Capítulo 31. La trampa

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Ruth

Billy tomó mi rostro en sus manos, era la primera vez que teníamos aquel contacto tan íntimo y sus manos se sentían tan suaves, que por un momento mi mente se nublo. El color de sus ojos se difuminaba con las luces del lugar, aun así el azul era tan intenso como el mar y no sé porque precisamente ahora me estaba fijando en aquellos detalles.

—Sabes que estoy contigo —dijo mientras apartaba sus manos de mi rostro —Y creo que tú novio viene hacia acá —Aparte los ojos de Billy y los pose en el hombre que venía con el ceño fruncido hacia nosotros.

—Buenas noches —dijo Mike unas octavas más alto y con dureza. Lía y Thessa lo saludaron con simpatía, pero al mirar su rostro notaron la incomodidad.

Billy tomó un trago largo de su bebida y le dio la espalda completamente a Michael, sabía que el hombre frente a mí había notado algo, lo podía ver en sus ojos, miraba a mi amigo como si quisiera matarlo, aunque realmente el no estaba en posición de exigir absolutamente nada y lo que había observado esta noche entre April y el dejaba mucho que decir sobre quizás donde se encontraba nuestra relación ahora, quería creer que todo era parte de aquel maldito plan, pero se veían tan bien juntos que me costaba la vida no sentirme inferior aquella mujer.

—Ella se dará cuenta de que no fuiste al baño —lo mire con fatiga, porque así era como me sentía con esta maldita situación, fatigada.

—Vi algo que no me gusto —miró nuevamente donde se encontraba Billy, quien se había puesto a charlar con las chicas y sabía que solo lo hacía para disimular.

—No sé lo que viste, pero yo si se lo que vi —respire profundo y proseguí acercándome un poco más a el —Billy es mi maldito mejor amigo, ella no es nada tuyo —No sé, si, había comprendido mi juego de palabras, pero esperaba que con aquello se marchará.

—Esta conversación queda pendiente McCartney y estaré vigilando a tu amigo —lo mire alejarse y luego sin poder evitarlo mire a Billy, quien se quedó en silencio por un largo momento y luego me disculpe con Lía y Theresa.

—Quiero irme a casa, si quieres quedarte —negó con la cabeza, sabía que no permitiría que me marchará sola.

Emprendimos el camino en absoluto silencio y sabía que tanto para mí como para él aquella situación era incómoda. Billy me había dicho que le gustaba, pero ni siquiera habíamos vuelto hablar del tema y seguíamos con nuestra amistad como el primer día, él conocía mis sentimientos, sabía que le había entregado mi corazón a Mike Roger y también sabía que quizás esta situación me tenía confundida.

—He conseguido una plaza como asistente de vuelo —dijo repentinamente, aparte la mirada del camino y la pose en él —Pensaba decirte pero no se había dado el momento.

—Pensé que buscarías algo en arquitectura, digo siempre me dijiste que hiciste aquel año para ser asistente de vuelo solo por joder a tus padres —Me miró por un segundo y luego volvió su vista al camino.

—Debo alejarme de ti Ruth —No podía creer lo que me estaba diciendo, no podía creer que se sintiera de esa manera —Vuelvo a estar confundido y creo que tomar este trabajo me mantendrá la mente ocupada, para algo aprendí hablar varios idiomas, ahora simplemente los pondré en práctica —Nos detuvimos en el estacionamiento de nuestro edificio y yo seguía sin decir palabra.

—Siempre terminó alejando a la gente —dije al fin bajándome del coche, necesitaba poner distancia entre nosotros.

—Ruth espera, Ruth por favor —Billy me tomó del antebrazo y me impidió seguir caminando —No tienes culpa de nada, ni de que me gustes, ni de que ames a Mike, ni de que Joe sea una mierda de persona —las lágrimas habían empezado a mojar mi rostro, las aparto delicadamente con las yemas de sus dedos.

—Estoy harta — dije con voz ahogada —Quisiera estar con mi madre —el rostro de Billy padeció —No haré nada contra mi vida, por Dios, solo digo que si pudiese descansar un poco, si pudiera alejarme de todo esto que está pasando —dije exasperada, mientras unas luces nos iluminaron en aquel momento.

No conocía aquel vehículo, pero si reconocí a la persona que salía de él. Billy me cubrió con su cuerpo para protegerme, pero me salí de su espalda, porque eso era lo que aquel hombre quería, verme débil, acabada, arrastrada a sus pies, porque eso era lo que lo fortalecía, aquello era lo que lo mantenía de pie.

—Lleguemos a un acuerdo amor —Su voz me causaba náuseas, pero no podía mostrarle que su presencia me afectaba.

—Mi abogado te dirá en los tribunales —le di la espalda, seguida de Billy, pero sus siguientes palabras me dejaron fría.

—Tu novio no lograra nada con April —me gire sobre mis pies y lo miré fijamente —No lo has entendido aun Ruth, estás en mi juego, no yo en el tuyo —Joe se subió a su vehículo sin decir más nada y no tenía por qué hacerlo, había entendido perfectamente cada una de sus palabras. Mike corría peligro, habíamos caído en su trampa.  

Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora