Narra Bruno
Aquellos dos días en Zarzalejos del Río fueron intensos. Me gustó conocer una parte de Pol que era totalmente desconocida para mí. Lo vi feliz. Reencontrarse con Herminio fue emocionante. Salió su vena más niña.
Como dijo Matilde era el vivo retrato de su madre. Lo que no esperaba fue lo de Ana, aquello le hizo bastante mella dado que en Logroño los dos peregrinos que conocimos Felipe y Martín hacían el camino de Santiago ya que la madre de Felipe había superado un cáncer.
Pero donde conocí a otro Pol fue cuando me llevó a aquel soportal del callejón. Tengo una sensación no sé si equivocada o no, pero sentí que de verdad quiso a Elisa. Se miraban de una manera especial y a veces dicen que una mirada lo dice todo. Jesús y yo hablando en la cascada lo pensamos. Que entro ellos es como si hubiesen quedado rescoldos sin apagar.
Pero al menos sé, que aquella semana de viaje mereció la pena. La última noche de los seis fue maravillosa y a mí me entró un poco de nostalgia, al pensar que entre los Peripatéticos la relación se estaba enfriando. Cada uno tenía su vida y sí, hablábamos por el WhastApp pero no era lo mismo. Es de las cosas que más rabia me da, cuando se termina la época del instituto y te das cuenta de que empiezas a ser adulto.
El viaje de vuelta a Barcelona lo hicimos en el día, conducimos mitad del camino cada uno. Salimos sobre las once de la mañana ya que había una niebla muy densa hasta Burgos y la carretera era bastante peligrosa.
Nos paramos a comer en Tudela que estaba a mitad de camino. Vimos un mesón a la entrada del pueblo y obviamente comimos productos de la huerta Navarra. Llevamos unas conservas como regalo tanto a la Yaya, a Alfonso y Glòria y a Óscar y Oksana.
Llegamos a Barcelona sobre las ocho de la tarde, entre la comida y el tráfico de entrada a la ciudad perdimos unas tres horas.
Dejé a Pol en su casa. Al día siguiente era Lunes de Pascua y en Barcelona es fiesta ese día. Decidimos no vernos y así poder estar con los nuestros poco a poco, además yo tenía que ir a recoger a la Yaya al aeropuerto y le iba a preparar una pequeña sorpresa.
Llegué a casa y me sentí por primera vez solo. Añoraba el bullicio de las ciudades en las que habíamos estado, a Pol y nuestras largas conversaciones que habíamos tenido durante estos cinco días, pero lo que echaba más de menos era a la Yaya y que no estuviese en casa.
Aquella noche deshice la maleta, cené algo ligero y cogí el libro de Macel Proust y lo retomé de nuevo. Me debí quedar dormido leyendo el libro, porque al día siguiente me encontré el libro tirado en el suelo.
Llamaron al timbre cuando aun estaba en la cama, pensé en no abrir, pero luego creí que sería Pol en uno de esos ataques que le daban de locura por verme o algo así. Pero no, era Lluc.
Le abrí la puerta y dijo: "¿Qué haces todavía en pijama? Son las once". Lo miré con cara de dormido y le pregunté: "¿Qué haces tú aquí? Llegamos ayer tarde y estaba durmiendo". Él me miró y dijo: "Dúchate, tenemos que hablar".
Ese "tenemos que hablar" nunca ha sonado bien viniese de donde viniese. Lo miré y pregunté: "¿No puedes esperar a mañana?". Lluch me miró y dijo: "Llevo esperándote desde hace 2 días a que volvieses".
En ese preciso instante caí en lo que me quería contar y dije: "Voy ya voy. Pero con calma, que no te has hecho un viaje de mil cuatrocientos kilómetros en una semana". Él se rio y dijo: "Bruno, odio que a veces seas así, parece que te contagies de Pol". Me fui quitando la camiseta por el pasillo, me di la vuelta y me estaba mirando y dije: "No te fijes tanto en mí". Él me contestó: "No me provoques y dúchate".
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Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"
RomanceHistoria NO OFICIAL basada en las series "Merlí" y la primera temporada de "Merlí: Sapere Aude", a partir de ahí ABSOLUTAMENTE TODO ES FICTICIO. Ninguno de los personajes que aparecen en la serie real me pertenecen, dado que SOLO Y EXCLUSIVAMENTE pe...