XLIV

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Amparados en el secreto y la sorpresa de la noche, una docena de grupos a pie y con pesadas armaduras, irrumpieron por todos los puntos de la ciudad. Portaban lo que parecía mazas, de un delgado mango que parecía intangible entre las manos de los atacantes, terminando en una cabeza tosca de una bola de metal con pinchos. Conforme avanzaban lanzaban estos artefactos a las edificaciones, creando una clase de muro de viento en las ventanas, dejando de a poco inservible a los arqueros.

Sin esa amenaza, el humo por fin comenzó a despejarse totalmente, descubriendo las calles que presentaban lamentables evidencias de los enfrentamientos anteriores. No parecían haber personas vivas, lo que se les hizo raro a todos los seres alados ¿acaso estaban tan asustados que no iban a combatirlos? Decidieron seguir su camino hasta que encontraran sobrevivientes o la entrada al refugio subterráneo.

San se movió en hurtadillas, aprovechando la sombra de los objetos para pasar desapercibido. De cerca lo seguía Semi, ambos llevaban ropa negra con protección de platino y pesadas mochilas que serían "sus armas" de donde el Alfa tomó lo que parecía una simple bola de lodo, asintió dos veces a su compañera y la lanzó, cubriendo a los 12 guerreros de pegajosa sustancia marrón, que genero exclamaciones de asco y gruñidos en dirección del ataque.

Los dos Lobos salieron en direcciones opuestas, huyendo de esa forma, siendo seguidos casi de forma inmediata por dos Buitres cada uno. Más movimientos se produjeron en el lado contrario al ataque, por lo que los demás fueron a investigar, separando sus fuerzas.

San recordaba la disposición da cada trampa del sector que le correspondía, por lo que no tuvo que correr mucho cuando el tornado se activó. Una luz roja refulgió del lugar, paralizando a sus perseguidores, que cuanto trataran de salirse encontraron con una pared levemente ensombrecida, que comenzó a girar hasta que las formas se distorsionaron, y en menos de 5 minutos, todo había acabado.

Sin salir de su asombro, el Lobo-Hámster fue al punto de encuentro con su compañera de misión. Por todos los sectores se podía ver a los cambia-formas corriendo, con los seres alados siendo atacados con artilugios que solo los atrasaban. Trampas de sogas que lanzaban a sus pies, provocando que cayeran de bruces al suelo; colmillos de metal que se cerraban en sus tobillos; bombas de pintura; ser cubiertos de salsas, entre otros trucos, que estaban acabando con la paciencia de los invasores.

En las calles más estrechas, donde estaban las residencias de los Canguros, un Lobo con la agilidad Felina de trepar y saltar entre las cornisas, era perseguido por un solo ave, pues sus compañeros se habían confundido. Condujo al Halcón justo a un pequeño círculo que también brillo en rojo, repitiendo el proceso que Jongho ya había activado 10 veces.

Entre los cambia-formas que lo estaban ayudando a disipar la atención, reconoció a Yuna, la menor de las Leonas y a quien a veces llamaba "la menos ingeniosa", la Leona dio una voltereta perfecta hasta aterrizar en frente de los cinco que lo perseguían. Les rugió, clavando limpiamente su lanza por el mentón de uno de ellos, por debajo de la protección en la cara, matándolo al instante.

Huyó de inmediato, con todos pisándole los talones. El Lobo-Gato tuvo que lanzarse encima del más cercano para llamar su atención, forcejeando hasta que fue golpeado contra la firme pared de un establecimiento. Por suerte logro escabullirse, adolorido pero cerca de la trampa que le quito encima a su atacante.

Aturdido se dio unos momentos de descanso, antes de correr en dirección de la Leona, porque esos Rompehuesos, eran bastante brutos y resistentes. Como se lo temía, Yuna se encontraba acorralada, con cortaduras profundas a lo largo de su pierna izquierda. Intervino de inmediato, saltando a la gran espalda de las aves, aprovechando que no tenían desplegadas sus alas estorbosas. Y con una de sus sogas ejerció presión en el cuello, logrando que se contorsionara en busca de quitárselo encima, montándolo como si fuera un furioso Demon salvaje.

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora