XXVI

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Wooyoung se sentía como el idiota más grande del mundo, no por primera vez, pero le molestaba que ese pensamiento llegara cada vez que San lo lastimaba. ¿Por qué le gustaba tanto hasta el punto de que no ser correspondido, de saber que todo era contra la voluntad del Alfa, le dolía al extremo que le impedía respirar con normalidad? Sí, ese era el destino que se le asigno.

-¡Wooyoung! ¿Qué paso, por qué San no se quedó... pelearon otra vez? - para Lia no fue difícil encontrar a su Líder, quien se estaba escondiendo de cualquier confrontación familiar, en el techo. La Leonas escalo sin esfuerzo hasta el Leoncito, avanzando lejos de la peligrosa cornisa.

-Sí- se desentendió sin ganas de explicarse, solo quería seguir recostado, mientras un esponjoso peluche de gato gordo suavizaba el lugar donde reposaba su cabeza.

-¿Y por qué estás tan calmado? – refunfuño al tiempo que se sentaba, supuso que esa sería una charla larga.

-Ni idea, mi León simplemente no rugió y enloqueció, ahora solo esta tirado, desinteresado de todo. Me hace sentir somnoliento y sin ánimos- Lia miró preocupada al Leoncito unos instantes, sintiendo una especie de molestia que la ponía ansiosa, como si quisiera forzar a esos dos para que arreglaran por fin todo su drama.

-Ustedes dos sí que lo complican todo- murmuro en un suspiro. -Pensé que si le aclaraba más sobre la naturaleza felina, lo entendería mejor.

-Lia, te lo digo a ti, para que le pases el mensaje a las demás: Dejen de meterse en esto, tampoco quiero volver a ver que lo obligaron a algo como lo de hoy- tal vez Wooyoung se sentía derrotado hoy, pero mañana sería un nuevo día y como siempre trataría de gustarle a San.

-¿Qué hizo él? No se lo dices a nadie y se está volviendo frustrante- pidió la Leona, un poco avergonzada porque ella debería ya saberlo, era su deber saber que pasaba en su círculo, con sus compañeras y Líder.

-No sé cuánto sepas pero a mí, desde que conozco a San, me ha gustado. No fue la locura del apareamiento de mi León, o amor a primera vista. Me pareció lindo y tierno cuando teníamos 8 años, como un peluche, quería pasar mis manos por la suavidad que prometía su piel y cabello. Luego fuimos creciendo y me di cuenta de otros aspectos, de cómo su voz era tan... bonita, angelical, no sé, me daba escalofríos en el vientre cuando lo escuchaba contestar una pregunta en clases. Pero eso no fue nada como cuando en las clases de Escritura presento su primer escrito. Oírlo recitar sobre su lugar favorito, que era el gran castillo de toboganes en el centro, hizo que quisiera ir allí, porque quería experimentar las mismas cosas y entenderlo, saber más de sus gustos- Wooyoung estaba sonriendo, sabiendo ahora la razón del favoritismo a los túneles oscuros.

>-Recuerdo que fantaseaba constantemente en ir a ese lugar para que jugáramos juntos, quería verlo reír ya que siempre parecía aburrido o enojado. En ese momento no pensaba en mi designación como Omega León, cuando pensaba en San olvidaba todo lo relacionado a mi deber. Cuando Chaeryeong comento sobre un libro donde un cambia-forma Lobo fue guiado por el aroma para encontrar a su pareja destinada, yo no lo pensé y me confesé. Él me olio y me rechazo de inmediato. Esa fue la primera vez que me rechazo. Me aleje de él, concentrándome en lo que debía, sin dejar de admirarlo a la distancia, escuchando con atención cada uno de sus trabajos escritos que debía exponer. Para luego esforzarme y cuando fuera mi turno hacerlo igual de increíble, tal vez así él me miraría o felicitaría, eso nunca paso. Fui tan irrelevante para él que había olvidado mi confesión, cuando para mí fue un momento inolvidable en mi vida.

>-Todo se arruino hace poco, trate de molestarlo para llamar su atención sobre mí y fui humillado, nunca me había dirigido la palabra después de estos 4 o 5 años, y lo primero que me dice dista tanto de las hermosas oraciones que compone. Me moleste aunque fue mi culpa y seguí provocándolo. Me hubiera gustado seguir así, de alguna forma existía para San, estábamos interactuando más, sentí que estábamos congeniando. Pero no, mi estúpido celo tenía que salir y darle la peor cara de mí, verme como un desesperado violador... y bueno, ya conoces lo demás. Pero en esencia, tengo este pensamiento recurrente, que yo no le gusto en verdad. La idea no dejaba de torturarme, que solo eran los instintos, que no soy yo como persona... y hoy, por fin tuve una respuesta contundente, desde el incidente en la cafetería todas mis posibilidades con San hubieran desaparecido de inmediato, pero su instinto no quiere estar lejos de mí, por eso me hubiera perdonado una ofensa tan grave. Entonces ¿qué otras cosas siente que su instinto lo obliga a efectuar? Porque yo no quiero forzar a nadie a amarme, no se siente bien... y aun así no quiero perderlo. Odio en lo que me estoy convirtiendo por culpa de mis instintos, nunca pensé que lo sentiría... pero odio a mi León.

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora