caminaba con tranquilidad por el poblado de karmaland mientras se dirigía a la tienda. por alguna razón había despertado con muchísimas ganas de ir de compras, tal vez sólo quería salir de su casa un rato y olvidar a monica y todos sus dramas. no podía culparla, no después de lo que había pasado, menos sabiendo que el motivo por el que su relación se arruinara fuera culpa suya, claro está que él jamás lo revelaría, sus demonios eran tan grandes que ni el mismo podía enfrentarlos.
se detuvo fuera de la tienda al ver salir del ayuntamiento al alcalde lolito quien parecía estar hablando con los oficiales que resguardaban la estructura. auron hizo un ademán para llamar su atención pero lolito no pareció notarlo así que decidió acercarse hacia él a toda prisa olvidando por completo sus compras. mientras más se acercaba, más de la conversación llegaba a sus oídos, más bien, más de los gritos de lolito llegaban a sus oídos. el guardia lo miraba intimidado intentando excusarse pero lolito cada vez parecía estar más molesto por algo que auron no lograba comprender, al alcanzarlo junto al ayuntamiento apoyó su brazo sobre su hombro atrayendo su atención.
— venga, alcalde, no seas tan duro con tus oficiales que muy bien no les estás pagando como para que se traguen tus días de perros —, bromea dándole una sonrisa al oficial que le agradeció con la mirada.
— hombre, auron, no me vas a creer qué pasó —, se apresura a decir lolito —. no se como es posible pero alguien atentó contra el molino y ninguno de estos idiotas se había percatado hasta que llegué yo, ¿puedes creerlo?
— ¿contra el molino? ¿lo han explotado? —, pregunta auron con sorpresa estirándose en un fracasado intento por ver el molino desde su posición —. es que mira qué hay que ser cerdo para hacer algo así.
— sí, eso mismo digo.
con frustración, lolito sacó su celular de su bolsillo y apretó la pantalla con notorio enfado que ninguno de los dos pasó por alto. el oficial se mantenía en silencio pero estaba más que claro que comprendía que habían fallado en su trabajo y que eso no lo perdonaría el alcalde lolito. por su parte, auron no podía evitar sospechar de rubius, aunque para él rubius siempre era el culpable de todo, pero no era su culpa dudar de él, después de todo era el único calvo tóxico del pueblo.
— ¡alexby! ¡que han explotado el molino, deja de tocarte en el baño y contesta el puto teléfono que para eso te pago, joe-puta! —, exclama lolito con rabia al celular tras no ser atendido —. normal que nos vean de burros si aquí todos son unos enclenques, ¡pero nadie le toma el pelo al alcalde, que quede clarísimo!
— que te estás poniendo muy nervioso, lolo, vamos a dar un paseo para que te relajes, ven que te invito un helado —. auron le toma de los hombros y le guía en dirección a la heladería, antes de alejarse se voltea para ver al oficial y modula —. me debes una, cabrón.
caminaron hacia la heladería sin tener una conversación relevante, lolito no paraba de quejarse de los inútiles que eran sus oficiales y como eso afectaba la imagen de su alcaldía, cosa que le preocupaba bastante. auron intentó calmarlo y quitarle hierro al asunto pero lolito parecía insistir en el asunto. finalmente llegaron a la heladería y prosiguieron a ingresar. en el interior habían un par de chicas en una mesa apartada pero en términos generales estaba casi vacío. se acercaron a la caja registradora listos para ordenar.
— mas te vale comprarme tres bolas de helado con chispas de colores y bañado de chocolate si quieres que me calme —, dice lolito mirando la vitrina de los helados.
— mira que eres cerdo, que después voy a tener que llevarte rodando de vuelta al ayuntamiento —, bromea auron pagando por los helados.
— es que a mi el poder me tiene mal, auron, demasiada presión para mi —, comenta lolito apoyándose en el mostrador al tiempo que se quitaba su sombrero negro dejando ver su coleta naranja —. que pronto empezaré a quedarme calvo, te lo advierto.
— yo tendría cuidado, tu cabello es tu mayor atributo.
— lo dices porque no has visto mi mayor atributo.
aquella frase instantáneamente le trajo recuerdos de lo ocurrido con luzu dos días atrás. desde entonces no lo había visto por ninguna parte y ni siquiera le había respondido sus mensajes. auron, justo después de su conversación había borrado la foto de luzu, se sentía incómodo teniéndola en su celular sabiendo que había sido un mero accidente, era lo mínimo que podía hacer por él. por su mente pasó el momento cuando se bajó los calzoncillos frente a él y por primera vez sintió vergüenza. ¿por qué coño había hecho eso? que gilipollas más grande era, normal que luzu no quiera hablarle después de que le presumió su pinga por la cara, cualquier persona hubiera hecho eso.
— gracias —, dice lolito a la chica que los atendió.
las palabras de lolito lo devolvieron a la realidad. sacudió su cabeza y pidió su helado intentando ignorar sus pensamientos, pero sabía que debía hacer algo, no podía darse el lujo de perder a un amigo, menos a luzu.