XXIX

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Lia llego a su casa, arrastrando un cadáver sin importarle las miradas aterradas de los transeúntes. Era su premio, iba a exhibirlo, porque aunque hubiera leyes y moralidad humana, su instinto siempre tiraría de la peor forma. Claro que cuando cruzo la puerta, todos estaban en la sala, mirándola como si hubiera enloquecido.

-Estoy segura que eso es ilegal- la primera en acercarse a chequear el cadáver fue Ryujin, bastante impresionada por el tamaño y anatomía.

-No me importa, tres Lechuzas me atacaron mientras estaba vigilando a la Manada Choi... y es la primera vez que veo a un ser alado, quería traerlo un poco para mirar el material que recubre sus patas, además sus plumas son hermosas, si las limpio será un adorno de caza magnifico- Chaeryeong le dedico una mirada de completa sorpresa a su hermana.

-No es un Demon, es un cambia-forma, no está prohibido que matemos durante una lucha, pero comer su carne o usar su piel y garras para premios, es castigado, no puedes hacerlo- Lia murmuro molesta por las estúpidas reglas, ella quería un tocado de plumas, sería único y valioso.

-Muy bien Lia, te has estado luciendo en cada batalla- Soobin, el hermano mayor de Wooyoung y el futuro Alfa del Harem de las Leonas, se acercó a la Omega que parecía lista para saltar encima a quien quisiera quitarle su premio. – Esas gallinas voladoras debieron usar alguna sucia trampa para poder lastimar tu espalda, porque no vamos para que puedas limpiarte y desinfectar esos pequeños rasguños. El Alfa sobo la mejilla de Lia, quien correspondió animada, para acto seguido soltar al ser alado y abrazar a Soobin.

-Así fue, se confiaron porque estábamos en el aire y no podía cambiar, trataron de matarme mientras me era casi imposible devolverles el golpe. Fueron de lo peor, me hubiera gustado tener la oportunidad de torturarlos por ser unos rastreros gusanos- el León la lleno de besos y halagos, mientras los demás se miraban furiosos, estaban allí tranquilos mientras una de sus compañeras pudo haber sido herida de gravedad.

-Encontraremos donde se esconden y especialmente haremos que las familias de esos que te lastimaron, sean los que más sufran- a Lia le encantaba cuando el siempre sereno Soo, se ponía así de agresivo.

-¿Me darás un baño con esponja? – ronroneo la Leona toda mimosa.

-Si crees que puedo reemplazar un fabuloso tocado de plumas, déjame ser quien recompense todo tu esfuerzo- Wooyoung vio interesado el cómo su hermano alejaba a Lia del cadáver, para que las demás pudieran hacerse cargo, y nadie se metiera en problemas. Soobin, como cualquier León Alfa, tenía los instintos necesarios para manejar a varias Leonas, aun cuando alguna no quisiera, como Ryujin, el Alfa parecía saber que necesitaba cada una.

-¿Qué deberíamos hacer Líder? – le pregunto Chaeryeong, mirándolo desde arriba del respaldo del sofá, donde estaba echado, lamentándose de todo. El Leoncito se sentía genuinamente preocupado por el bienestar de San, pero no quería ir a verlo.

-Pueden ir a sondear el territorio por posibles amenazas, aunque avisar a las autoridades sería igual de pertinente- todas las Leonas bufaron a su alrededor, dedicándole malas miradas. Wooyoung se hundió en el sofá dándoles la espalda, él sabía lo que trataban de hacer.

-Vamos Wooyoung, nuestro terco y orgulloso Lider. San ha estado preguntando por usted, si puede venir o si ya no esta tan enojado para tener una oportunidad de arreglar su relación- ahora Yuna también estaba presionando.

-Tal vez lo dice por compromiso ya que Lia está yendo todos los días. Ya déjenme, solo quiero dormir- trato de gruñir, pero solo salió rasposo, casi como un simple carraspeo.

-Esto es imposible- se quejó Ryujin, justo esa mañana había obligado al Leoncito a salir de la cama y bañarse. Pensó que eventualmente sería una batalla de quien afloja primero, por el contrario, Wooyoung parecía un saco de huesos, su piel bronceada y el rubio de su pelo estaba palideciendo. Tampoco liberaba las feromonas que las mantenía tranquilas.

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora