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estaba sentado en su oficina en completo silencio mientras revisaba los papeles que lolito le había dejado. solo llevaba trabajando unas horas y ya estaba estresado. ahora entendía porque lolito estaba como estaba, el trabajo en la alcaldía era muchísimo más duro de lo que había pensado que sería, ser la cabeza del pueblo requería estar presente 24/7 sin excusas. había revisado toda la documentación que le habían entregado y en eso lo habían interrumpido unas cinco veces para hablar sobre cosas ínfimas que definitivamente podrían haber esperado pero que la gente del pueblo no lo creía así. sentía que su cabeza estaba por explotar y estaba aguantando las ganas de romper todos los papeles y pirarse de allí.

— bien, una pausa —, dice levantándose de su sitio.

se dirigió al mueble pequeño que tenía junto a la puerta donde estratégicamente había colocado una cafetera para cosas de emergencia como ese. se preparó un café y esperó a que estuviera lista, mientras la cafetera hacía lo suyo, sacó su celular para despistarse unos segundos y al hacerlo vió un mensaje de luzu. para sus adentros, rogó que luzu no lo invitara a hacer nada, porque sabía que cedería y terminaría por dejar botado el ayuntamiento cosa que a lolito no le haría ninguna gracia. abrió el mensaje y, al hacerlo, dió un brinco en su lugar.

— ¡¿otra vez?! —, exclama viendo la foto que le había llegado de luzu —. ¿pero que obsesión tiene este tío con enviar fotos de su polla?

avergonzado, bloqueó su celular y lo dejó a un lado. ¿cómo era posible que se equivocara dos veces de chat y que las dos veces le enviara a él una foto de su polla? es que luzu era un caso especial, a veces parecía ser el más cuerdo y maduro de todo karmaland, pero bien sabía auron que estaba tan desquiciado como el resto de los habitantes.

su café estaba listo así que cogió la taza y volvió a sentarse en la silla frente a su escritorio. intentó posar su atención en los papeles pero sus ojos no dejaban de posarse en su celular que había dejado junto a la cafetera. ¿y si...? no, no, no, ¿en que estaba pensando? está más que claro que fue un estúpido error otra vez. seguramente están intentando cosas nuevas con lana para ponerle sabor a su relación y como luzu ya tiene su edad aún no aprende a usar bien las redes sociales. sí, eso debe ser.

— que boomer... —, suspira auron estirándose hacia atrás y levantando los papeles para poder leerlos mejor, pero incluso después de aquella conclusión no podía dejar de mirar en dirección a su celular.

bien, se levantaría, cogería su celular y borraría la foto, se lo debía a luzu, después de todo no iba destinada a él y viendo como se puso la vez anterior sabría que moriría de vergüenza al sabe que le había ocurrido por segunda vez en menos de una semana. se levantó de su sitio decidido, cogió su celular y volvió a sentarse. se quedó unos segundos con su celular bloqueado entre sus manos mirando la pantalla negra, como si temiera ver lo que había del otro lado. levantó la vista para mirar hacia la puerta, asegurándose de que nadie abriría cuando estuviera viendo la foto. aspiró aire y desbloqueó su celular que de inmediato mostró la foto de luzu. pasó un milisegundo cuando auron volvió a bloquear su celular de nuevo avergonzado.

— ¿qué pasa, tío? ¡que es solo una polla! —, se anima a si mismo aunque no muy convencido.

sacudió su cabeza un par de segundos y bajó su celular hasta que quedó escondido bajo el escritorio, ahí lo desbloqueó y bajó el brillo de la pantalla para hacerlo menos bochornoso. ahí estaba la fotografía de luzu sin ningún mensaje después de ella, seguramente aún no se daba cuenta de su error. miró la pantalla más segundos de los necesarios.

— el hijo de puta si que tiene mucho que agradecer.

la fotografía en sí era artística, tal y como lo era luzu, tal vez demasiado artística. se notaba que se había preocupado de la luz, las sombras, el ángulo e incluso el fondo que era completamente blanco o lo era al menos lo poco que se veía. se alcanzaba aver su abdomen plano y parte de su ombligo, tenía la piel más pálida que el resto en el lugar donde los pantalones cortos le cubrían. por mucho que intentara no mirar, sus ojos se desviaban por toda la foto. de pronto, una notificación sacudió el móvil e inconscientemente lo dejó caer provocando un fuerte estruendo.

— mierda.

se agachó para recogerlo y, al hacerlo, vió que en la pantalla salía el nombre de luzu. un nuevo mensaje. volvió a dejar caer el celular.

— joder, ¡toma el puto móvil!

levantó el móvil del suelo y volvió a su posición anterior. miró la notificación unos segundos antes de desbloquear se celular y al hacerlo vió el icono de un video en su chat con luzu, justo debajo de la fotografía que había enviado anteriormente. intentó descifrar que era pero la imagen de previsualización estaba completamente en negro. sentía su estómago apretado por los nervios y su rostro ardía como si tuviese fiebre. se armó de coraje y le dió play al video. en cuanto hizo esto, se escuchó un gemido de fondo que sonó por toda la sala. se apresuró a bajar el volumen al máximo y bloquear su celular. ¿pero que cojon...? esperó unos segundos con la vista fija en la puerta y al ver que nadie venía, desbloqueó su celular y observó el video de luzu sin sonido activado.

al principio se veía todo negro y después luzu levantaba la cámara que parecía estar apoyada contra el suelo y se le veía a él sentado en su sofá...

— ¡dios, pero si se está echando una paja! —, exclama dando un brinco en su asiento.

pero aún así no detuvo el video. miró el tiempo de duración. cinco minutos y medio. aquella sin duda era la casa de luzu, no tenía la menor duda. él estaba con su típico suéter negro levantado hasta la mitad del pecho, la mangas subidas hasta los codos y las piernas muy abiertas aunque mantenía sus pantalones puestos. la cámara parecía estar apoyada en una mesa frente a él o eso deducía por la perspectiva. apenas lograba ver el rostro de luzu ya que tenía el cuello estirado hacia atrás y su cabeza apoyada en el respaldo del sofá pero veía su barbilla y su cuello. por la forma que se movía su manzanilla estaba seguro que si activara el volumen sería todo un concierto.

despegó la vista de su celular unos segundos y notó que el video de luzu estaba haciendo efecto en sus pantalones también.

— no me jodas.

pausó el video e intentó pensar en otra cosa pero no parecía causar efecto. ¿qué diablos iba a hacer? pensó en ir al baño pero estaba en el último piso y todo el mundo lo vería así que lo descartó. tal vez podría irse a su casa pero también lo verían. decidió esperar, parecía lo más sensato pero le molestaba bastante el roce de sus pantalones. vale, solo los desabrocharía para evitar el roce, así no le molestaría tanto. se quitó el cinturón y los botones y sintió como la presión disminuía.

— mejor.

dejó su celular de lado y empezó a darle vueltas a sus papeles pero tenía la imagen de luzu plasmada en sus párpados y no podía dejar de pensar en otro cosa. caso de la explosión del molino. agente a cargo del caso; alexby. en la manera en la que su pecho subía y baja cuando respiraba fuerte. principales sospechosos: ???. en como su mano subía y bajaba. el día 1 de marzo de 2020, a eso de las 18:00 de la tarde se oyó la explosión. su rostro estirado hacia atrás. los agentes han hablado con todos los que allí estuvieron presentes pero nadie vió nada. dios, ese hombre quería matarlo.

ya está bien, lo haría, pero solo para su comodidad y para poder dejar de darle vueltas al asunto. solo lo haría rápido, sin pensarlo mucho y seguiría con lo suyo y ya está. no es como que nunca lo hubiera hecho antes.

con la punta de sus dedos rozó suavemente por encima de su bóxer. su vista seguía fija en los papeles pero no miraba las letras. apretó suevemente y sus piernas se tensaron. recuerda, rápido y sin pensar. con el dorso de su mano provocó fricción en sus boxers haciendo que su abdomen se apretara. rápido y sin pensar, auron. el abdomen de luzu. sin pensar. los brazos de luzu. deja de pensar, raúl. el rostro de luzu. basta. luzu...

se detuvo. miró su celular unos segundos y, rendido, lo desbloqueó, ahí seguía el video a medio mirar. miró la puerta. nadie. para su suerte, siempre traía sus cascos negros en el cuello, los conectó a su celular y se los puso sobre sus orejas. sin más, subió el volumen y le dió a play.

— las cosas que me haces hacer, maldito luzu.

wrong number; luzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora