Mike
April al fin se había quedado dormida, después de haberme gritado a todo pulmón, romper un par de cosas en aquella habitación de hotel y terminó arrastrándose por el suelo, la tomé en mis brazos y la deposite despacio sobre la cama. Intento arrastrarme con ella a la cama, intentó seducirme, pero sus trucos ya no funcionan conmigo. Al final se rindió y quedó dormida.
Salí sigiloso de aquella habitación y me encontré de frente con Ruth. Nos quedamos en absoluto silencio, sabía que por su cabeza pasaban millones de posibilidades, pero ningunas sería la correcta. April estaba inestable mentalmente y aunque quisiera no podía abandonarla a su suerte, siempre trataba de alejarme sin dejarla más rota de lo que ya estaba.
— ¿Me dejaras explicarte? —Le pregunté mientras sus ojos me estudiaban con recelo —no es nada, te aseguro, que nada de lo que pasa por tu cabeza pasó en aquella habitación.
—Esperamos que así sea y tengas una formidable explicación. —Billy había aparecido en aquel momento, como siempre echando leña al fuego —Estoy muy cansado iré a dormir —dejo un beso en la mejilla de Ruth y si no hubiese sido por su orientación sexual lo hubiese golpeado.
Billy se alejó dejándonos solos nuevamente en aquel pasillo. Pose nuevamente mi mirada en la mujer frente a mí, se encontraba con el hombro apoyado en la pared, tenía los zapatos en la mano y se había soltado el pelo. No sabía por dónde empezar, lo único que sabía con certeza era que deseaba besarla y tocar su cuerpo hasta el cansancio. Ruth era un afrodisíaco para mí, pero ahora debía contarle mi historia con April.
—Vamos a mi habitación —aquello no sonó como una invitación sexual, más bien Ruth deseaba respuestas. Camino delante de mí y pasó la tarjeta en la habitación continúa a la de Billy.
— ¿cómo supiste que estaba en esa habitación? —Aquella pregunta había rondado mi cabeza desde que nos encontramos en el pasillo.
—Billy es bueno con las historias —hizo silencio y no dijo nada más, salió al balcón, miro un momento al horizonte y luego posó sus ojos en mí —Soy toda oídos —su voz era firme, no había titubeo, Ruth era una mujer con temple, aunque muchas veces se mostrará indefensa.
—No pasó nada —comencé —mañana tendré que pagar algunas cosas en esa habitación —se puso alerta —no la toque —Proseguí —Pero April puede ser muy explosiva y espeluznante —Solo recordar que me había seguido me ponía los pelos de punta.
— ¿Qué quiere? —Preguntó apartándose de las barras que rodeaban el balcón y entró en la habitación.
—No lo sé, ella...ella no está bien de la cabeza y no puedo entregarla a la policía, necesita ayuda pero no de esa índole—Sé que había remordimiento en mis palabras —Su madre siempre la ha alentado hacer este tipo de locuras, dice que he sido el único que ha mantenido a April en equilibrio, pero yo no la quiero, ella me engaño, me manipulo mucho tiempo —mire a Ruth que se encontraba ahora a solo centímetros de mí —No puedo seguir cargando con su mierda.
—Tú y yo estamos jodidos —dijo casi en un susurro y mucho más cerca de mí.
—Jodamonos juntos ¿quieres? —Dije más en broma que otra cosa, pero la respuesta de Ruth me dejo sin palabras.
—Hazlo, simplemente vamos a jodernos juntos—la mire fijamente a los ojos sin comprender lo que quería decirme —vamos a jodernos aquí y ahora —una sonrisa adorno sus labios y como si me hubiese leído el pensamiento comenzó a desnudarse despacio.
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Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADOR
RomanceSIN EDITAR Ruth McCartney siempre pensó en dejar Texas y se visualizó con una vida en la ciudad, pero sus cachetes sonrojados y su pelo rubio tostado por el sol, no eran la típica imagen de una chica urbana y ni hablar de su enfermedad y aquellos k...