.・✫・゜・。.1.・✫・゜・。.

1.7K 125 5
                                        

—¡Hey Lucy! ¿¡Qué ocurre!?

Me encontraba llorando desconsoladamente frente a mi abuela, mientras Erza y Juvia no sabían que hacer para calmarme. Aquello era imposible, no podía ser, me negaba, ¡me rehusaba!

—Cariño, ¿qué pasó? Apenas viste a los ciudadanos te echaste a llorar.

Hace rato nos habíamos instalado y yo no paraba de llorar como una bebé. Pero vamos un poco de drama de vez en cuando viene bien, ¿no?

—Cierto Lucy, te volviste pálida como la cera de una vela, ¿a quién viste?

Me trate de calmar, pero de solo recordar volvía a estallar en lágrimas.

—¡No lo quiero! ¡No lo quiero!

—¿A quién?

—Mi...mi... ¡buaaah!

Me eché a los brazos de mi abuela, llorando de manera desconsolada, en eso sentí como alguien me tomó fuertemente de los hombros y realmente volví a palidecer al ver a Titania llena de furia. Ahora si moriría.

—¡CALMATE YA Y DINOS QUE PASO!

—Mi...mi dije...empezó a brillar, alce la mirada esperando ver el porque encontrando... —Tartamudeaba presa del pánico— encontrando... ¡a un viejo!

Me eche a llorar al recordar como el tipo borracho me tiro un beso tratando de verse como un galán. el solo recordarlo me hacía asquearme, sentí como mi abuela me daba un golpe en la parte atrás de la cabeza y se levantaba.

—¡Niña tonta! Pensé que era algo más grave.

Erza en cambio, me jaló de los cachetes mientras nos levantábamos.

—Esperaba algo más serio. Olvídate de eso y vamos con Bisca, debemos ir a buscar trabajo.

¿¡Olvidarme!? ¡Claro cómo no era su dije que anunciaba su futuro! Aparte..

—¿Trabajo? ¡Yo soy bailarina! Cuando pongan las atracciones trabajaré, pero aceptó ir a holgazanear un rato.

Erza giro los ojos cansada mientras se despedía con una sonrisa de mi abuela. Juvia tampoco se quedó atrás, se agarró de mi brazo y juntas comenzamos a correr hacia la ciudad, la gente al vernos nos miraba con algo de desconfianza, pero aquello ya era costumbre y sinceramente: me importaba una mierda. Con el tiempo se terminarán acostumbrando a nosotros.

—¡Mira! ¡Allá esta Gray! ¡Vamos a verlo!

Nos dirigimos rápidamente a Gray quien se encontraba cargando unas cajas que a simple vista se veían pesadas. Al vernos sonrió, pero en el momento que su mirada se posó en Juvia se enderezó por completo.

—¡Gray! ¿Tan rápido encontraste trabajo?

Gray giro a vernos, manteniendo las cajas sobre sus hombros y sonrió con completa tranquilidad al saber que tenía la compañía de sus grandes amigas de la infancia.

—Hola Juvia.

Fuimos ignoradas olímpicamente por la hielera con patas, perfecto.

—Hola Gray, ¿cómo estás? — Musito de manera suave la joven peliazul.

—Bien gracias. Oh chicas ¿estaban aquí también?

Lo mire con una gota de sudor bajando por mi mejilla.

—sí, ¿estás trabajando?

— Pues si Lucy, estoy ayudando al anciano de allá a cargar algunas cajas con vegetales para la carreta de ese hombre. Le pagaran bien al anciano, son frescos.

La Gitana Del CoronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora