III

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¿No han tenido una clase que parece durar todo el día? Porque Wooyoung la tenía, no por la materia, sino por la profesora, era del tipo que repetía las cosas, y no temas complejos, sino trivialidades como la forma correcta de desarrollar una guía que parecía para dos grados inferior al suyo. Era frustrante pero sobretodo, desalentador que aun así personas no lograran pasar ese curso. El instituto era bastante exigente por lo que materias de relleno como una catedra sobre los acuerdos entre especies, no eran valorados o tomados enserio por todos los grandes depredadores. 

Al leoncito le tocaba bastante, tenía un buen amigo con el que no podía hablar mucho, porque era un Conejo, una especie considerada inferior y débil para su clan. Podrían haber leyes que los protegieran, pero la enemistad como el odio que tanto los depredadores como las presas sentían el uno por el otro, parecía arraigado en lo más profundo de la sociedad, como una espina clavada que no dejaba que una herida se cerrara para cicatrizar, dejándola sangrante y sensible de forma permanente. No es como si Wooyoung pensara en profundidad todo el tiempo, aunque sonara egoísta, no se sentía afectado directamente, por lo que no le molestaba tanto al no verse expuesto a escenarios crudos de discriminación. 

Pero ahora que estaba desarrollando la dichosa guía, y uno de los puntos era describir con tus propias palabras, ¿Qué pensaba sobre la especiefobia? No le quedaba que otra que darle vueltas al asunto. Estaba ya en el final, donde al lado de cada especie debía poner cual era el apodo despectivo que recibían de otros. Se sabía unos cuantos, que sonaban bastante infantiles, aparte los conejos tenían las orejas largas, ¿por qué debían molestarse si se lo decías? Por ejemplo pulgoso si era bastante molesto para los canes, todos sabían que las pulgas se hospedaban con mayor frecuencia en los caninos; o decirle a los cambia-formas alados que tenían la cabeza llena de aire, la gran mayoría eran superficiales, olvidadizos y distraídos; las serpientes eran malas, traicioneras, venenosas; los roedores eran motas de pelos asustadizas; los búhos nacían viejos; los osos eran de los cambia-formas más rellenitos; los marsupiales eran explosivos y lo arreglaban todo a los golpes; los rebaños eran anticuados y sus integrantes estaban llenos de tics y la gran mayoría tartamudeaba al decir palabras con "b"; las hienas estaban podridas por dentro y siempre conducían a la muerte; los equinos eran orgullosos, estirados y sufrían delirios de grandeza; los mapaches no seguían reglas y le escupían a la autoridad. Oh pero lo peor eran las Ginetas, Wooyoung las odiaba, eran odiosas y en la mayoría de los casos no aceptaban su especie, tratando de imitar a los grandes felinos de quienes estaban celosas. 

El Omega felino estaba acabando, cuando sintió un leve escalofrió trepar por su espalda. Como cazador de nacimiento, no le gustaba estar en la mira de nadie y sus sentidos desarrollados le avisaban cuando eso sucedía. Con aparente naturalidad, sus ojos acariciaron las baldosas del salón, subiendo con parsimonia en dirección a la mirada intensa hacía su persona, nadie más que el mismísimo "corderito" era quien tenía la osadía de vigilarlo como si fuera una presa ¡que insulto! Wooyoung lo enfrento con una expresión ceñuda, que pareció sacar de una especie de trance a San, que se enderezo en su asiento, devolviéndole una mueca molesta, ambos manteniendo la tensión en sus posturas. 

Se quedaron así por varios minutos, sin parpadear o respirar, donde el León creyó que estaba llamando la atención, hasta que el Alfa le sonrió, suavizando su expresión. Notablemente desconcertado, se limitó a cuestionarlo con una ceja elevada. El Omega estaba seguro de que se estaba perdiendo de algo en el momento justo, cuando el Alfa pareció esforzarse por coquetearle al saludarlo casualmente, como si no estuvieran en una aburrida clase, sino en un lugar público donde eran dos desconocidos que se miraban por primera vez. 

Las intenciones eran claras, la ejecución vergonzosa. 

Eso estaba fuera de lugar, no estaba en sus planes, con toda la tirria infantil, el leoncito saco la lengua, fingiendo una expresión de asco muy visible. Tuvo que ocultar la sonrisa divertida que amenazo con delatarlo al presenciar la confusión de San, arrugándole la cara. 

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora