Capítulo 96

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Este capítulo de nuestra historia será contado a través de los pequeños fragmentos de las cartas que María Bolaño recibió durante el tiempo que Merlí estuvo dando clase en el instituto.

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Mi querida María,

Hace tres semanas que no nos hemos podido ver y tengo tantas cosas que contarte. La más importante es que Bruno vive de nuevo conmigo. Bárbara se ha liado la manta a la cabeza y se ha ido a vivir a Roma con un italiano.

Tengo miedo a convivir con Bruno, tengo mil dudas. Ya sabes que mi vida como padre, no ha sido ni es un camino de rosas.

Me echaron del piso en el que vivía y por supuesto tenemos que vivir con La Calduch, que sigue igual de esperpéntica que siempre e incluso te diría que con la edad va a peor.

Menos mal que me han llamado del departamento de enseñanza para dar clases en un instituto, que no te vas a creer qué instituto es... El de Bruno. Sí, como lo lees, voy a ser profesor de mi hijo. De no pasar tiempo con él prácticamente nunca, a tenernos que ver casi veinticuatro horas al día...

No sé cómo lo llevaremos ninguno de los dos, supongo que él sacará el carácter Bergeron y yo sacaré el mío... Es decir, una bomba de relojería a punto de estallar, ¿estallará? Te lo iré contando poco a poco.

Nos vemos el martes en el bar de Marcel.

Te aprecio,

Merlí Bergeron.

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Mi querida María,

Esta semana empecé las clases en el instituto. Mi entrada como no podía ser otra ha sido peculiar. He conocido a un profesor llamado Eugeni que me recuerda tanto a Gustavo, aquel que Joaquín no soportaba porque decía que la filosofía no se enseñaba teóricamente si no a través del diálogo y del pensar. Pues este es igual, creo que no me lo va a poner muy fácil durante mi estancia.

El segundo día de clase me acordé mucho de Joaquín y de su primera clase. En la que sacó a toda la clase al parque que hay cercano a la Universidad y nos puso a dar vueltas, hasta que al final preguntó quiénes eran los Peripatéticos.

Hice lo mismo, esta vez en la cocina del instituto. Me gusta ver esas caras en las que piensan que soy un tipo raro o incluso un loco. Solo un alumno, Pol Rubio se hizo la misma pregunta que tú le hiciste a Joaquín en tu primera clase y por la que él se quedó fascinado de ti.

Pol es el "típico" chico que se supone que no quiere estudiar. El tal Eugeni ya me ha contado sobre él. No hay cosa que menos soporte en un profesor que juzgue a un alumno. ¿Acaso se ha preocupado de quién es? Los alumnos son personas iguales que nosotros, la única diferencia que tenemos es la edad y que poseemos un título, se acabó.

Ese mismo día, Pol me ha mostrado que no es como aparenta ser. Te lo demostraré y se lo demostraré a él mismo. ¿Y si es nuestro nuevo discípulo? Sería sorprendente. Al final se darán cuenta de que soy el mejor profesor que han tenido, como Joaquín siempre decía al terminar sus clases y no se equivocaba.

Con Bruno la situación como te dije el martes no mejora. Está escondido en su cueva y no quiere salir de ahí. Es más, fíjate la estupidez que me ha dicho: "No quiero que nadie sepa que hago danza". ¡Cómo si bailar fuese horrible! Quiero sacar a mi hijo de dónde está, quiero que sea crítico, que se conozca y lo más importante que sea libre. Esa palabra que tanto me gusta.

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora