4: FBI demoníaco

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—¡Oye, Nina! —se quejó Val tras varios segundos en los que tiré de su brazo para escapar de allí—. ¿Qué te pasa?

Ese corto intercambio con el demonio me había acelerado tanto el corazón que temí que en cualquier momento me daría un infarto. Cuando giré la cabeza, Luke seguía allí, pero ya se había subido a su moto, y no miraba en mi dirección.

Parpadeé, y al volver a inspeccionar el aparcamiento, Luke ya no estaba.

—¿Qué? —Exclamó Valerie al ver que la moto y su dueño habían desaparecido—. Juraría que hace nada tu amigo estaba allí.

—No estarías atenta —contesté, fijando mi mirada en el suelo mientras arrastraba los pies hacia la zona verde de la universidad.

—Eh... da igual —le quitó importancia con el ceño fruncido—, lo que me interesa aquí es saber por qué conoces a ese chico, y por qué parece que te avergüenzas de mí al estar con él.

—¿Cómo? No. Ni hablar, Val, yo jamás me avergonzaría de ti. Simplemente... —me senté en el césped del jardín y suspiré. Val se sentó a mi lado y esperó una explicación por mi comportamiento—, no quería que lo conocieras.

—¿Por qué? —Cuestionó, con indignación y curiosidad.

—Luke no es... normal, ni bueno —respondí, dejando que la mentira piadosa se deslizase por mi lengua con facilidad—. Lo último que quiero es involucrarte con él.

Valerie se quedó callada durante unos segundos, con el ceño fruncido. Sabía que su mente maquinaba una posible forma de justificarme.

—A mí me pareció un poco tímido, pero no malo —se encogió de hombros y me miró con preocupación—. Él no te haría daño, ¿verdad?

Oh, no sabes cuánto daño es capaz de hacerme, pensé.

—No —contesté con fingido horror, como si el mero pensamiento pudiese ser una locura—, no, no. Jamás.

Val suspiró con alivio y asintió. Eres una sucia mentirosa, me recordé.

—Bueno, pues entonces, no pasa nada. Quiero pensar que su cara compensa sus mierdas de chico malo —comentó. Quise reír. ¿Sus mierdas de chico malo? Ah, Valerie, si tan sólo supieras.

—Eh, sí, claro —farfullé girando el rostro, para evitar su mirada.

Me quemaba mentirle tan descaradamente a la cara, pero ¿qué le podría decir? ¿Cómo podría maquillar la verdad para no ponerla en peligro?

—¿Cómo os conocisteis? —Me preguntó tras unos segundos de silencio, mientras sacaba su comida de su bolsa. Mi mente empezó a volar, buscando entre tantas situaciones falsas posibles para contestarle.

—En una fiesta —Val levantó una ceja, esperando más información—, hace unas semanas.

—¿ saliste de fiesta?

—Una fiesta en el bar —me corregí.

—¡Y no me lo contaste! —Exclamó, volviendo a la indignación—. Esto me parece insultante.

—No le doy demasiada importancia —respondí, queriendo cambiar de tema lo más rápido posible.

—¿Demasiada importancia? —Repitió mi amiga, con incredulidad—. ¿Tú has visto a ese chico? ¿Su pelo oscuro, sus ojos grises...?

No dejé que Valerie notase la mueca de sorpresa que hice al escucharla mencionar los rasgos de Luke. ¿Pelo oscuro? La última vez que comprobé, tenía el pelo blanco. Si personas normales lo veían de una forma diferente a la que lo veía yo, eso sólo podía significar que tenía un glamour para disfrazarse.

INFERNO: Pacto con el Diablo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora