Capítulo 43

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Empaqué algunas prendas en la maleta, las suficientes para estar fuera de casa por al menos una semana. Llamé a mis padres y les dije que quería pasar esta festividad con ellos. Escuchar a mi madre al otro lado de la línea me resultó hasta cierto punto irreal. Llevaba mucho sin oír su voz.

Ellos no tenían planes para Año Nuevo, salvo ver la televisión y cómo la gente celebraba en las calles minutos antes de la media noche. Se alegró por mis intenciones de visitarlos, añadiendo que tendría que buscar algo mejor para cenar. Respondí con seguridad que la apoyaría en lo que necesitara, pero me pidió que la dejase encargarse de todo.

Con la maleta ya en la entrada, fui al apartamento vecino para despedirme temporalmente de su ocupante. Hacía apenas un par de horas que nos vimos en nuestros balcones tras un fin de semana agotador.

Di tres toques ligeros a su puerta, aguardé a que abriera.

Moon-jae traía el cabello recogido en una coleta baja, portando además un suéter gris y holgado como sus pants negros. Me miró de arriba abajo con detenimiento antes de preguntar si deseaba pasar. Tuve que negarme amablemente; le expliqué que en realidad iba de salida a nuestra ciudad natal.

—Quería despedirme porque sé que no podré verte en una semana. —Curvé los labios, me recargué en el borde de su puerta.

El asiático alzó las cejas, un tanto sorprendido por el tiempo que nos tomaría reencontrarnos. Aun así, no realizó ningún tipo de pregunta o manifestó su descontento por mi ausencia. Como siempre, se guardó muy bien sus sentimientos.

Extendí los brazos y lo abracé con cierta intensidad. Lo rodeé por la espalda con ambas manos, recargué mi barbilla sobre su cabeza, le acaricié parte de su larga cabellera como si fuese la última vez que tendría oportunidad de hacerlo. Él, sin oponer ningún tipo de resistencia, pegó la mitad de su rostro en mi pecho. Percibí su corazón palpitando con más rapidez de lo normal.

—¿Vas a estar bien? —preguntó en un tembloroso murmullo.

Sus dedos sujetándome bajo los brazos se me clavaron con cierta fuerza en la piel. Moon no solía exteriorizar ningún tipo de preocupación cuando se trataba de mí. Era muy probable que en esta ocasión lo hiciera gracias al incidente de Navidad en el que hasta Jonah se involucró sin querer. Me causó conflicto recordar que Moon-jae se enteró de eso por mi mejor amigo y que ni siquiera lo mencionó en todo un día que lo pasamos juntos.

—Por supuesto, y espero que tú también —dije con confianza—. Si vas a ver a Sol, habla seriamente con ella.

Finalmente nos separamos del largo abrazo, aunque nuestros brazos aún envolvían al otro con suavidad y ligereza. De nuevo evadió mi mirada, producto de la vergüenza de nuestras acciones y de mis recientes comentarios que involucraban también a su melliza.

—Y también trata de comprenderla, por favor.

—Y también trata de comprenderla, por favor

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El balcón vecino [BL-COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora