Prólogo

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Ruth

Pasado

Miraba las hectáreas de tierra como si de eso dependiera mi vida, aunque en realidad las miraba pensando en que si en realidad a esto se reduciría todo lo que quería hacer en la vida, entonces miraba mis botas marrones, mi blusa de franela rosada y aquellos jeans gastados que no dejaba de usar y si le sumamos a esto mis kilos extra era un combo poco deseable para andar por la ciudad, pero aun así soñaba, porque soñar no costaba nada.

—Ruth McCartney —Vocifero mi madre con aquel asentó tan marcado que detestaba —Piensas quedarte todo el día haciendo nada ahí parada —Resople con fastidio y me prometí a mí misma en aquel momento que debía irme de Texas algún día.

La comida estaba ya sobre la mesa cuando pase junto a mi madre, quien movía la cabeza con desaprobación y me miraba con poca sutileza. Gina y George, mis hermanos y mi padre Rufos estaban ya sentados, cada quien en su sitio y odiaba aquella rutina, nadie nunca había cambiado de lugar y estar estancada de aquella manera me provocaba un malestar que no podía definir con palabras.

— ¿Qué has pensado sobre la Universidad? —Preguntó repentinamente mi padre. Su asentó se había perdido un poco por sus viajes constante a diferentes lugares y ahora era menos texano que el resto de lo que estábamos en la mesa. Él ya sabía la respuesta aquella pregunta, pero de todos modos le dije lo que quería escuchar.

—Iré a la estatal —Dije sin más y tratando de no sonar desanimada —Tú, mamá y los chicos me necesitan aquí para ayudarlos con la granja, así que simplemente me quedaré.

—Sabía decisión —Intervino mi madre, quien al fin dejaba el delantal y se unía a nosotros en la mesa —Tu padre y yo necesitamos jubilarnos— Los dos se sonrieron con recato, porque a pesar de todo, mis padres se seguían Amando.

Nos tomamos de la mano como siempre y hoy la oración le tocaba a Gina. Amaba a mi familia, pero odiaba el hecho de saberme limitada a esta vida, no quería ser como mamá, no quería pasarme la vida escondida detrás de un hombre que resolviera todo, quería algo más, deseaba conocer el mundo, aunque el mundo no quisiera conocerme a mí, porque ¿Quién se fijará en la gorda de Texas que se crió en una granja? La respuesta era bastante fácil. Nadie.

Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora