Narra Pol
Llegamos al aeropuerto de Viena agotados. Por delante nos esperaban unas once horas de vuelo hasta llegar a Tokio. Además, había que tener en cuenta que llegábamos con un día más de diferencia, así que parecía que el caos se apoderaba de nosotros cuando empezamos a asimilar la locura.
Mientras que embarcábamos, Bruno me miró y preguntó: "¿Por qué el Monte Fuji? Le di un beso y dije: "Cuando lleguemos y veas lo que nos espera, lo entenderás. Eso sí, apenas vas a conocer nada de Tokio". Me miró, y dijo: "Voy a dónde tú me lleves y si el Monte Fuji es nuestro último destino, ¡allá que vamos!".
Sonreí y pregunté: "¿A caso es nuestro último destino?" Bruno me miró y dijo: "Hombre, después digo yo que volveremos a casa, ¿no?" Asentí con la cabeza. Si Bruno supiese lo que le esperaba después del Monte Fuji...
El vuelo puedo decir que fue bastante tranquilo y que llegamos a las cuatro de la tarde del día siguiente. Para poder llegar a Tokio y al Monte Fuji sin arruinarnos decidimos comprar una tarjeta que costaba bastante, pero te permitía acceder a prácticamente todo, incluidos los transportes.
Para llegar a Tokio cogimos un tren que nos dejó a pocos metros de nuestro hotel, donde pasaríamos la única noche en Tokio. Dado que habíamos dormido prácticamente todo el vuelo y los asientos habían sido bastante cómodos decidimos explorar la ciudad. ¡Mi madre qué locura! ¡Qué caos!
Lo mejor para moverse era el metro, que puedo asegurar que es otra ciudad bajo Tokio. Algo increíble y que recuerda bastante al metro de Londres. Nuestra primera parada en Tokio fue el templo Sensoji, durante el vuelo el tiempo que no dormimos hicimos un breve recorrido por aquellos lugares que nos gustaría ver en las prácticamente veinticuatro horas que teníamos.
Así que cámara de fotos en mano y con un Bruno emocionado por todo lo que estaba viendo, incluso más que yo. Llegamos al templo, que además se corresponde con el más antiguo de la ciudad. Y en el que destaca un enorme farolillo rojo y unas estatuas de unos dioses.
Yo apenas sé nada de Japón, pero no hay nada mejor que visitar una ciudad con un historiador y que además en su carrera eligiese como una de sus asignaturas Historia Oriental antigua y moderna. Así que por eso digo, que Tokio realmente era otro regalo para él.
Nos hicimos una foto besándonos en una de las entradas que unos amables turistas nos quisieron hacer. Una experiencia inolvidable. Al lado del templo se encuentra una de las calles comerciales más famosas, llenas de tiendas y de cafés, donde no pudimos resistirnos a probar esos dulces que en Barcelona saben totalmente diferente a lo que saben allí.
No sé si será porque es Tokio, el clima, el ambiente o yo que sé. Pero ese sabor y aquel té que ya no recuerdo de que era, tenía otro sabor.
Después de allí nos sumergimos en las profundidades del metro de Tokio y nos fuimos a nuestra siguiente parada, el barrio de Shibuya. Uno de esos lugares donde si uno va a Tokio no puede perderse.
En aquel momento miré a Bruno, miré mi alianza y me dije a mí mismo: "Has llegado a dónde querías, con quién querías y cómo querías". Era prácticamente de noche, así que pudimos ver toda aquella zona encendida con sus luces de Neón, que puede recordar a Picadilly Circus en Londres o como nos explicaba Étienne, a Times Square en Nueva York.
En aquella zona cenamos una auténtico Ramen y en el mejor lugar de Tokio según los lugareños. Justo enfrente de nosotros estaba la estatua al fiel perro Hachiko. En un momento dado de la cena, mientras el cansancio se iba apoderando de nosotros, e íbamos viendo cómo Tokio empezaba a vivir de otra manera...
Bruno mirando a Hachiko preguntó: "¿Te gustaría que tuviéramos un perro?" Miré a Bruno y pregunté: "¿A qué viene esa pregunta?" Él me sonrió y dijo: "En la boda, decidiste que el regalo de los invitados fuese un donativo al refugio, ¿por qué no adoptamos un perro nosotros?" Miré a Bruno y pregunté: "¿Tú crees que tenemos tiempo para cuidarlo?"
ESTÁS LEYENDO
Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"
RomanceHistoria NO OFICIAL basada en las series "Merlí" y la primera temporada de "Merlí: Sapere Aude", a partir de ahí ABSOLUTAMENTE TODO ES FICTICIO. Ninguno de los personajes que aparecen en la serie real me pertenecen, dado que SOLO Y EXCLUSIVAMENTE pe...