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Cuando aquellas puertas fueron nuevamente abiertas de par en par, esperaba ver a cualquiera menos a él. Era uno de los novatos que Sting y yo habíamos cogido a cargo.

—¿Y bien? Di tu testimonio chico.

—Yo...

—¡Habla de una vez!

—¡Yukino!

Sus ojos relampagueantes se posaron sobre mí. Dolía ver tanto rencor en esos ojos...esos ojos que una vez me hicieron desear que me vieran con amor...esos ojos por los que alguna vez había deseado en silencio que me quisieran solo a mí...y por los cuales a pesar de todo guardo un gran cariño.

—No tienes por qué gritar de esa forma. Él está bajo mi orden al igual que tú.

—¡YO NO ESTOY BAJO LAS ORDENES DE UN ASESINO! HABLA DE UNA BUENA VEZ SINO QUIERES QUE TE MATE AQUÍ MISMO.

—¡SILENCIO! ¡ORDEN EN LA CORTE!

Nuevamente nos quedamos en silencio. El chico tomo una gran bocanada de aire y comenzó a relatar los sucesos por los cuales se me acusaban. Con cada palabra sentía que un puñal era clavado en mi espalda con fuerza; quien sea que haya sido el verdadero culpable...es un completo monstruo. No podía soportar escuchar la barbaridad que había hecho con mis hombres...con mi mejor amigo...pero lo que más me había llenado de horror era que todos habían muerto creyendo que yo era el causante de su muerte....

—Eso...eso fue lo que paso su señoría.

Todos los ojos apuntaban a mí. Podía sentirlos en todas las direcciones, me sentía como un criminal. Pero yo no había sido, yo no los mate. Jamás traicionaría a mis amigos...a mis hombres...nunca....

—¿Algo que decir Coronel?

—Yo no fui...

—¿Disculpe, no le escucho bien?

Alcé mis ojos llenos de dolor y enfado. La sonrisa socarrona de Darton hacia que me dieran nauseas. A pesar de ser el "prometido" de Lisanna el no desea más que la fortuna que me corresponde por ser un Dragneel...si supiera que todo ese dinero ha ido a parar al cuartel.

—He dicho que yo no fui.

La sonrisa burlona de él se ensancho más y me miro con gesto triunfante. La repulsión pudo generarme una arcada, pero logré contenerme lo suficiente para no demostrarlo.

—¿Acaso la descripción del soldado no concuerda con usted?

—En efecto,pero yo no he sido.

—Coronel Dragneel. Tenga los pantalones para admitir que es culpable de los cargos. Usted estaba cansado de servirle a la corona, de seguir las leyes de la sociedad. Usted cambio totalmente desde que se juntó con los gitanos de Fairy Tail. Obviamente se dejó seducir por esa vida vulgar y queriendo dejar un claro mensaje de rechazo haciendo esta horrible masacre. Todo este tiempo usted encubrió a Tártaros, es su aliado. No me queda ninguna duda de ello. Un hombre que perdió a sus padres a muy temprana edad y...

—¡DEJE DE DECIR ESAS TONTERIAS!

La voz de Zeref se alzó en el total silencio de la corte. Mi hermano con total enfado se levantó de la silla, su rostro dejaba en evidencia el completo odio que le causaba estas falsas acusaciones...por un momento sentí que veía al viejo Zeref...al viejo hermano que se defendía a capa y espada del tío Igneel.

—¿Cómo dice?

—TONTERIAS. ESO FUE LO QUE DIJE. Mi hermano sirvió toda su vida a la corona, dio su sangre y su juramento. En múltiples batallas ha acabado con el enemigo del rey sin piedad alguna....incluso se enfrentó al propio Tártaros, mirando a la muerte a la cara, sin bajar la cabeza. ¡El que esos bastardos estén vivos es culpa mía!

La Gitana Del CoronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora