Al abrir los ojos, lo primero que vi fue el rostro de Luc. Miraba al frente con el ceño fruncido, y sus manos me agarraban fuertemente por la cintura y por debajo de mis rodillas.Luc estaba cargando conmigo. Al estilo recién casados.Quise bajar de sus brazos al instante. Yo no era precisamente un peso pluma, e imaginarme lo que estaría pensando sobre mí en esos instantes hizo que quisiera enterrar mi cabeza bajo tierra, como una avestruz.
Por suerte, Luc me cargaba con facilidad y caminaba con rapidez, y de alguna forma conseguía no hacerme daño. O quizás ya no sentía dolor en absoluto.
Una voz femenina le preguntó:
—¿Quiere que llame a alguien? —Su voz sonaba muy asustada y sorprendida.
—Apártese. Estamos bien —le gruñó Luc. Giré mi cabeza para ver en dónde demonios nos encontrábamos, pero no fui capaz de moverla demasiado.
Lo último que recordaba fue el rodillazo que me había propinado el ángel tras apuñalarme, y escuchar la voz de Lucifer antes de morirme.
Y ahora, ¿había revivido?
No, no. Esto era el mundo real.
—Necesito meterme una raya de coca para lidiar con todo esto —comentó una voz. Era Asmodeus.
Definitivamente, esto era el mundo real.
Podía ver que estábamos un pasillo lleno de luces. ¿Un hospital? No, lo dudaba. Luc no me llevaría a un hospital "humano" en ese estado, porque alarmaría al personal y levantaría sospechas. Abrí la boca para preguntarle directamente, pero nada salió de mi garganta. Luc bajó su mirada hacia mí y apretó los labios en una fina línea. Estaba preocupado.
—Luc —murmuré tras varios intentos. ¿Era sangre lo que tenía en mi boca? Lo parecía por su sabor metálico.
—Te curaré en un rato —me dijo.
—¿Me mu...? —Me callé a medio camino de la pregunta al ver que mi mandíbula no se movía.
—Cállate —me ordenó. Quise responderle que podía irse a la mierda, pero no pude—. En cuanto lleguemos a la habitación, te curaré —repitió, afincando su mano en mi cintura.
—Luc, avísanos cuando se mejore —le pidió Baal.
Tiempo después, no sabía si segundos o minutos, entramos en una habitación y Luc me dejó sobre una cama mullida, desapareciendo de mi vista. Me quedé mirando al techo blanco y sobrio de la habitación, con miles de preguntas rondando mi cabeza. ¿Cuán graves sería la herida? ¿Podría curarme? ¿Luc cargó conmigo desde el centro de la ciudad hasta aquí? ¿Qué le había pasado a Dante y Deva?
¿Seguirían vivos?
Luc volvió unos segundos después, y sus ojos grises estaban más claros de lo normal.
—Tengo que desnudarte.
Ah, mierda.
Quise decirle que no. Por todo lo sagrado, no. Luc no podía verme desnuda. No en ese estado, no en ese momento.
Ni en cualquier otro, a poder ser.
Pero él ya se encontraba sobre mí antes de que pudiese negarme, abriendo mi chaqueta reglamentaria llena de mi propia sangre. Debajo de ella, se encontró con un jersey de licra negro. El rostro de Luc se mantuvo impasible mientras analizaba mi torso. Aun con el jersey puesto seguramente notaría lo empapada de sangre que estaba. La puñalada en mi estómago no era muy larga, pero sí profunda.
Luc rebuscó algo por la cama, y al levantar una de sus manos, pude ver cómo sujetaba mi daga reglamentaria. ¿Cuándo la había cogido? Quise preguntarle, pero este no era el momento indicado.
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INFERNO: Pacto con el Diablo (TERMINADA)
FantasyNina, una de las mejores cazadoras de demonios de su generación, es obligada a hacer un trato con el Diablo en persona. Este demonio (cruel, irascible, demasiado honesto y también atractivo) sólo le pide una cosa a cambio de dejar a sus amigos y a e...