.・✫・゜・。.63.・✫・゜・。.

91 6 1
                                    

Finalmente había encontrado la forma de entrar a la prisión, sin tener que gastar en las balas. Lo único que no me gustaba...era tener que pasar por esa asquerosa alcantarilla. Pero haría lo que fuera con tal de llegar a Natsu. Entonces, comprenderán donde estaba en este momento: cubierta de lodo de pies a cabeza, oliendo a agua putrefacta y arrastrándome por un cubículo muy pequeño para poder llegar al otro lado.

—Ahora entiendo porque los prisioneros no salen por aquí...

O tal vez nadie se había dado cuenta de ello.
Cuando salí de dicho lugar, me encontré con las duchas de los presos, donde no dude en sacarme la ropa y mojarme en el agua limpia y pura. No podía presentarme a Natsu en esas condiciones....me daba vergüenza que él me oliera de forma tan horrible. Para mi sorpresa, nadie se asomó a ver por qué las duchas hacían ruido. Volví a vestirme con las ropas que había dejado mojando también y me coloque el abrigo encima. Aunque él frío me carcomia entera, sabía que la sola presencia del hombre iba a lograr que esa frivolidad corporal desapareciera para dar paso a una calidez que aún no sabía porque, pero se extendía en mi al reflejarme en esos ojos jade. Asomé mi cabeza viendo todo oscuro al frente mío. ¿Dónde estaría la celda de Natsu? ¿Estaría resguardada por guardias? ¿Estaría bien? ¿Lo habrían lastimado?

—¡¡MALDITO HIJO DE PUTA!!

Mis ojos se abrieron grandemente cuando aquel grito llego a mis odios.
Ese en definitiva era Natsu y sonaba demasiado enfadado. Temí que alguien le hubiera hecho daño, por lo que salí corriendo en dirección hacia donde había escuchado aquella resonancia y me oculte detrás de una columna . Mire a la celda de al frente, donde todos dormían y al otro lado estaba él. Absolutamente solo, sin nadie. Pero tenía la frente fuertemente apoyada en los barrotes, como si quisiera destruirlos con su frente.

—¡VUELVE AQUÍ!

—Natsu...—Susurré débilmente.

Mi voz fue un susurro que únicamente el aire pudo presenciar.

.

.

.

Mi cuerpo entero se estremeció cuando aquella melodiosa voz llego a mis oídos.
Esto no podía ser verdad...ella no podía estar aquí...era imposible...
tenía miedo de mirar a un lado y no ver nada, tal y como en épocas pasadas hacía, creyendo en la vaga esperanza de que Lucy aparecería de la nada para sonreírme dulcemente...

—Vete...

—Natsu yo...

—¡NO! ¡NO ERES LA REAL! ¡VETE DE AQUÍ!

—Natsu soy yo...

No pude escuchar cómo se acercaba, pero si sentí el tacto de su suave mano acariciar mi mejilla, no pude contenerme y la mire a los ojos. Aquellos ojos...me miraban con tanto dolor...que ardía.

—¿Pero...que es lo que te han hecho...?

—¿Qué haces aquí? Tú no deberías estar aquí.— Solté como si fuera un lobo herido que estaba a nada de lanzarse a su pequeño e indefenso cordero que se acercaba.

Y si.... ¿y si tal vez no era ella? ¿Y si tal vez era ese desgraciado de END tomando la forma de mi Lucy para seguir burlándose de mí?
lleno de ira, lo tomé del abrigo y acerqué su cara a los barrotes, sonriendo con odio.

—¿Creíste que podías engañarme? ¿Tan estúpido me crees? Escúchame bien pedazo de porquería, deja de tomar la forma de Lucy para tus sucias cosas. Vuelve a tu forma original...muéstrame tu puta cara.

—Natsu... ¿de qué hablas?

—¡No te pases de listo conmigo! ¡TE LO REPITO DE UNA VEZ MALDITA RATA! ¡SI TOCAS A LUCY, YO MISMO TE MATARE!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Gitana Del CoronelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora