Mike
Pasado
La casa de los Graham parecía un recuerdo lejano. Estar de nuevo aquí me hacía sentir perturbado y algo perdido. Cuando recibí aquella llamada de la mamá de April sabía que había tocado fondo, porque llegar al punto de atentar contra tu propia vida deja mucho que decir de tu equilibrio mental y llegue a pensar que yo había sido el más perjudicado en esta ruptura, pero al final April ha estado peor que yo.
—Gracias por venir Mike, no sabía a quién más acudir —la señora Graham se notaba cansada y triste.
—No sé qué podría hacer por ella, quizás suene cruel, pero ella me hizo demasiado daño —una lágrima corrió por la mejilla de aquella mujer y odiaba hacer sentir mal a la gente.
—Tienes razón —dijo con la voz quebrada—Pero ella es mi hija y tú su única salvación — Retrocedí un paso, porque no comprendía bien lo que esa señora quería dejar dicho con eso.
—Mike, te lo suplico como una madre que está destrozada por el sufrimiento de su hija, quédate a su lado hasta que mejore, luego le haré entender que debe dejarte ir.
Me quedé en absoluto silencio, aquello que me proponía era algo absurdo, pero también la entendía. April había intentado quitarse la vida y que madre no haría todo por el bienestar de su hija, sin importar cómo eso pueda afectar la vida de otros, en este caso la mía. Amaba a April, fue mi primer amor de verdad, pero ella me había utilizado a su antojo y no podía permitir que tanto ella, como su madre me siguieran manipulando.
—No —dije con rotundidad —No puedo hacer eso que me pide —su rostro se ensombreció y pude ver realmente cuales eran sus intenciones.
—Ella está así por ti —dijo con dureza.
—No —dije con más rudeza de la cuenta. —Ella está así porque está enferma y usted debería saberlo mejor que yo.
— ¡Michael! —Dijo exasperada, pero yo ya me disponía a marcharme —dejaras que mueras ¿Que no lo amas? —Vociferó.
—El amor no debería ser dolor señora y April solo ha sido dolor para mí, así que déjeme ir y trate a su hija de la manera adecuada.
Me subí al coche y me puse en marcha de inmediato. Había sido un error ir hasta allí, un error que no volvería a repetir, porque April era una enfermedad y si seguía junto a ella al final no me iba a poder curar. Así que me aleje, me fui para siempre de su vida, sin mirar atrás. Con la certeza de que no volviera nunca más.
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Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADOR
RomanceSIN EDITAR Ruth McCartney siempre pensó en dejar Texas y se visualizó con una vida en la ciudad, pero sus cachetes sonrojados y su pelo rubio tostado por el sol, no eran la típica imagen de una chica urbana y ni hablar de su enfermedad y aquellos k...