Capítulo 90

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Narra Bruno

Después de la cena con Lluc, Martina y Pol, cada uno se fue a su casa. Unos días antes le pedí a Pol que quería pasar todas las noches con la Yaya. Él lo comprendió perfectamente, e incluso me lo agradeció dado que él así también pasaba tiempo en su casa.

Empezábamos una nueva vida y a pesar de que íbamos a ver a la familia siempre que quisiéramos, eso de no tener a La Calduch todos los días, hacía que sintiese añoranza de estar con ella. Quería pasar todo el tiempo posible con ella y para mí, las noches eran lo más especial que teníamos.

Antes de ir a buscar a Lluc al aeropuerto le pedí a la Yaya que estuviese despierta al menos hasta que yo llegara. Su respuesta fue: "Con limoncello, mi pintura y una buena ópera estoy despierta seguro". Así fue.

Llegué a casa y estaba ella pintando. Esta vez no era un cuadro abstracto si no que era la vista que había desde la terraza de la casa de Joaquín y Lola en Zarautz. Me quedé alucinando que esas fueran las vistas al Mar Cantábrico, parecía que el jardín se fusionase con la arena de la playa y luego con las olas del mar.

Le di un beso a la Yaya, me serví un chupito de limoncello y me senté en la butaca que tenía mi abuela justo detrás suya. Ella se giró sobre su taburete y preguntó: "¿Qué tal ha ido la cena?" Sonreí y dije: "Lluc le ha pedido a Martina que se case con ella". La Yaya se levantó del taburete y se sentó en la butaca que estaba en frente de la mía.

Se llenó su vasito de chupito y dijo: "Brindemos porque dos personas maravillosas han encontrado su felicidad. Gracias a vosotros". La miré, sonreí y pregunté: "¿Gracias a nosotros?" La Yaya sonrió y dijo: "Si Pol no hubiese dicho lo que dijo en aquella fiesta, tú nunca le hubieses pegado la bofetada o tal vez sí, pero posiblemente fuese en otro momento. Tú decidiste desaparecer de su vida, eso hizo que conocieses a Lluc y él conoció a Martina".

La miraba con atención, mientras ella me miraba intensamente y continuaba diciendo: "La vida o como quieras llamarlo os puso de nuevo en el camino. Tú te diste cuenta de que Pol seguía siendo el amor de tu vida y Pol se dio cuenta que tú eras el amor de su vida. Dejasteis a Lluc y Martina respectivamente, pero siempre los guardasteis en un cajón de vuestra vida porque sabíais que merecían la pena como personas".

No podía dejar de mirarla, estaba embelesado con aquellas palabras, porque era el resumen de nuestra historia contada de otro modo, la Yaya seguía hablando: "Después una noche Lluc y Martina se conocieron, y ahí cambió la vida de ellos y en parte, también la vuestra. Empezasteis a ser cuatro. Con esto te quiero decir que hay una causa para todo efecto y todo efecto es la causa de otro efecto. Lo que viene siendo el "Principio de acción y reacción o también llamada la Tercera Ley de Newton".

Solté una carcajada y dije: "¿Desde cuándo eres física?" Ella soltó otra carcajada y dijo: "Otra de mis pasiones ocultas". Me quedé perplejo y le pregunté: "¿Alguna vez dejarás de sorprenderme?" Ella sonrió, dio un sorbo al limoncello y dijo: "Si dejara de sorprenderte, la vida sería muy aburrida. Como te dije una vez, a la gente nunca se termina de conocerla. Todos escondemos algo que no queremos que se sepa porque pertenece a nuestra identidad".

Me miró y preguntó: "¿Estás nervioso por irte mañana?" Miré hacia la mesa del comedor y pregunté: "¿Tú lo estabas cuando te fuiste de casa de tus padres?" Ella sonrió y dijo: "Me fui con una mano delante y otra detrás. Primero estuve unos meses en Madrid, en un hostal al lado de la Gran Vía. Aquello fue una experiencia dura, pero a la vez gratificante. Conocí a tu abuelo y nos fuimos a París".

Seguí atento a esa conversación y ella decía: "Los comienzos con tu abuelo no fueron fáciles, no teníamos apenas dinero. La convivencia no es de color de rosa, hay momentos muy buenos y otros que bueno... de las adversidades se aprende. Y el resto ya lo conoces".

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora