Ruth
Miraba el sol caer entre las pequeñas llanuras que rodeaban la granja. Las hectáreas eran las mismas, parecía que el tiempo no había pasado por ellas, pero si paso por mi madre dejándola cada vez más débil y resquebrajada, me hubiese gustado estar a su lado en su último aliento, pero estaba tan preocupaba por mí misma que no me di cuenta que hacía mucho había dejado de lado mi familia, aunque ellos no estaban molestos conmigo, al contrario, mi padre y hermanos estaban felices a pesar de la circunstancia, porque había regresado.
—Todo esto es tuyo —dijo Gina sacándome de mi ensoñación.
— ¿De qué hablas? —Pregunte confundida.
—Mamá te dejo todo a ti y bueno una pequeña porción para el resto —La miré con lágrimas en los ojos.
—No quiero nada de esto Gina, les pertenece a ustedes —me regalo una sonrisa triste y puso una mano sobre mi hombro.
—Mamá quería que tú lo tuvieras, fue su última voluntad—observe cómo se alejaba mientras se abrigaba con su chaqueta. Mire nuevamente aquel paisaje preguntándome en ¿cómo iba hacerme cargo de aquella granja?
***
Volví a la realidad después de una semana. Billy había mantenido la casa impecable durante mi ausencia y durante ese tiempo también se había reconciliado con Néstor, fue algo extraño, él juro y perjuro que nunca regresaría con él, pero sabía que aún quedaba algo ahí. Néstor había llegado cuando Billy más lo necesitaba.
Aquella mañana me sentía igual o peor que los últimos días, pero hoy el particular debía ir al tribunal para ver cómo podía resolver al fin el deshacerme de Joe, ni siquiera me tomé el café que Billy me había ofrecido y tampoco me di cuenta de que mi teléfono móvil estaba sonando, solo volví a la realidad cuando vi a Mike de pie frente a su auto en el estacionamiento de mi edificio.
—Mike —dije con la voz quebrada cuando me acerqué a él, me lancé a sus brazos y me puse a llorar, no había tenido tiempo de hablar con él. No lo había visto desde que no separamos aquella mañana en el hotel.
—Lo siento tanto —dijo acariciando mi cabello. —Lo siento tanto mi hermosa Ruth —Sus palabras me llegaron al corazón. Mike sabía cómo calmar la tormenta que se desataba en mi interior.
Me aleje un poco y lo mire a los ojos, su rostro se encontraba endurecido, parecía molesto, quizás desconcertado, aunque la forma en que me había tratado hace un momento me hizo entender que lo que fuese que lo estaba molestando no tenía que ver conmigo, aun así debía saber que le estaba pasando, qué era aquello que lo tenía tan preocupado. Aunque presentía que lo que me diría no me gustaría.
—Mike —dije colocando mi mano sobre su pecho. — ¿Algo te molesta? —Resopló con cansancio y aquello me puso alerta.
—Creo que Joe y April han estado viéndose —Lo miré con desconcierto —Su madre me dijo que un hombre la ha estado visitando y que después de eso regresó su obsesión por mí —Aun seguía mirándolo cuestionante, sin entender ¿Qué tenía que ver eso con Joe? Cómo siquiera era posible que se conocieran.
— ¿Porque crees que es Joe? ¿Cómo es posible que se conozcan?, digo no lo estoy defendiendo ni nada, pero ¿porque estás tan seguro de que es él? —Pregunte con cierta angustia.
—Dice que el tipo tiene acento sureño —Trague con dificultad y se me fue el alma a los pies.
— ¡Maldita sea! —Dije exasperada — ¿qué mierda está tramando ahora? —Pregunte pero más que a Mike a mí misma.
—No lo sé, pero sea lo que sea no permitiré que te haga más daño —mire fijamente aquellos ojos claros y vi determinación en ellos —Debo acercarme a April, debo ganarme su confianza para así poder llegar a Joe —Me aparté de él bruscamente, porque lo que me estaba diciendo involucra muchas cosas, una de ellas volver a tocar a April y eso provocaba que la llama de celos comenzará a encenderse. Sentí la rama romperse en ese momento, pero sabía que debía hacer silencio y confiar en Mike, porque presentía que hacer aquello era lo único que me libraría de una vez por todas de Joe Miller.
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Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADOR
DragosteSIN EDITAR Ruth McCartney siempre pensó en dejar Texas y se visualizó con una vida en la ciudad, pero sus cachetes sonrojados y su pelo rubio tostado por el sol, no eran la típica imagen de una chica urbana y ni hablar de su enfermedad y aquellos k...