Capítulo 20. La calma de mi tormenta

1.6K 192 5
                                    

Mike 

Presente

Ruth se había convertido en el caos de mi vida y podía en cualquier momento correr a esconderme y alejarme de ella, ya tenía demasiado con April rondando en mi vida de nuevo, sumemosle a eso el ex-marido de Ruth que ha venido joderle la vida, de verdad que los dos éramos una pareja explosiva, creo que eso era lo que me gustaba de estar con ella, la adrenalina que suponía vivir nuestro día a día.

— ¿Te estas arrepintiendo? —Mire a Billy con fastidio, no se a quien se le había ocurrido invitarlo al Baby Shower.

—No sé de qué mierda hablas —trate de alejarme pero este se interpuso en mi camino.

—Oye bien lo que voy a decirte, Ruth está pasando por mucha mierda en su vida y contigo está tratando de hacer que su vida permanezca en equilibrio simplemente no lo jodas —sabía que Billy solo se preocupaba por el bienestar de su mejor amiga.

—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo —dije con toda sinceridad.

—Deberás hacer mucho más que eso.

— ¿Que hacen aquí? —Ruth dejo un beso sobre mis labios y luego dejo uno en la mejilla de Billy. —Litzy abrirá los regalos vamos.

Ethan y Litzy habían convertido su sala en un salón de fiesta, los dos estaban muy felices. Ruth se unió a las demás chicas, Lía, Theresa y Cassie, era increíble verlas juntas, parecían una portada de revista para modelos curvy. Y me gustaba, porque ellas habían salido adelante por sus propios méritos y dejando atrás los prejuicios de la gente. Ahora comprendía a Ethan cuando me decía que Litzy no se comparaba con ninguna otra, era físicamente única y especial para él.

—Este es el regalo del tío Mike. —Litzy tomó el regalo en sus manos y desató el lazo con cuidado. Mandé a bordar un mameluco con mi nombre. —El tío Mike es el mejor —Leyó Litzy en voz alta, pero lo otro que contenía aquella caja era lo más importante y por lo que Alex había tenido que mover algunos de sus contactos.

Litzy me miró con los ojos cristalizados y Ethan corrió a darme un abrazo. Quería que su bebé estuviese seguro, que no se preocuparan por el futuro por eso decidí abrir una cuenta para el bebé, mi hermano y su novia no tendrían que preocuparse por su educación.

—Gracias hermano, esto es demasiado, no debiste. —Ethan volvió abrazarme y me sentí como el mejor hermano mayor del mundo, un segundo después volvió a estar pegado de Litzy.

Una vibración en el bolsillo trasero de mi pantalón me aparto por un momento de la celebración, pero lo que más me sacó de concentración fue el desconcertante mensaje que leí "Felicidades por tu sobrina" cualquiera pensaría que es un mensaje normal de felicitaciones, pero nadie a parte de Alex sabía del baby shower. Mire a todos lados de manera sospechosa, cosa que no pasó desapercibida por Ethan que comenzó a caminar hacia mí y luego pose mi mirada en la ventana transparente detrás de Litzy y el corazón se me vino al suelo.

Camine apresurado pasando de Ethan y todos los que me miraban de manera extraña, pero ellos no entendían nada y no esperaba que lo hicieran. Mire a April con un vestido rojo hasta las rodillas y un bolso de regalo color rosa en la mano, no sé cómo diablos me había encontrado, pero esta locura tenía que parar, debía frenar esta mujer o las consecuencias me arrastrarían al infierno con ella.

—Sorpresa —dijo descaradamente y se lanzó a mis brazos.

— ¿Qué pasa? —Escuche decir una voz detrás de mí, una que no hubiese querido que viera esta escena.

—Porque no nos presentas Mike —dijo April con malicia —Porque no le dices que yo soy la chica que siempre has amado.

—De qué demonios hablas April—dijo Ethan con molestia —Solo eres una maldita demente —aparte a April de mí y camine hacia Ruth quien nos miraba desconcertada, sabía que tenía muchas preguntas en su cabeza, debía hacerla entender que esta mujer no significaba nada para mí.

Levantó los brazos y no me permitió que la tocara, aun así la obligue a mirarme a los ojos, tome su rostro en mis manos, mientras Ethan se encargaba de la loca que vociferaba a mi espalda, lidiaría con ella cuando hiciese comprender algunas cosas a Ruth.

— ¿Confías en mí? — Le pregunté, pero pude ver su debate interno y lo comprendía. —Ruth escúchame, ella es solo un bache en el camino, nadie que me importe —lleve su mano sobre mi corazón para que comprendiera lo asustado que estaba de que ella se fuera, allí me di cuenta que Ruth no era solo algo pasajero para mí, había encontrado al fin la calma para la tormenta de mi vida.

Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora