Capítulo 46

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Narra Bruno

Después de aquella conversación en la que conocí a otro Pol. Me acordé de la frase que me dijo Ángel y empecé a buscar vuelos a Milán para ir en Semana Santa, quedaban 5 días. Y encontré uno, justo para irme después de comer el viernes de Dolores y volver el domingo de Resurrección.

A la mañana siguiente en cuanto vi a la Yaya se lo comenté y dijo: "Es lo que tienes que hacer, además si quieres te puedo recomendar algunos sitios para ver por la zona, por cierto, ¿Por qué no visitáis a tu madre en Roma? Seguro que le hace ilusión. Llámala a ver qué te dice". La miré y añadió: "Bruno, Roma será Roma, pero estarás con Pol y todo cambia". Le di un beso y llamé a mi madre.

En cuanto se lo dije, me dijo que llegásemos el lunes, que ese fin de semana ella estaría en casa de la familia de Salvatore y no quería dejar pasar la oportunidad de estar los cuatro juntos. Le dije que perfecto, dado que la Yaya me había recomendado para ese fin de semana ir a otros sitios.

Cuando llegué a la Universidad el lunes estaban todos reunidos comentando la fiesta y el por qué me había ido tan pronto. En cuanto me vieron me preguntaron, simplemente les dije que había quedado para hablar con Pol que me tenía que contar algo importante. Ángel me miró y preguntó si estaba todo bien. Los miré a todos y les dije: "El viernes voy a Milán a secuestrar a Pol nueve días".

Se levantaron todos y empezaron a aplaudir. Les dije que pararan, que nos estaban mirando todos y Rai dijo: "¡Qué bonito es el amor!". Me reí y les conté lo que le había pasado a Pol aquella noche. Todos se quedaron mudos, hasta que Biel dijo: "Me alegro de que ya sea consciente de quién es y lo que quiere".

Terminamos nuestras conversaciones y nos dividimos para irnos a clase. Aunque previamente Minerva dijo: "Chicos, mañana nos vemos a la misma hora aquí, me apetece que Bruno le lleve una sorpresa a Pol". Dijimos todos que perfecto. A saber qué se le iba a ocurrir.

Y ahí estábamos al día siguiente de nuevo todos los de la Universidad. Cuando terminamos de lo de Minerva, resulta que me encontré a Bolaño de camino a una de sus clases. En cuanto me vio, se acercó y dijo: "Buenos días, Bruno ¿cómo está?" Le dije que bien y ella contestó: "¿Y nuestro milanés?" Me sonreí y dije: "Está bien, al principio fue terrible y ahora lo lleva bien, está ya adaptado. Además, este viernes voy a pasar la Semana Santa con él, aunque él no lo sepa".

Me miró y dijo: "No esperaba menos de usted. Es más, hay una frase de Gandhi que dice que "el amor es la fuerza más humilde pero la más poderosa de que dispone el mundo". Le vendrá bien tenerlo esos días para afrontar su última etapa en Milán, y sobre todo ese examen oral que lo tiene tan perdido. Pero sé que no fallará".

Nos miramos y nos despedimos, y dijo de nuevo: "Ya sabe en cincuenta días quiero verlos en mi despacho a los dos". Me reí de ella y me despedí estrechándole la mano. Cada día esta mujer me desconcertaba más, pero a la vez parecía parte de mi familia.

Aquellos días se me hicieron eternos, solo pensaba en la cara que se le iba a quedar a Pol en cuanto me viese. Para desconcertarlo un poco, el jueves por la noche lo llamé y estuvimos hablando durante una hora por videollamada. Le pregunté qué haría en Semana Santa y dijo: "Creo que conoceré lo que me queda de Milán y me dedicaré a estudiar a Maquiavelo. Don Constanzo me ha dejado entrever que ese va a ser mi examen, pero quiero que sea diferente. Quiero sorprenderles, así que estaré en la biblioteca prácticamente todo el día". 

Él me preguntó por lo que iba a hacer en Semana Santa y le dije que posiblemente cuidar de Mina, quedar con algunos de los que estuviesen por Barcelona y ensayar. Los exámenes los llevaba muy bien y no me tenía mucho que preocupar de ello. Aparentemente se quedó conforme.

Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora