XXVII

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Mingi se encontraba en la casa del León Chaman Youngjae, este le estaba haciendo una examinación espiritual para comprobar la veracidad de su don como de sus visiones. Era atemorizante, aunque sabía que no mentía, estaba esa pequeña incertidumbre que lograba ponerlo nervioso ¿Cuánto podía tardar una verificación?

-Lo que se te ha obsequiado no es ninguna casualidad. No solo has salvado a muchos cambia-formas, también tú y tus hermanos serán la nueva oportunidad, la redención de los Tigres en este territorio.

-No lo creo, son solo unos bebés. Y mi pequeña familia solo quiere un lugar tranquilo y seguro- el Omega no quería sonar grosero, menos cuando se le dio una profecía, solo que él estaba lejos de querer algo muy emocionante en su vida.

-Bueno, estas formando alianzas con los Leones ya. Además se te destino un compañero bastante fuerte que puede darte el respaldo de los Lobos y los Osos - Mingi se sonrojo al pensar justo en Yunho. Así que en el fondo le gustaban los tipos grandes que exudaban rudeza, no lo hubiera imaginado. -Estoy seguro que todo va a salir bien. Ahora solo debes cerrar los ojos y pensar en cosas específica, no día ni eventos y no podrás predecir eventos en los que no vayas a participar.

-Voy a probar entonces- el Tigre estaba emocionado por la perspectiva de controlar sus visiones. Por lo que cerró los ojos y pensó en el ataque a su familia que sabría qué ocurriría, se concentró en sus rostros...pero nada, él no estaría presente cuando ocurriera.

Se enfocó en otro suceso: La última vez que vería a Yunho.

~~~

Mingi carraspeó, el aire estaba contaminado. Le ardía la nariz, su garganta picabay no dejaba de sentir que se ahogaba. Al mirar al frente se dio cuenta de las nubes densas y negras, que opacaban el panorama.

Estaba en el complejo de la Manada Choi, simplemente lo sabía, tenía el conocimiento de que estaba allí vigilando un ataque con bombas del que la policía estaba prevenido. Al parecer uno de esos explosivos detono en un área cercana, provocando caos y confusión en todo el operativo. El Tigre de inmediato corrió hacía las casa de los Lobos, siendo detenido de inmediato por Hoseok antes de que diera más de tres pasos.

-Hay ya bombas instaladas de los que no teníamos conocimientos, no te muevas- advirtió el detective, a la par que coordinaba al grupo de identificación de bombas para que entrara en escena.

-Pero toda la Manada esta todavía dentro, debimos evacuarlos cuando se dio la alerta falsa de Bill- el adulto se froto el entrecejo.

-No podíamos dar la orden sin alertar a nuestro enemigo. Si podemos identificarlas ahora, antes de que...- una segunda explosión, esta vez era cercana al suelo, porque sintió el calor del impacto escocer en su piel. Cuando logro concentrarse a través del ruido dentro de su cabeza, como el entumecimiento de su cuerpo, fue capaz de escuchar órdenes viniendo de todas partes. Su visión era borrosa y parecía oscurecerse a su alrededor. Un camión de bomberos estaba por la zona, no tardarían en llegar.

Mingi trato otra vez de acercarse, escabulléndose de Hoseok, que estaba abordado por cinco uniformados diferentes. Con cada paso que daba hacía la zona del desastre, eran más claros los gritos agónicos, el asfixiante calor de las llamas que estaban consumiendo la estructura. Por el momento solo era una, así que aprovecho de ir a la que sabía era donde vivía Yunho.

Las personas corrían, ya evacuando sin instrucciones y de forma desordenada, golpeándolo y atrasándolo en el proceso. Cerca pudo visualizar las figuras de los padres de Yunho, el Alfa bajando en brazos al Omega buscando un lugar seguro, mientras a quien estaba buscando parecía estar cargando a dos cachorros, que se aferraban desesperados por los agitados movimientos del mayor.

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora