Mike
Había escuchado con atención cada palabra de April y cada cosa que decía era cada vez más retorcida. No sabía si él tal Joe era estúpido, porque contarle todo aquello a una mujer mentalmente inestable no era para nada de inteligentes, aunque sabía que él se sentía superior haciendo todo aquello, su ego era tan grande que nunca que se detuvo a pensar que su "aliada" en cualquier momento tiraría la toalla.
—Él firmó aquellos papeles —dijo April con cansancio —dijo que estaba harto de su matrimonio y que no se detuvo a pensar en las consecuencias de aquello, luego quedó quebrado y su familia no quiso ayudarlo, esa mujer era lo mejor que le había pasado en la vida según su familia y el muy imbécil lo había arruinado todo, entonces se le ocurrió la brillante idea de joder por completo a Ruth.
—Entonces, todo es un maldito engaño —April asintió y luego se puso de pie, tomando su bolso.
—Los papeles, el abogado, todo Mike, puedo mandarte las conversaciones, Ruth puede usarlas en la corte —la mire con recelo, pero vi sinceridad en su mirada —Voy a dejarte libre Mike, romperé las cadenas que me atan a ti y me internare nuevamente —Caminó hacia la puerta y trate de acompañarla, pero esta me la impidió, por primera vez sentí determinación en sus palabras.
—Déjame llevarte —dije con algo de insistencia, pero esta negó con la cabeza.
—Cortemos aquí Mike, te enviaré todo lo que necesitas, pero necesitamos separarnos aquí —al fin se terminaba, al fin era April la que lo decidía y no yo. Dejo un corto beso en mis labios y me regalo una última mirada —Sé feliz con tu nuevo amor Michael Roger, sé feliz.
La vi alejarse y por primera vez sentí tristeza por ella, deje a un lado la rabia y el resentimiento que sentí una vez por aquella chica y me sentí mal por ella, merecía estar sana, ser feliz, amada, cuidada y ahora al fin cerraba el capítulo que nos unía en la vida, ahora al fin April se marchaba en paz, dejándome atrás.
***
Aquella mañana desperté con una sensación terrible y luego de ver todas las llamadas de Ruth mis alarmas se dispararon, pero lo que me puso los pelos de punta fue aquel mensaje en el buzón de voz "Dios mío Mike, toma el maldito teléfono" se escuchaba desesperaba y aturdida, sabía que algo estaba realmente mal, así que marque a la policía y sin pensarlo me dirigí a su casa.
Las bisagras de la puerta estaban en el suelo junto a la misma, algunos vecinos me dijeron que vieron salir a un hombre, al parecer lo habían alertado con sus voces y entré despacio tratando de no hacer ruido. Mire a mi alrededor, pero parecía que nadie estaba en el apartamento, aunque la puerta del final del pasillo estaba cerrada, aquella era la habitación de Ruth.
— ¿Ruth? —dije tentando al destino y escuche unos sollozos que provenían de aquella habitación.
La puerta se abrió despacio y la encontré hecha un ovillo en el suelo. El pelo se le pegaba la cara por las lágrimas y se encontraba temblando de pies a cabeza, pensé que podría estar herida y la revise por todos lados como un desquiciado, como un hombre a punto de enloquecer de preocupación por la mujer que ama, pero no vi señal de algún ataque.
—Estuvo aquí —dijo con la voz rasposa, se apartó el cabello de la cara — ¿Por qué tardaste tanto? —se ahogó en llanto nuevamente y no pude evitar sostenerla en mis brazos, ella se aferró con fuerza y sentí un dolor tan profundo en el pecho por verla tan rota.
—Todo terminará pronto —la hice mirarme a los ojos y la pantalla de mi teléfono se iluminó con el tan esperado mensaje de April —Te prometo que ese hombre se alejara de ti para siempre —Volví abrazarla, mientras la policía inspeccionaba todo el lugar. Aquella sería la última vez que Ruth sentiría miedo.
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Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADOR
RomanceSIN EDITAR Ruth McCartney siempre pensó en dejar Texas y se visualizó con una vida en la ciudad, pero sus cachetes sonrojados y su pelo rubio tostado por el sol, no eran la típica imagen de una chica urbana y ni hablar de su enfermedad y aquellos k...