XXII

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Mingi resintió la patada que había conectado con su quijada. Los dientes le temblaban y podía sentir el sabor metálico de la sangre. Los dos Tigres Alfas que lo sostenían parecían solo incomodos, mientras que el gran tipo que se encargaba de apalearlo, no daba otra apariencia que estar disfrutándolo.

-Saliendo del territorio y ahora juntándote con los Leones. ¿Sabes lo que eres Mingi? – amenazo quien supuso que como "lider" de aquellos matones, no se ensuciaba las manos. -Un maldito traidor, y no vamos a permitir que un forastero venga, tome de nuestra hospitalidad y luego nos dé la espalda - al que conocía como Minjae, le hizo una seña a su colega, para que siguiera propinándole golpes en la cara y brazos, lugares visibles.

-¡Por favor, paren! ¡No era mi intención, pero la policía encontró evidencia en la casa! ¡No tengo más opción que colaborar con ellos, por favor! – Hoseok le había advertido que esto podría pasar, que quienes lo inculparon lo buscarían por respuestas. Él había practicado para dárselas, y que cayeran en su trampa.

-¿Colaborar de qué forma Mingi? ¿A quién están buscando? - el Tigre estaba furioso, pero no lo demostró, en su lugar se rompió enfrente de esos bastardos. Llorando en un acto de desesperación. El detective le enseño que un captor debía sentir que tenía el poder, el control sobre su víctima, solo de esa forma se confiaría y caería.

-A-a los Leones, no me dieron todos los detalles, pero la evidencia que encontraron tenía el ADN de uno. Aún no se ha podido identificar a cuál, solo tienen en la mira el santuario que tan celosamente protegen. Quieren que yo los engañe con mi ascendencia como macho Omega para que me den la bendición del lugar, así poder entrar y buscar. Es arriesgado, si se llegan a enterar podrían matarme, y aun así lo hare por mi padre y hermanos. Por eso te pido que no me maten, no puedo dejarlos sin protección, ellos me necesitan- suplicarles,arrodillado y completamente humillado, era por lejos la peor de sus experiencia. -Por favor, no los he traicionado.

-De acuerdo Omega, hablare con el Líder sobre tu caso. Sera él quien decida si mereces que confiemos en tus palabras. Mientras, se más cuidadoso con tus movimientos, porque la próxima podrías no tener tanta suerte- Minjae fue el primero en retirarse, pero no le ordeno nada a sus subordinados, el significado de eso helo la sangre de Mingi.

-Es un Omega muy atractivo, sería un desperdicio solo dejarlo tirado. Es mi deber como Alfa reconfortarlo- hablo por fin el peón solo para asquear a Mingi. Contra su voluntad la mano que ante antes estaba golpeándolo, agarro su adolorido mentón, levantándolo para que pudiera observar la repugnante mirada llena de lujuria del Alfa.

-¡¿Quién les ha dado la autoridad sobre el baño?! – Mingi reconoció de inmediato la voz, y su Tigre sintiendose vulnerable y temeroso comenzó a llamar al Lobo-Oso. Yunho no quería problemas, iba a irse a los baños que no estaban bloqueados por tres grandes Tigres, sino fuera porque sintió a su Lobo removerse inquieto, aullando. Forzado por su instinto, dejo crecer sus garras y colmillos, mucho más grandes y letales que las de un Lobo común. Primero rugió, atemorizando a los depredadores, que se negaron a dejarlo pasar. Luego de ignorar esa advertencia no había remordimiento en usar su fuerza natural para apartarlos. Le pego a uno en la cara, arañando a lo largo, no con la suficiente profundidad, pero la sangre era escandalosa y aquellos Tigres muy jóvenes, por lo que de inmediato entraron en pánico, huyendo. Con su gran tamaño irrumpió igual que un terremoto en el baño, deteniendo al Alfa a un metro de distancia –¡Déjenlo! – no tenía ni idea de cómo sabía que tenían a alguien, puesto que su visión era obstaculizada.

-Obligame pulgoso- se burló de él aquel Tigre, moviéndose en su dirección con garras afuera. Justo en ese ángulo pudo reconocer a Mingi, y la horrible visión del rostro magullado hizo estragos su autocontrol. Embistió al otro tipo contrala pared contraria a los cubículos, al verlo en el suelo no perdió tiempo y le propino varias patadas en el abdomen, dejándolo fuera de combate después de la octava. Pero su Lobo incapaz de contenerse, lo llevo a posicionarse sobre el moribundo Alfa y molerle la cara a golpes.

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora