Narra Bruno
Estaba muy nervioso después de que María hubiese dicho: "Empecemos por el principio". Seguía sintiendo que estaba traicionando a Pol. Ella debió notarlo porque dijo: "Sé que estás pensando que nos merecemos todo lo malo que nos pueda pasar, por no contaros la verdad, pero tranquilo que esa verdad llegará".
La miré y preguntó: "¿Cómo te has enterado?" Tomé un sorbo de la taza de café y dije: "El miércoles salí tarde de la clase de danza, había quedado con Pol, pero nació su sobrino. Así que decidí irme a casa andando. Estaba parado en un semáforo cuando Joaquín y Lola estaban a mi lado. En ese momento, no sabía quiénes eran. Hacía como quince años o más que no los veía. Pero en cambio, ellos sí que sabían quien era yo. Me acompañaron a casa porque iban a recoger a mi abuela".
María estaba atenta sin parpadear casi y dijo: "Continúa por favor". Continué diciendo: "Cuando mi abuela abrió la puerta, cambió su cara. Aquello ya me resultaba extraño, pero empecé a atar cabos cuando hablé con Pol y me contó que el catedrático de la charla se llamaba Joaquín y venía de Madrid. Realmente no me pareció muy raro hasta que me dijo que habías conocido a Mateo. No sé por qué, pero aquello hizo que se me encendiese la bombilla en mi cabeza y empecé a atar cabos".
Ella seguía sin parpadear y preguntó: "¿Qué sientes?" La miré y dije: "No sé qué debo sentir, ni tampoco qué debo decir, porque tengo mil preguntas". Ella me miró y dijo: "Nadie nos encontrará aquí, así que tenemos todo el tiempo del mundo para hablar y que resuelvas tus dudas".
Miré la taza y pregunté: "¿Por qué hizo todo esto mi padre?" Ella se sonrió y dijo: "Porque os quería demasiado a los dos. Tú le enseñaste a ser padre de nuevo, no fue fácil para él. Pero siempre decía que le tenía que agradecer a tu madre que se hubiese ido a Roma para poder volver a estar juntos ya que aprendió a conocerte".
Alcé la mirada hacia ella y dijo: "Tu padre no mostraba ningún sentimiento y si lo hacía normalmente no lo hacía de manera ordenada, sino todo lo contrario. Pero contigo aprendió a hacer las cosas de otra manera, aunque como decía él: "Bruno no lo entiende". Creo que hoy en día entiendes mucho más que lo que él se pudiese llegar a imaginar".
Bajé la mirada y pregunté: "¿Y lo de Pol?" Ella se sonrió y dijo: "Pol Rubio, la persona que he conocido con más sentimientos ocultos". Me quedé desconcertado y dije: "¿A qué te refieres María?" Ella se levantó y se sentó a mi lado en otra silla que había, y mirándome a los ojos dijo: "La primera vez que vi a Pol, pensé que tu padre no tenía razón en cuanto a su don para la filosofía. Llegó con pánico, dejó de ser la persona que era en el instituto, en la que todo el mundo estaba pendiente de él, para convertirse en otra persona a la cual a los profesores nos daba igual. Pero solo había que tocarle las palmas y ver qué se escondía bajo ese maravilloso caparazón que tu padre decía que tenía".
Sonreí y dijo: "Pol empezó a descubrirse a sí mismo. Me lo demostró en el primer trabajo. Había encontrado realmente lo que le gustaba. Tuve que hacerle sufrir un poco, para que espabilase, como hacía tu padre y como Joaquín hizo con nosotros".
La miré y dije: "¿Qué hizo Joaquín?" Ella se rio y dijo: "En la época que nosotros estudiábamos todo era diferente, había un respeto hacia el profesor inquebrantable, todos eran mayores y Joaquín era joven tendría unos treinta años. El primer día que lo vi, yo me morí de miedo. No me atrevía a preguntar nada, en el colegio e instituto no había destacado por nada, al contrario, incluso me tomaron por tonta, pero mi padre sabía que no lo era y siempre me lo había hecho saber. Joaquín en su primer día de clase, llevó una boina, un abrigo de estos que abrigan de verdad y gafas de sol.
Te hablo de que era finales de septiembre y hacía un poco de calor. Él se sentó y no se quitó absolutamente nada de lo que llevaba. Todos comenzaron a reírse menos yo. Los primeros veinte minutos de su clase fueron en silencio. Hasta que pregunté en voz alta si se encontraba bien. En ese momento se quitó todo y dijo: "Menos mal que hay alguien que se preocupa por lo que ocurre a su alrededor y ha salido de su zona de confort". Aquellas palabras supusieron para mí haber dado ese empujón. Cuando vi a Pol, dije: "Si Merlí lo dice es porque él ve algo, que el resto no lo hizo. Y tanto que vio. Pocas veces he visto tanto talento para la filosofía concentrado en una persona".
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Continuación personal de "Merlí: Sapere Aude"
RomanceHistoria NO OFICIAL basada en las series "Merlí" y la primera temporada de "Merlí: Sapere Aude", a partir de ahí ABSOLUTAMENTE TODO ES FICTICIO. Ninguno de los personajes que aparecen en la serie real me pertenecen, dado que SOLO Y EXCLUSIVAMENTE pe...