34: Un oráculo y un acosador

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Viernes, 09:30:

—No sé. Creo que Luc dijo que mañana sí podíais ir —le respondí a Deva a través del teléfono mientras desayunaba.

La nephilim me había preguntado si su castigo ya estaba levantado. Más bien, su castigo y el de Asmodeus por haber desobedecido las órdenes de Lucifer hace dos semanas. Aunque se lo merecían por haber puesto a Deva en peligro, me hacía gracia ver a Luc comportarse como un padre con aquellos dos.

—Aleluya. No soportaré estar un día más con As. Me pone de los nervios —respondió, con alivio. Me reí y casi me atraganto cuando añadió—: Por cierto, ayer me llevó a ver a un oráculo.

—¿Qué?

—Lo que escuchas, un oráculo. Me dijo que iríamos a comer a una pizzería, y claro, caí en su trampa. Sabes que yo nunca dudo de la veracidad de ese tipo de cosas. En mi pueblo teníamos pastores, y al parecer, ellos tienen oráculos. Para mí son igual de respetables —me explicó, y no pude evitar sonreír. Deva me caía tan bien por ese respeto que le expresaba a todo lo diferente a sus creencias—. El oráculo era una mujer muy... rara, y estaba acompañada de un chico también extraño. Nos dijo cosas bastante interesantes.

—¿Y enserio creéis a ese oráculo?

—Asmodeus me aseguró que ella era la misma que advirtió a Luc sobre mi maldición, así que dice la verdad o es una gran hija de perra —Deva bajó su voz y continuó—. Según ella, mi maldición tiene arreglo, y supuestamente está ligada a... —mi amiga se detuvo en seco— a dos personas. As y yo estamos intentando averiguar a quienes, pero por ahora no tenemos ni idea. La señora hablaba en código, y... bah, da igual. Lo bueno es que hay una forma de salvar mi culo, pero para ello necesito encontrar a esas dos personas.

—Eso es genial, ¿por qué no me lo contaste antes?

—Me costó convencer a As para que me dejara contártelo. Como me llevó en secreto, y Luc no sabe nada, me ha obligado a que me prometas que no se lo contarás.

—¡¿Estáis locos?! —Tuve que obligarme a bajar la voz para no llamar la atención de Valerie—. Tenéis que contárselo.

—¿Crees que es buena idea decírselo a Luc? —Inquirió ella, con sorna—. Le daría un infarto, si es que su corazón sigue latiendo, y luego nos cortaría la lengua a As, a ti y a mí por mantenérselo en secreto. Asmodeus me dijo que Luc se llevaba fatal con esa oráculo, y que por eso no le dijo nada al respecto.

Me sujeté la frente, suspirando. Si Lucifer llegaba a enterarse, no le haría nada de gracia. Me odiaría, en realidad, y pensar en volver a distanciarme de Luc no me gustaba nada. No quise ahondar demasiado en ese pensamiento, así que le pregunté a Deva:

—Está bien, no le diré nada. ¿Por qué visitasteis a esa oráculo?

—Asmodeus se niega a dejarme morir virgen —me atraganté de nuevo con mi propia saliva al escucharla—. Sus palabras, no las mías. Yo creo que en realidad no quiere admitir que desea ayudarme.

—Sí, seguro... —murmuré, pensando en lo que conseguiría Asmodeus si Deva se libraba de la maldición.

—Una cosa más, Nina. La oráculo dijo algo sobre la ayuda de un ángel —sentí que la sangre se me helaba en las venas al oír su tono curioso—, y que gracias a él esas personas que están ligadas a mi maldición llegarían a mí. Nos extrañó porque no sabemos nada de ningún ángel, y mucho menos nos relacionamos con ellos.

—Eso es... ridículo —conseguí responder, y reí forzosamente. Me giré sobre mis pies, casi sin fuerza, para escaparme a mi habitación.

Gabriel. ¿La ayuda de Gabriel estaba destinada a Deva, y no a mí? Pero él me buscó expresamente a mí... Quise preguntarle más a Deva, pero al darme toda la vuelta, me encontré con la silueta de Valerie en la entrada de la cocina.

INFERNO: Pacto con el Diablo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora