IX

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Yoojung desde siempre había admirado a las Leonas, imponentes depredadoras, cazadoras innatas, quienes por naturaleza no necesitaban a un Alfa más que para reproducirse y ni siquiera eso las ataba, porque criaban a sus cachorros con la ayuda de sus hermanas. Su fijación no era simple admiración, amaba las formas femeninas, pero en especial la de su compañera Yeji. 

Pero estaba tan alejada de conseguir encajar en ese grupo, no era ni fuerte ni ágil, aun cuando se esforzaba, solo cometía errores. Y ahora era un "corderito" lo más bajo. 

-Deja de lamentarte, es patético, como la forma cobarde en la que ni siquiera pudiste defenderte- Minjae, quien muchos consideraban su sombra como fiel guardián, no era más que un lacayo del Lider de los Tigres, asignado para vigilarla estrictamente. 

-¿Cómo si tu hubieras hecho algo diferente? Eres un Alfa y estoy segura que no hubieras podido con Wooyoung- el Clan Jung era temido y respetado, todos sus miembros eran puros e increíbles Leones, por lo que su liderazgo no había sido retado por años. 

-No te juzgo, por eso no le dije como ocurrieron los hechos al Líder- Yoojung sintió el escalofrió del terror escalar su espalda, provocándole un espasmo vergonzoso. -Tal vez debí, fuiste tan mimada que te echaron a perder. 

-¿Vienes solo a torturarme o tienes algún mensaje para mí? – la Tigresa odiaba ser tan débil, aun cuando se concentró en su aspecto, su belleza no era apreciada en un mundo donde la fuerza física y mental eran los verdaderos atributos. 

-Para tu suerte, el Líder aún confía en ti por lo que se te asigno otra misión- Minjae le tendió la carta de citación, solo quien la recibía podía hablar con el Líder, aunque se tratara de su única hija. -Está contento con la información que lograste obtener de San, ahora sabemos dónde está ese adefesio con tres formas. 

-Esa información la obtuviste tu- murmuro mientras leía la información suministrada. - ¿Es esto cierto? ¿La pequeña familia que acaba de integrarse va a ser investigada? No tiene sentido. 

-No, pero es una buena oportunidad. Huyeron por las luchas de territorio, por lo que sus archivos son difíciles de conseguir. Darán vueltas en su investigación para que al final sea un callejón sin salida. Una excelente distracción- Yoojung estuvo de acuerdo, asintiendo levemente. La hora que constataba la carta, era literalmente en ese instante, por lo que sin perder más tiempo, la Tigresa corrió hacía la oficina de su padre. 

Los pasillos de la elegante edificación eran oscuros, pues era usual que los secretos mórbidos fueran protegidos con gruesas cortinas y aislamiento. En su recorrido le extraño encontrar todo tan vacío, ya que donde estaba su padre, lo seguía un séquito de Tigres. Pronto se dio cuenta que era porque efectivamente, allí no había nadie, solo el cuerpo inconsciente, amordazado e inmovilizado de un Coyote, que seguramente escondía una segunda naturaleza. 

-Ya sabes que hacer- apremió Minjae a la Omega, que asqueada se limitó a mirar horrorizada al joven cambia-forma. 

-No puedo, no puedo matarlo- Yoojung retrocedió dispuesta a huir, pero el firme agarre del Alfa la mantuvo en su sitio, contemplando al vulnerable ser. 

-Ahhh. No tonta, debemos llevarlo a la casa de los Song. Solo obedéceme, no hagas preguntas y deja de ser tan patética- la Omega asintió tratando de parecer segura, aunque en el fondo le entristecía acusar a esas personas.

•••

Las clases empezaron de nuevo y aunque fuera lunes, Wooyoung estaba feliz de tener la oportunidad de ver a San. Eso no sería así si pudiera verlo fuera del Instituto, algo que ni siquiera podía hacer a escondidas. Malditos Canes y su sensible olfato. 

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora