XXXVI

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Yeosang odiaba las salas de espera en un hospital, ya era un hecho aunque esta fuera la primera vez que estaba en una. Ojala nunca hubiera tenido que estar en una, pero el ambiente en general no era el idóneo, y muy a su pesar, algo le dijo que tal vez este hecho no sería aislado. Que en algunos días recibiría de nuevo las noticias de alguno de los padres de sus primos, histéricos por la llamada de un oficial, quien les comunicaría que su hijo se había visto perjudicado en medio de un accidente con orbes de aire comprimido.

-¿Sangie? – el menor dio un pequeño salto en su asiento, cayendo en cuenta de lo abstraído que estaba de la realidad. – ¿Sabes que nada de esto es tu culpa, verdad? – Seonghwa parecía preocupado, curiosamente adivinando que era lo que lo estaba atormentando.

-Solo lo dices porque somos amigos, si yo fuera un desconocido y un familiar estuviera internado por quemaduras de segundo grado en toda su espalda y piernas... pensarías que soy un bastardo egoísta que debería morir, así no habrían más ataques- lo último fue dicho en un hilo de voz, más porque el Omega no había dejado pausa, para recobrar el aliento. Un poco agitado, se vio obligado a tomar larga respiraciones, conteniendo las lágrimas. Llorar sería inútil, no quería hacerlo.

-Si no te conociera, no tendría toda la información de lo que está sucediendo, solo me quedaría con lo que dicen los medios. Y aun así no lo apoyaría, si el gran núcleo permitió que fueras concebido y te otorga de su energía y magia, es porque tienes el derecho de vivir- Yeosang suspiro, porque sabía que no estaba siendo imparcial con él.

-Bueno, sé que muchos están pensando que es mi culpa, mi cabeza seguro ya tiene una recompensa en la tierra y en el cielo. Para vivir así sería mejor si yo...- la Lechuza-Lobo calló al ver de repente la cara de Seonghwa tan cerca. Aunque quisiera alejarse, estaba atrapado en el rincón de la última silla pegada a la pared. Su rostro se sonrojo con el paso de los segundos, el Conejo-Zorro se mantenía en la misma posición, tratando de decidir si estaría bien o no lo que iba hacer.

-Voy a protegerte Yeosang, no voy a permitir que nadie te haga daño- sello la promesa con un beso, al principio solo fue un toque, un tímido reconocimiento, sintiendo la presión mutua de los labios contrarios. Entonces Yeosang movió sus suaves belfos, comenzando una caricia que se deslizaba nerviosa. Seonghwa casi podía sentirlo temblando, dudando, por lo que como el mayor, trato de trasmitir una seguridad que no sentía, devolviendo la húmeda caricia con más ímpetu.

Los dos crearon esa burbuja rosa, que los separaba momentáneamente de la realidad, olvidando que Jongho podría llegar en cualquier momento con las bebidas.

El Lobo-Gato no dijo nada cuando llegó, dejo el café y el té en la mesa, saliendo de la sala para darle privacidad a la pareja. Camino por los pasillos demasiado blancos, esterilizados de una forma tan hermética, que el aroma alrededor carecía de vida. Solo el leve rastro metálico de la sangre parecía lograr filtrarse, provocando que se sintiera enfermo de repente.

Había muchos heridos de gravedad internados, por lo que el personal iba y venía, tanto que durante su trayecto, Jongho se vio obligado a esquivar dos camillas y presenciar cuadros familiares bastante tristes pero no trágicos. Gracias a los protectores, solo dos muertes se registraron hasta el momento, porque aunque las bombas cayeron provocando muchos incidentes, no eran incendiarias.

Según el informe oficial de la prensa, el pánico fue la principal causa de lesiones. Al parecer el ataque iba a ser de gran escala, pero cierto incidente en el bosque acabo con la mitad de las provisiones, por la Luna, a Jongho le aterraba pensar que todas esas esferas explotaron a centímetros de su primo y Wooyoung.

Hubiera jurado que algo así los mataría, pero la razón por la que los seres alados lanzaban aquellas cosas, era porque la precipitación era el detonante más efectivo, si se activaban por otro medios la explosión era mínima. Aun peligrosa, pero no mortal.Esa era una cosa a tener en cuenta, ya que los ataque muy seguramente seguirían.

¡No soy un corderito! {Sanwoo} [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora