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|2 de noviembre|

Ya llevaba despierto una media hora cuando suena el despertador.

Lo apago cómodamente y me levanto con una amplia sonrisa.
En el momento en el que me desperezo, algo suave roza mis tobillos.

Agarro a mi gato entre mis brazos y lo mimo durante unos minutos antes de entrar al baño.

Mientras me ducho, rememoro la tarde de ayer, desde que Jungkook tapó mis ojos hasta que me dormí.
Tal vez cerré los ojos algo enojado con él pero mis labios seguían curvados felizmente cuando el sueño me arrastró.

Con ropa cómoda, mi bolsa de baile y mi mochila me despido de mi madre, acaricio el lomo de Mimi y salgo de casa para torcer la esquina y ya estar en el instituto.

¿Para qué negarlo? Una maravilla.

Camino hacia mi clase devolviendo saludos de compañeros con mi cabeza puesta en otro sitio bastante lejano al instituto.

¿Realmente lo de ayer pasó? Todos los besos, su escondida declaración...
Bueno, si eso era de verdad una declaración
Debería hablarlo hoy con Jungkook...

Pensando en él mientras recojo mis libros de mi taquilla, no me doy cuenta cuando alguien cierra la puerta metálica con una mano, dejándome acorralado contra esta.

Sin embargo, una gran sonrisa se forma en mi rostro al ver al ver al causante.

—Buenos días, Park.

—Buenos días, Jeon –le imito antes de pasar bajo su brazo y comenzar a caminar hacia mi clase, con el castaño siguiéndome de cerca.

Llegamos sin hablar a la puerta de mi aula y, antes de entrar, me giro hacia él y tiro de su sudadera hacia mí hasta casi juntar nuestros labios.

Cuando veo sus ojos cerrados giro mi cabeza y dejo mis labios en su mejilla, sorprendiéndole antes de cruzar el umbral de la puerta.

¿Tan fácil te dejas hacer?

Me siento en mi sitio imaginándome su expresión desconcertada mientras se dirige hacia su propia clase.

Es cierto, me gustaría haberle besado pero prefiero jugar un poquito con él.

Las primeras horas pasan rápido para mi sorpresa y durante el descanso sigo con mis compañeros cerca del cerezo donde, diferente a otros días, el castaño se encuentra sentado con un libro y una manzana entre sus manos.

Tras salir del círculo donde nos turnábamos para bailar y escuchando la música de fondo, me siento al lado del menor, exhausto.
Bebo la mitad de mi botella de agua de un sorbo largo bajo la mirada de Jungkook, el cual acerca la manzana a mis labios.

—No estará envenenada, ¿verdad?

—Lo está. Es una manzana envenenada –la muerde y río suavemente–. Pero estoy bien... Porque soy JK.

Comienzo a reír más fuerte ante su expresión de suficiencia y muerdo también la fruta.

—Oh, ¿te encuentras bien? Pensé que sólo yo era inmune...

Dejo un golpe en su hombro y ambos miramos al grupo de bailarines en medio del patio.

—Son muy buenos.

—No tanto como tú –le miro con una ceja alzada y niego con la cabeza.

—Ya sabía yo que no estabas leyendo...

—Es imposible no estar más atento a como tu pantalón marca tu hermoso culo.

—Deberías ordenar tus prioridades –hablo con un sonrojo expandiéndose por mi rostro.

• ᴊᴋ... ʟᴏᴏᴋ ᴀᴛ ᴍᴇ! • ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora