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—¡Hey Lucy! ¿Cuánto más planeabas tardar? ¡Hemos esperado por más de treinta minutos! — Vociferaban mis amigos fuera de mi vardo exigiendo mi presencia

Les di una pequeña sonrisa de disculpa a mis amigos al llegar con ellos luego de precisamente 1 hora, entre tanto revuelo.

—Perdón, perdón, ya estoy aquí. ¿Nos vamos?

—¡Si! ¡Donde nos ve Anna no nos deja salir a nadie!

Soltamos a carcajadas al unisonó mientras corríamos alejándonos de la Feria, la mayoría del pueblo ya estaba ahí, después de todo es de esos días donde se puede descansar. Las calles eran iluminadas por grandes antorchas encerradas en esferas de algún material resistente para que no se consumiera el fuego, lo cual las hacia ver interesantes y llamativas a la vista de los visitantes.

—¿A dónde vamos? — Pregunté pues supuse que los lugares estarían cerrados por la llegada de nosotros.

—¡A la taberna! —Grito de manera eufórica Cana provocando la risa nuevamente de todos.

Cana era la más emocionada de todos, era normal, amaba beber. Llegamos encontrando a mucha gente, la mayoría hombres sentados en barras, jugando naipes, billar, entre otros juegos mientras que en otro lado había personas reunidas jugando a las fuercitas, aquello llamó la atención de Gray y Gajell quienes se encaminaron directo ahí dejándonos a nosotras solas.

—No tienen remedio—Exprese negando con mi cabeza—por cierto, Cana...

Gire a ver a Cana, pero está ya estaba sentada en la barra hablando con un viejo mientras reía tomando una copa. Juvia, Bisca y yo nos miramos sin saber que hacer.

—¿Y si solo los dejamos y nos vamos?

La sonrisa traviesa que atravesó la cara de Juvia me dijo que esa no era una opción.

—mmm... Yo en realidad las acompañe porque quería conocer un poco el pueblo.

Asentí con mi cabeza ante las palabras de Bisca de manera afirmativa, ya que esa era también mi finalidad.

—Yo también.

—¡Vamos niñas! Desde que viajamos de la antigua ciudad acá no hemos bebido ni un trago.

Juvia nos arrastró a la mesa más cercana y alzo la mano para que un hombre viniera a atendernos. Al vernos sonrió con amabilidad lo cual nos sorprendió ya que al ser gitanas no esperaba que fuera amable con ellas.

—Ustedes son las de Fairy Tail ¿verdad? Bienvenidas a la taberna de Magnolia. ¿Qué desean?

—Yo quiero...

Fui cortada en el aire por Juvia quien hablo de manera airosa.

—¡Tráiganos el trago más fuerte que tenga!

—¡Enseguida!

Mire a Juvia como si se le hubiera sacado la cabeza.

—¿¡Estas loca!? ¡Juvia nosotras no somos resistentes al alcohol! ¡Lo sabes!

Ella soltó una risa para luego vernos y guiñarnos el ojo con complicidad y fue ahí que supe que la sirena no planeaba nada bueno esa noche.

—Por supuesto que lo sé, precisamente por eso lo pedí.

Bisca se levantó negándose completamente, tratamos de retenerla, pero ella solo dijo que no podía ir a casa borracha, la miramos irse y suspire. Juvia en cambio se cruzó de brazos haciendo un puchero.

—¡No entiendo como puede ser una gitana y no beber!

—¡Oye! ¡Las gitanas no necesariamente deben beber! ¡Juntarte mucho con Cana está haciendo que pierdas la cabeza!

La Gitana Del CoronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora