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|13 de enero|

Hace un cuarto de hora que salimos de la bañera y nunca me hubiese esperado que fuese así. No fueron pocas las veces que imaginé ese momento, pero nunca pensé que acabaríamos como lo hicimos.
Creí que tal y como empezó, terminaría el momento con Jimin dormido entre mis brazos, después de cantarle una canción tras otra, teniendo que sacarle de la bañera y ocuparme de él hasta dejarlo bajo las sábanas intentando no despertarle.

Lo que menos esperaría es que acabaríamos salpicándonos con agua, frotando nuestros rostros, mojándonos mutuamente, sólo para molestarnos, ahogando las risas en besos para no molestar a mi madre o mi hermano.

Tampoco esperaba terminar recostado contra Jimin mientras me peinaba con sumo cuidado para después aclararme el pelo y abrazarme con fuerza durante muchos minutos hablando de cosas sin sentido, que para nosotros eran totalmente dignas de ser comentadas.

Ahora simplemente miro al techo tumbado y tapado en la cama, esperando a que acabe de secarse el pelo y se abrace a mí como planeábamos. Pero sus verdaderos planes eran otros, al parecer.

Al salir del baño y cerrar la puerta detrás de sí, noto su sonrisa nerviosa acompañando su cabello revuelto.
Su cuerpo es únicamente cubierto por una de mis camisetas de manga larga más grandes, unos calcetines altos y las ridículas zapatillas que no tiene intención de dejar de utilizar.

Destapo el lado de la cama más próximo a él y aguardo a que se tumbe para poder taparle, pero eso nunca ocurre.

En cambio coloca las piernas a los lados de mi cuerpo, ahora sentado, y acomoda la sábana de tal forma que nos tape a los dos de cintura para abajo, atrapándonos. Sus dedos tocan mis mejillas con suavidad antes de besarme con fervor tras mirarme a los ojos con intensidad.

Mis manos automáticamente descansan en sus muslos, acariciando la piel mientras ascienden hasta su cintura, deteniéndose de repente, al igual que el beso.

-¿Eso es lo que creo que es? -pregunto, aguantándome las ganas de deshacerme de la camiseta y verlo por mí mismo.

-Te dije que no habías buscado bien -me muestra una fingida inocencia y besa mi nariz antes de apartarse y tumbarse de espaldas a mí, con la prenda levantada, cayendo con suavidad en su cintura, dejando a la vista las finas tiras de tela negra de aquella prenda de lencería que recibió en su cumpleaños y de la que realmente pensé que no volvería a tener noticias. Así también me percato de que los calcetines que porta tienen cosidos unos lacitos negros a los lados, recordándome que son otra parte de aquel regalo.

-Jimin... -no tardo en acercarme a él y apoyar mi mano en la piel de su cadera, dejando el dedo meñique bajo la tela que la rodea. Siento automáticamente el temblor de su cuerpo.

-¿Ajá? -sigue sin mirarme, casi haciéndose el dormido, pero su voz sale entrecortada, haciéndome sonreír con suficiencia.

-¿Me vas a dar la espalda toda la noche? -pronuncio en un susurro y veo como sus mejillas se estiran, haciéndome entender que estar sonriendo ampliamente. Su cabeza hace un gesto de duda y una risa sale de mis labios antes de que se gire. Su pierna se levanta hasta rodear mi cintura y pegar nuestros cuerpos- ¿No estabas cansado a punto de dormirte entre mis brazos?

-Bueno debe de ser una coincidencia que así de repente no tenga ni pizca de sueño -ahora es su mano la que se adentra bajo mi camiseta y acaricia mi piel con la delicadeza que sólo sus dedos poseen, produciéndome un suspiro antes de que esconda el rostro en mi cuello, dejando pequeños besos en mi piel al tiempo que su cintura se mueve contra mí con una lentitud asfixiante.

Me dispongo a cerrar los ojos justo en el momento en el que dejo de sentir cualquier contacto proveniente del peliazul. Veo como se levanta de la cama y casi salta hasta donde su mochila está apoyada, comenzando a rebuscar en los bolsillos.
En silencio, abandono también el colchón y en el momento justo en el que se da la vuelta atrapo sus caderas y nuestros labios se juntan con necesidad.

• ᴊᴋ... ʟᴏᴏᴋ ᴀᴛ ᴍᴇ! • ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora