Me estremecí al escucharlo. Definitivamente, me gustaba un poco este Luc.
—¿Y cuáles son tus ansias? —Le pregunté, evitando su mirada y centrándome en sus clavículas. Lucifer se encogió de hombros, pero no se separó de mí.
Estaba muy cerca.
Peligrosamente cerca.
—¿Qué crees que puedo desear? —Cuestionó como respuesta mientras se estiraba en el sofá con un suspiro grave que convirtió mi sangre en lava.
¿Por qué sentía que había un doble sentido tras sus palabras? Quizás era por el tono ronco de su voz. O quizás porque tenía su muslo pegado al mío, y ninguno de los dos hacía nada por separarlo.
Quizás era porque me estaba dejando llevar por las hormonas. Tenía que recordar que este demonio amenazó con matar a Val, a Matt, y a mí también. Aun así, ese recuerdo estaba muy enterrado en mi cabeza en ese momento. ¿Era eso lo único que hacía falta para convertirme en una zombie? ¿Un poco de atención positiva?
Necesitaba controlarme. Mi cabeza estaba hecha un lío porque no sabía si seguirle el juego a Luc (porque era obvio que estaba fingiendo), o negarme a participar en esto (porque lo había traicionado al enviar esa carta a la Academia, y bien, yo no era una buena persona, pero tampoco me gustaba ser tan falsa).
«¿Qué crees que puedo desear?». La pregunta retumbó en mi cabeza.
Me dije que seguiría con su juego, porque igual conseguía sacarle información importante. Sí, sólo por eso, y no porque me moría por saber cuál era su respuesta,
—No lo sé —respondí, recostando mi espalda en el sillón—. Ya tienes poder —Luc asintió—, y también tienes drogas y sexo a tu disposición —añadí—. ¿Qué más podrías desear?
Luc entrecerró sus ojos. Tenía las pestañas increíblemente negras en comparación con su pelo. Las luces rojas de la sala alumbraron parcialmente su rostro, haciendo que este pareciese mucho más afilado. Me fijé en sus labios y en cómo los abrió para decirme algo, cuando un humano vestido con un traje informal negro le tendió una copa a Luc. Él la aceptó y me la dio.
—¿Puedo fiarme? —Pregunté, enarcando una ceja.
—De mí, siempre —respondió, rascándose la barbilla.
—Permíteme dudarlo —mascullé, dándole un trago a la copa. Le lancé una mirada interrogante a Luc, pero este no parecía dispuesto a responder mi anterior pregunta.
—¿Y tú... qué deseas? —Cuestionó.
Ya había cambiado de tema. Esa era la táctica de Luc: hacerte cuestiones que te desestabilizarían para que te olvidases de las preguntas que él no pensaba contestar.
—¿Qué crees que puedo desear? —Pregunté, repitiendo sus palabras.
Luc pasó un brazo por detrás de mi espalda, apoyándolo en el respaldo. Su calor y su olor a cítricos me envolvieron.
—A tu familia —respondió, sin mirarme a los ojos.
Apreté mi mandíbula ante la cruda respuesta de Lucifer. Por supuesto, había dado en el clavo. De repente, quise alejarme todo lo posible de él, porque no podía creer y soportar que hubiese sacado esa carta de la manga. Y yo creyendo que... Qué tonta era. Luc notó mi cambio de actitud y apoyó su brazo en mis hombros, obligándome a quedarme quieta.
—Aléjate —le pedí, con rabia. Ya no me gustaba este Luc, porque había vuelto a su modo capullo. Me terminé la copa de un trago y se la encasqueté con furia en la mano que tenía libre.
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INFERNO: Pacto con el Diablo (TERMINADA)
FantasyNina, una de las mejores cazadoras de demonios de su generación, es obligada a hacer un trato con el Diablo en persona. Este demonio (cruel, irascible, demasiado honesto y también atractivo) sólo le pide una cosa a cambio de dejar a sus amigos y a e...