría contestarme?" Bruno puso esa sonrisa que a uno lo saca de quicio, se acercó a mi cara y casi susurrando preguntó: "¿Cuál crees que es mi respuesta?"

Lluc y Martina estaban viendo la peculiar y como no podía ser de otra manera surrealista escena. Miré a Martina que estaba rodeada por los brazos de Lluc y le dije con un tono más frío a Bruno: "¿Puedes dejar de ser un Bergeron Calduch durante un par de minutos?" Se acercó a mí, me miró de una manera que parecía que sus ojos me iban a desnudar de lo profunda que era su mirada, de manera muy lenta me acarició la parte de la nuca, me besó y dijo: "Sí".

Sonreí, y le conté todo lo que había sentido después de haber escrito la nota. Cuando me arrepentí de haberle dicho que cuando me volviese a ver quería la respuesta. Martina se acercó a Bruno, lo saludó y le contó un poco como habían sido los días sin ellos y mi estado de ansiedad que iba in crescendo. Lluc se me acercó y dijo: "Enhorabuena. Os lo merecéis".

Después de aquel encuentro que ya se dilucidaba que nuestras vidas iban a cambiar, fuimos a cenar a un pub. Probé el famoso "Fish & Chips". A ver no es gran cosa, pero lo mejor la salsa tártara y por supuesto, la gran pinta que nos tomamos.

Bruno y yo no nos despegábamos, tanto es así que Martina dijo: "Que corra un poco más el aire entre vosotros". Lluc preguntó cómo había surgido la idea de haber ido. Martina me miró desafiándome y dijo: "Preguntarle al desesperado de Pol". Antes de salir de Barcelona le dije: "Ni un comentario a mi estado ansioso".

Que se iba a quedar ella callada. Sí, seguro. Ja, ja y ja. A Bruno le gustaba verme en ese estado ansioso, me dio una pequeña palmada en la pierna, me apretó la rodilla, lo miré y reconocí mi extraño pecado. Bruno estaba feliz, porque dijo: "Me encanta verte así, loco perdido". Cuando dijo eso sentí unas ganas arrebatadoras de besarlo y les conté cómo surgió el día anterior la locura del plan.

Lluc hizo un comentario de los suyos, al cual yo respondí. Martina y yo chocamos los cinco. Como dice Bruno, existía y sigue existiendo esa complicidad entre los cuatro que hace que cuando estemos juntos formemos el mejor equipo. Lluc y Bruno son muy parecidos y a la vez Martina y yo también lo somos, es como si nos complementásemos los cuatro a la vez y si estábamos separados y las parejas cambiadas seguía existiendo esa conexión.

Es una locura pensar así, pero como dijo el escritor griego Nikos Kazantzakis: "Las personas necesitamos de la locura, de lo contrario nunca se es libre".

Después de cenar dimos un paseo por la zona, tal vez siempre había soñado con vivir en algún sitio así y hasta que no llegué a Londres no lo sabía. Cada vez que conozco algún sitio nuevo, me voy encontrando a mí mismo en el camino, voy descubriendo nuevas cosas de mí, de Bruno que hacen que la frase de la nota tome un cariz mucho más importante.

Llegamos a casa, nos sentamos en el sofá del salón los cuatro y Bruno preguntó por lo que tenía que contar. En ese instante puse la mente en blanco y dije: "Victoria no es quien aparentar ser". Lluc conocedor de la famosa historia preguntó si ya se le habían bajado los humos.

Me hizo gracia la forma en la que lo hizo, solté una carcajada y dije: "Pronto lo hará". He de reconocer que me costó un poco que cambiase de actitud, pero fue bonito la manera en la que ocurrió.

Bruno me miró con una cara aterradora. Había momentos en los que mucho no se fiaba de mí, bueno... no le voy a quitar razón. Después de mi historial amoroso por llamarlo de algún modo, yo tampoco confiaría en mí.

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora