Capítulo 8. El pasado nunca duerme

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Mike

Presente

La música de fondo nos envolvía con su embriagador sonido y no pude parar ni un solo segundo de besar los labios de Ruth. Eran suaves, delicados y encajaban perfectos con mi boca. No quería sentir todo esto, me negaba a enamorarme de nuevo, pero no sabía si podría parar, no sabía si cuando llegara el momento cumbre, ese en el que me daba cuenta que las cosas se estaban saliendo de control podría alejarme de esta mujer. Estaba en un camino peligroso, pero no quería alejarme.

—Vamos a la pista. —Ruth abrió los ojos, pero dejo que la guiara a la pista, la tome de las manos y nos mezclamos entre el gentío.

I Don't care how you look sonaba de fondo, era la nueva canción de Project 55 y según escuche Robin Hills, el vocalista y guitarrista del grupo la había escrito para su prometida Lía. Aquella mujer era una Curvy girl al igual que Ruth y al parecer todo conspiraba a mi favor esta noche, porque las letras de aquella canción eran pura poseía, una declaración profunda de admiración y amor por la mujer amada.

—Me encanta esta canción —dijo mientras recostaba su cabeza sobre mi hombro. Envolví mis brazos en su cintura y la lleve más cerca de mí, sentir el calor de su cuerpo me encendía, ella me volvía totalmente loco, como nunca antes lo había hecho ninguna mujer.

—A mí me encantas tú —susurre en su oído —aparto su cabeza y me miro a los ojos. Pero luego, de la nada su mirada fue incierta, sus ojos habían perdido el brillo y la inocencia con los que me miraban y su mirada se encontraba puesta en otra dirección. Me aterre, porque pensé que había dicho algo malo.

Ruth se separó de mí y comenzó a caminar hacia la mesa, tomo su cartera y salió casi corriendo del lugar. Yo me había quedado estático, sin saber que pasaba y luego un tipo pasó por mi lado rozando su hombro con el mío, pero ni siquiera se disculpó, camino en la misma dirección que Ruth y un tercer tipo que parecía gay salió detrás de ellos.

Deje unos dólares sobre la mesa y camine hacia la puerta. Me encontraba desconcertado, no sabía que ocurría, pero presentía que no era nada bueno. Solo tenía la certeza de que Ruth, el tipo que rozó mi hombro y el chico gay despejarían mis dudas en cuanto cruzara aquella puerta, aunque no estaba tan seguro de querer saber lo que ocurría.

— ¿Qué demonios haces aquí Joe? —Preguntó Ruth exasperada al tipo que me había rosado.

—Veo que estás viviendo bien tu maldita vida muy feliz McCartney —dijo aquel hombre con enojo, di un paso adelante, pero el chico gay me miro y negó con la cabeza. Sentí que la sangre comenzaba a hervirme, quería alejar aquel hombre de Ruth, pero tuve que contenerme, cosa para lo que no era bueno.

—No tengo porque explicarte como vivo mi maldita vida como dices Joe, hace tiempo que no es tu problema. —Ruth le dio la espalda, camino con el otro chico y yo no pude soportarlo más y me acerque a ellos.

— ¿Qué pasa Ruth? —Dije con actitud retadora y el tipo me miro con desagrado.

—Pasa imbécil, que te estas metiendo con una mujer casada —todo se volvió silencioso en aquel momento, parecía que nadie respiraba y la música del bar se perdía entre la gente que entraba y salía y en una bruma de confusión ¿estaba casada? eso si que no me lo esperaba. Pero no solo yo estaba confundido, pude ver que Ruth se encontraba de igual forma.

—No entiendo de que estás hablando —Ruth lo miro confundida —Nos divorciamos hace mucho tiempo Joe —Ruth camino hacia el tal Joe, su amigo intento detenerla, pero ella le aparto la mano con poca sutileza.

—Nunca firme los papeles del divorcio Ruth, nunca has dejado de ser mía y nunca lo dejaras —Y allí mirando aquella escena, comprendí por completo la presencia de aquel hombre allí. Había regresado para recuperar a su mujer, pero aquello no le sería tan fácil.

Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora